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Cunningham Continental C3 1953 02
Luis Ramos Penabad

Cunningham Continental C3, el hot rod en traje italiano

El Cunningham Continental C3 es un coche americano fabricado en números muy limitados en 1952 y 1953 para Briggs Cunningham. Este piloto de carreras, dueño de escudería y campeón de la Copa América tenía tras de sí una larga historia modificando vehículos (desde Buick a Mercedes-Benz) para la competición y obtuvo victorias en circuitos norteamericanos de prestigio.

En 1952 el bueno de Briggs decidió participar en Le Mans con un coche fabricado por él mismo pero, casualidades de la vida, los organizadores de la mítica carrera de resistencia eligieron ese mismo año para poner en práctica una nueva regla de homologación: todos los coches participantes debían contar con una producción de al menos 25 unidades. Briggs no se amilanó y de inmediato comenzó a trabajar para crear una versión de calle de su C2-R. Emplearía ese nuevo coche para ayudar a financiar sus esfuerzos de carreras. Una estrategia no muy diferente a la utilizada por Enzo Ferrari, todo sea dicho.

Cunningham contrató al legendario diseñador Giovanni Michelotti para que diese forma al Cunningham Continental C3, con una carrocería de aluminio y acero encargados (y realizados a mano) por Vignale en Italia. El chasis y el tren de rodaje del C3 eran genuinamente americanos: un Chrysler Hemi V8 de 6.423 cc que entregaba unos 350 CV.

Este motor era alimentado por cuatro carburadores Zenith y enviaba la potencia a las ruedas traseras mediante una transmisión manual de 5 velocidades. Contaba con suspensión delantera independiente y un eje trasero con resortes helicoidales, mientras que frenos de tambor hidráulicos en las cuatro ruedas eran los encargados de detener el coche.

Quizá hoy podría hacerse de forma más sencilla y rápida, pero la creación de este coche era una auténtica locura. Cada chasis era construido por el equipo de Cunningham en la planta de West Palm Beach. Tardaban más o menos una semana en crear la plataforma de rodadura, que luego se enviaba a Vignale en Italia.

Debido a los métodos tradicionales utilizados por los trabajadores metalúrgicos en Vignale, podría llevar hasta dos meses terminar una carrocería… que luego era enviada de vuelta a West Palm Beach para que el equipo de Cunningham rematase el trabajo.

Entre el trabajo manual y el transporte marítimo por medio mundo había que pagarlo. Y no barato, precisamente. Cada uno de los 25 Cunningham Continental C3 costaron (se fabricaron 20 coupés y 5 descapotables) entre 8.000 y 12.000 dólares de la época (aproximadamente de 75.000 a 107.000 dólares de hpy en día). Sí, costaba prácticamente lo mismo que un Ferrari. De ahí que en el registro de pedidos del C3 hubiese algunos de los hombres más ricos de los Estados Unidos, entre ellos Nelson Rockefeller, un miembro de la familia Du Pont y Carl Kiekhaefer, el dueño de Mercury Marine.

El coche que se ilustra este artículo fue el primer chasis (5206) enviado a carrozar en Italia (no el primero fabricado, pues al chasis anterior se le habían montado los paneles en West Palm Beach), era llamado «el prototipo» en la fábrica y fue el empleado en las fotografías publicitarias del coche. Esto hace que tenga mayor importancia histórica si cabe que las otras 23 unidades supervivientes del Cunningham Continental C3. Fue propiedad de Carl Kiekhaefer y tras una completa restauración fue subastado el pasado 2 de mayo 2015 y vendido por 869.000 dólares, prácticamente por lo que esperaban conseguir por él. Y es que los trajes italianos a medida siguen sentando de maravilla.

Fuente: RM Sotheby’s
Galería de fotos (de Darin Schnabel, cortesía de RM Sotheby’s):

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