Vivimos en una era en la que la búsqueda de alternativas a las energías no renovables, ocupan un lugar importante en los centros de investigación y desarrollo de todo el mundo. Con el año recién comenzado, hemos podido comprobar como la guerra entre los países productores de petróleo, ha logrado una repercusión positiva en los bolsillos de los consumidores. Aun con este tipo de mejoras económicas, cada vez se hace más latente la entrada de alternativas energéticas, entre las que destacamos el Volkswagen Beetle solar que ha diseñado y fabricado un estudiante de Nigeria.
Dados los problemas de escasez energética que sufre el país africano (aún produciendo petróleo), este estudiante se dio cuenta del potencial que puede aportar el clima extremo de su país para ofrecer soluciones de movilidad. Entonces decidió comenzar un proyecto, en el que conseguiría que un Escarabajo fuese propulsado por energía solar y eólica.
Para ello, como podemos ver, incorporó en el techo del vehículo una gran placa solar y una turbina de viento bajo el capó del mismo (que se activa una vez que el coche está en movimiento). Pero no fue la tecnología lo que más nos llamó la atención, sino el cómo lo ha hecho. Para llevar a cabo su proyecto, tan solo ha necesitado 6.000 dólares y piezas procedentes de desguaces que le han proporcionado sus amigos y familiares. Con estos pocos recursos ha conseguido crear su propio coche solar, aun sin estar en un entorno propicio para ello.
A día de hoy, el proyecto está en fase exploratoria y necesita varios retoques antes de que pueda ser útil, ya que la batería tarda una media de cuatro o cinco horas en cargarse. Por el contrario, lo que podemos sacar en claro de este ejemplo, es que «la necesidad hace a las personas», pues si un estudiante con estos escasos medios y materiales es capaz de fabrican un coche promovido por energía solar, habría que ver lo que seríamos capaces de hacer si tuviésemos esa necesidad y los medios necesarios para construir algo grande.
Fuente: Ecoinventos
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