¿Cuantas veces has entrado en un parking y tras un buen rato dando vueltas has comprobado que no había ningún sitio libre? La empresa alemana Bosch ha desarrollado un pequeño sensor que pretende acabar con este problema para facilitar a los conductores la ardua tarea de encontrar aparcamiento.
Estos pequeños sensores tienen forma de disco y un tamaño muy pequeño (1.2 cm de radio), más o menos el tamaño de un CD. Además, tienen en su interior una pequeña batería que llega a durar 7 años, así que no necesita de electricidad ni cables para funcionar.
De hecho, la instalación de este sensor de Bosch solo lleva 24 horas. Para controlar el nivel de las baterías de los dispositivos, el vigilante del parking contaría con unos dispositivos que miden los niveles e informan de su correcto funcionamiento. Como no todos los parkings son cubiertos, estos dispositivos también son resistentes al agua. Y como tampoco todos los vehículos tienen el mismo peso, el sensor puede llegar a aguantar el peso de un camión.
Pero ¿dónde aparecerá representada toda la información que recogen los sensores? Nuestro smartphone es de nuevo el lugar por el que podremos conocer la disponibilidad de una determinado aparcamiento. A través de una app podremos ver cuántos sitios libres hay y dónde se encuentran.
El sistema que informa de cuántas plazas hay disponibles en un parking ya es usado en algunos centros comerciales y grandes superficies a través de un sensor que se coloca en el techo, pero los resultados lejos de volcarse en una aplicación web solo se ven al entrar en el parking (cuando ya no hay vuelta atrás). Bosch apuesta por estos sensores pues se reduciría en un 30% el tráfico y el CO2, ya que el conductor no perdería el tiempo dando vueltas por la ciudad o el parking. Otras empresas como BMW ya habían estudiado este campo, desarrollando su propio sistema, pero parece que Bosch se ha adelantado al proceso. El vídeo que te mostramos a continuación escenifica cómo funcionaría este nuevo sistema.
Fuente: Bosch