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Redacción

Francia declara la guerra al diésel

Siempre señalamos que españa es un país dieselizado. No somos únicos en este sentido. Francia también, de forma incluso más acusada. Pero eso podría acabar dentro de poco. La semana pasada, su primer ministro, Manuel Valls, apuntaba el hay que corregir con la fiscalidad la política que ha privilegiado la motorización diesel frente a la de gasolina.

Hasta 2012, un 70% de los turismos vendidos eran diésel (ahora esa cifra ha caído ligeramente). El motivo era claro: resulta más económico, pues además de consumir menos, el litro es más barato debido a los impuestos de los hidrocarburos. Pero los coches diésel tienen un problema que hemos apuntado en diversas ocasiones: contaminan mucho, sobre todo en las ciudades.

En París saben bien de lo que hablamos. La concentración de partículas era tan alta que en marzo de 2014 hubo que tomar medidas: se restringió el tráfico por matrículas pares e impares procurando atajar una contaminación inadmisible. De hecho, se apunta que los habitantes de París pierden seis meses de esperanza de vida a causa de la contaminación que respiran, en gran medida por las partículas finas emitidas por los diésel. Hasta 42.000 muertes al año en Francia se deben a este tipo de partículas (producidas principalmente por industria y automóviles), que la OMS declaró cancerígenas.

Detectado el problema, ahora toca tomar medidas. Como apuntaba Valls, «fue un error» apostar tanto por el diésel. Y para empezar, subirá el precio de este combustible, ya que «la fiscalidad debe seguir estando orientada para dirigir las decisiones ecológicas de los ciudadanos». En los presupuestos de 2015 comenzarán a reducirse las diferencias entre los impuestos que gravan el gasóleo y la gasolina.

De este modo, el precio del gasóleo se incrementará en 2 céntimos por litro en una primera fase, pero la idea es que la rentabilidad frente a la gasolina se vaya reduciendo progresivamente. El Estado francés recaudará 807 millones de euros más… Y con ellos se incentivará la sustitución de viejos coches diésel por uno de gasolina moderno o un eléctrico, en las zonas sometidas a medidas de limitación del tráfico para limitar las emisiones (y es que se identificará a los coches más contaminantes y se les prohibirá el acceso al centro de las ciudades con mayores problemas).

Además, ha garantizado la continuidad de la bonificación para los que compran vehículos eléctricos o híbridos recargables hasta el final del mandato de Hollande (2012-2017) y se instalarán puntos de recarga para los coches eléctricos por el territorio. Las ayudas, informan en Le Figaro alzanzarían 10.000 euros si se compra un eléctrico en sustitución de un diésel con más de trece años de antigüedad.

La primera reacción ha sido de la industria del motor francesa. Renault y PSA (Peugeot-Citroën), han apostado por estos vehículos para reducir el CO2 al que les obliga las normativas europeas… y parece que ahora no contarán con un marco demasiado favorable en su principal mercado. Según publicaba Automotive News, un responsable de Renault estaría preocupado por una medida que, según él «no distingue entre motores modernos y antiguos”. No le quitamos razón, pero también es cierto que, en el mundo real contaminan hasta siete veces más de las cifras de homologación, sobre todo en tráfico urbano y cuando realizan esfuerzos, como en subidas prolongadas.

¿Cabría esperar en España medidas similares? No lo descartamos, ya que en nuestro mercado también se abusa de este combustible (un estudio señala que una de cada cuatro ventas de coches diésel no debería realizarse según criterios puramente económicos). En función de cómo se aplicase este cambio del parque móvil español, podría ser acertado… o ser una auténtica pesadilla para muchos propietarios de coches diésel.

Fuentes: Reuters, Automotive News
Vía: ABC

  • contaminación
  • diésel
  • impuestos
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