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torre eiffel con logo de citroen
Pilar Bebea

Cuando la torre Eiffel se convirtió en un poste publicitario

Inaugurada el 31 de marzo de 1889, la Torre Eiffel está de aniversario y muchas son las historias que se aglomeran alrededor de este emblemático monumento parisino. Desde la mujer que se casó con la torre como consecuencia de su atracción por objetos, momentos de gloria como testigo de la Exposición Internacional de 1937, hasta su utilización como poste publicitario durante casi diez años por la conocida marca Citroën.

El visionario de la idea fue el fundador de su marca, André Citroën, quien alquiló la torre para colocar su apellido a modo de anuncio en ella. Corría el año 1925, la antena más conocida de París se llenó de 250.000 luces incandescentes y más de 600 kilómetros de cable para formar el legible nombre: Citroen. En mayúsculas y vertical, ocupando 150 metros de los 300 que mide la estructura.

¿Cómo llegó a idear esta magnifica estrategia de marketing? El año de la lúcida idea, París celebraba la Expo de París y muchos monumentos de la ciudad fueron iluminados con motivo del evento. André debió de pensar que era una buena idea alquilar la torre más famosa de la ciudad e iluminarla también con un mensaje personal. Así pues, alquiló tres de las caras de la torre al ayuntamiento y se puso manos a la obra dejando este resultado.

Aunque la idea era muy innovadora, también era muy cara y dio pocos resultados en las ventas, el director de la marca no poseía tanta capacidad creativa en el mundo del marketing como en el de los negocios y, desafortunadamente la compañía entró en bancarrota en 1934.

Sin embargo, las luces continuaron encendidas hasta un año más tarde, cuando se apagaron para siempre junto con la vida de André, en honor a su trabajo y su vida de lucha por sacar adelante el negocio que, además, no daba lo suficiente para pagar las facturas de la luz.

No era la primera vez que Citroën utilizaba la ciudad parisina para sus experimentos publicitarios. Tiempo antes, en 1922, André había utilizado un aeroplano para escribir en el cielo el nombre de la marca con motivo de la inauguración del VII Salón del Automóvil de París. Sin embargo, este reclamo se había quedado corto para el ambicioso plan del fundador de Citroën.

Una torre que levanta pasiones

André no fue el único que mantuvo una estrecha relación con la torre francesa. La estructura más elevada del mundo durante 41 años contrajo matrimonio en 2008 con la exsoldado y campeona de tiro con arco Erika La Tour Eiffel (cambió su apellido tras el enlace). Claramente en la historia de relaciones con la torre existe una dificultad comunicativa, ya que no puede decir ni que sí ni que no, queda libre a la interpretación de cada uno.

El pintor Seurat también sentía cierto apego por la torre y realizó una pintura puntillista en el año de su inauguración que hoy se guarda en el museo de Bellas Artes de San Francisco. A pesar de estos ejemplos, estas pasiones humanas por la estructura de hierro no siempre estuvieron ahí.

Tras su inauguración con motivo de la Exposición Universal de 1889, muy poca gente la visitaba y el ayuntamiento tuvo que reinventar la idea de la torre como antena, primero militar y luego civil, e incluso utilizarla para experimentos científcos con el fin de sufragar los gastos que había supuesto levantar el monumento. Hoy, el gasto inicial ha sido más que superado por los beneficios que miles de turistas al año generan al ayuntamiento.

Además, réplicas alrededor del mundo, como la que se encuentra en el Parque Europa de Torrejón de Ardoz, en la Comunidad de Madrid, se encargan de recordar a la vieja estructura que cuenta con casi 130 años de historia en sus cuatro patas de hierro.

Fuentes: Lomography, Libertad Digital

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