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M. Pardo

Road Movies: El diablo sobre ruedas

Para los apasionados del cine y del motor, las road movies son el género cinematográfico de referencia. Si no te suena el término, hablamos de aquellas películas cuya historia se desarrolla en el transcurso de un viaje en carretera. Lejos de ser un género menor, grandes estrellas y referentes del séptimo arte cuentan con obras, algunas maestras, en forma de road movie. Desde hoy te iremos hablando de las más significativas, desde su explosión como género en los años sesenta hasta nuestros días.

Duel (El diablo sobre ruedas). 1971

Hoy toca hablar de Duel (El diablo sobre ruedas), una película de 1971 dirigida por un principiante Steven Spielberg. Escrita para la televisión, se basa en un relato corto del mismo título escrito por Richard Matheson, un escritor de ciencia ficción conocido en la industria por otras adaptaciones cinematográficas como El increible hombre menguante (Jack Arnold) o las dos versiones de Soy Leyenda, la primera de Boris Sagal protagonizada por Charlton Heston en 1957, El último hombre…vivo, y la reciente adaptación con el nombre original con Will Smith.

En este  magnífico thriller, el protagonista es David Mann, un tipo normal que va a una reunión de negocios en otra ciudad en su Plymouth Valiant rojo. En un determinado momento de su viaje se encuentra con un viejo camión humenate, un Peterbilt 281 de 1955. Mann decide adelantar al molesto trasto y a partir de ahí el camión comienza una dura persecución que llevará a David a luchar físicamente y psicológicamente contra su repentino enemigo sin más arma que su coche.

La película cosechó tanto éxito en su pase televisivo en la ABC norteamericana que decidieron ampliar el metraje y llevarla a la gran pantalla. Durante mucho tiempo, y quizás aún hoy, es una de las grandes películas de la filmografía de Spielberg desconocidas por el público. Sin embargo, para muchos críticos, cinéfilos y seguidores del director constituye un referente importante para sus trabajos posteriores y una gran demostración de su talento, mucho antes de hacerse famoso por taquillazos como E.T., el extraterrestre (1980) o el drama oscarizado, La lista de Schindler (1993).

Muchas son las voces que ven en esta película los recursos narrativos y cinematográficos que el cineasta utilizaría un par de años después en el pelotazo mundial que fue Tiburón (1975). Hay quien dice que si cambias el camión por un tiburón tienes la misma película. Y si has visto las dos, te parecerá lógica la comparación (a estas alturas, nada original).

Durante toda la película, nuestro protagonista huye de un camión, un objeto humanizado, con casi rostro de humano, porque el realizador jamás nos muestra la cara del conductor. En una secuencia vemos su pies, en el espacio que queda entre la cisterna del camión y el pavimento, vemos su brazo… pero de forma muy audaz jamás vemos a quien a todas luces lleva el camión que no deja de perseguir y poner la vida de nuestro asustado protagonista en peligro.

El montaje, muy al estilo de Hitchcock en Psicosis (1960) y las continúas persecuciones en las que el espectador sabe antes que el protagonista el peligro al que se enfrente, es lo que le da ese aspecto siniestro, así como la sensación de agobio y desesperación que compartimos con ese pobre inocente que, sin comérselo ni bebérselo, un viaje de negocios se ha convertido en una lucha a vida o muerte. Un virtuosismo del que beben películas posteriores, de distinto género y temática. Sin irnos muy atrás, el mismo Alfonso Cuarón ha manifestado la influencia de este trabajo en la concepción de su aclamada obra de ciencia ficción, Gravity (2013).

Peterbilt 281

Durante la hora y media que dura la película un Peterbil 281 persigue al asustado protagonista. En el rodaje original de la película que iba a emitirse por televisión, se utilizó un modelo de 1955 con la cabina y el remolque que, evidentemente, acabó destruido tras rodar la escena final. El equipo de producción tenía preparado otro, un Peterbilt 281 de 1960 pero no fue necesario utilizarlo, la escena final se consiguió grabar en una única toma. Gracias a eso hoy queda un camión superviviente que los fans de la película visitan en Carolina del Norte.

Cuando la película se alargó de los 74 minutos iniciales a los 90 que se montaron para la versión cinematográfica, se utilizaron dos camiones más. Un Peterbilt 281 y un Peterbilt 351. Éste último fue destruido en otra producción posterior.

Plymouth Valiant

El Playmouth Valiant que conduce el protagonista de El diablo sobre ruedas, es un modelo de 1970 en color rojo. Para el rodaje fue necesario utilizar tres coches. Mucho se ha hablado de la elección de este coche, pero lo cierto es que Spielberg no tenía un modelo en mente cuando empezó la producción de la película. Él simplemente pidió que el coche fuera de color rojo para que destacara en los planos generales grabados en el desierto, cerca de Los Ángeles.

Fuentes: Imdb, Wikipedia

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