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Road Trip
Patricia Duran

El tortuoso primer «road trip» de la historia

Los road trips o largos viajes en carretera son una de las últimas modas que están en boga en materia de viajes turísticos. Pero lo cierto es que están muy lejos de ser una novedad, ya que esta forma de viajar surgió hace mucho tiempo. Cuando la llegada del coche comenzó a revolucionar la forma de transportar mercancía y personas, los hombres tuvieron a su disposición una individualidad en materia de viajes hasta el momento desconocida. Debemos recordar que solo se podían hacer largos recorridos mediante el uso del tren.

Al igual que las modas de Halloween o del fin de semana de Black Friday, los road trips surgieron en Estados Unidos, cuando un médico llamado Horatio Nelson Jackson decidió recorrer viajar coast to coast, de San Francisco a Nueva York con su coche. En 1903,  no existían apenas carreteras pavimentadas y más de la mitad de los 5.000 kilómetros que recorrió tuvieron que ser por mitad del campo. Un auténtico desafio que empezó por una simple apuesta de 50 dolares en el club universitario de San Francisco, para demostrar que el coche sería el medio de transporte del futuro. El típico «A que no hay te através a…» que se convirtió en todo un mito que perdurará a lo largo de la historia. El reto: cruzar Estados Unidos de oeste a este en menos de tres meses.

El coche elegido para hacer esta travesía fue un Winton Tourer 1903 que había comprado a un hombre de negocios californiano por 3.000 dolares de la época. Además de su fiel compañero mecánico, contó con la compañía de otro hombre, Sewall K.Crocker, un apasionado de las bicicletas y un bulldog que se acopló al viaje tres semanas después de haber comenzado. El perro se convertiría en uno de los iconos de la aventura, pues su irratación ocular obligó a Nelson a ponerle unas gafas que se convertirían en todo un mito.

Como te podrás imaginar, el viaje fue toda una odisea desde el primer momento. Con un par de mantas, un único neumático de repuesto, unos rifles con munición y unos sacos de dormir se lanzaron a la aventura sin tener mapas para guiarse en mitad de los extensos paramos que aún debían recorrer y con escasas nociones de conducción.

Cuando ni siquiera habían salido del estado de California tuvieron que hacer frente a tres pinchazos de ruedas, contratiempo que les obligó a detenerse en la ciudad de Alturas durante varios días a esperar los repuestos. Esto es un ejemplo de todas las penurías que tuvieron que pasar para conseguir su objetivo, ya que por el camino perdieron el abrigo de Nelson con todo el dinero que tenían, tenían que llenar el deposito de forma manual (no existían gasolineras, la primera apareció en 1905) e incluso se perdieron al oeste de Wyoming y tuvieron que pernoctar en mitad del campo sin tener conocimiento de donde estaban. Este fue el recorrido que siguieron:

A medida que pasaban los días, su peripecia iba siendo conocida por todo Estados Unidos. La prensa se hacía eco de sus hazañas, al tiempo que los pueblerinos salían a recibirlos  y a animarlos en su aventura cada vez que hacían una parada. De hecho, en Omaha un conjunto de lugareños formó una caravana y los siguieron durante parte de la travesía para rendirles homenaje. Finalmente, el 26 de julio de 1903 llegaron a Nueva York, 63 días después de haber comenzado su viaje en San Francisco. Su hazaña se convirtió en todo un mito y hoy en día se les considera los padres de los road trips.

Un viaje que se convirtió en leyenda, demostrando que el coche no solo sería el medio de transporte del futuro, sino parte imprescindible de nuestro día a día. Esta «locura» aún se recuerda y el trío de aventureros tiene esculturas en el Museo Nacional de Historia de América. Hasta el pequeño Bud cuenta con su figura. Además, la peripecia también fue llevada a la gran pantalla en forma de documental gracias a  Ken Burns y Florentine Films con el nombre de Horatio’s Drive: America’s First Road Trip.

La aventura le costó a Horatio cerca de 8.000 dólares, entre el precio del coche, los numerosos recambios que debieron comprar por el camino (esperando a veces días a que llegasen en tren), el sueldo de Crocker, unso 3.000 litros de combustible y los 15 dólares que le costó Bud. Todo por ganar 50 dólares. Sin embargo Horatio aseguró al acabar su aventura que cada dólar gastado había merecido la pena para ganar la apuesta.

Fuente: Public Broadcasting Service, Wikipedia.

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