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Alejandro Serrano

sQuba: los secretos del primer coche submarino

Hace poco te contábamos cómo fue la subasta del Lotus Esprit, el coche submarino que James Bond condujo en la película La Espía Que Me Amó. Pues bien, treinta y seis años después parece que, por fin, es una realidad…  aunque que un coche surque las aguas no es algo nuevo, ya que últimamente te hemos contado cómo son los últimos movimientos de los coches anfibios.

El creador de este coche submarino es el suizo Frank M. Rinderknecht, de 58 años y jefe del Departamento Creativo de Rinspeed, una de las empresas más innovadoras del mercado. Rinderknecht es famoso en el mundillo del motor por sus extraordinarias creaciones, como es el caso de un coche con carrocería trasparente o el Dock+Go, una particular versión del Smart con un portaequipajes acoplable. Su última joya es el sQuba, un coche submarino que puede circular sobre caminos convencionales y bajo el agua.

Pero, ¿qué es el sQuba aparte de un coche submarino? Es un coche eléctrico que utiliza baterías de iones de litio recargables y tres motores eléctricos de propulsión (dos de ellos para la propulsión acuática y uno de ellos para circular por las calles). Por lo tanto, se trata de un coche de cero emisiones.

Este coche submarino es capaz de sumergirse hasta 10 metros bajo la superficie del agua y puede «bucear» a una velocidad de 1,8 mph, menos de 3 kilómetros por hora. Este coche submarino es capaz de moverse por tierra a una velocidad de 120 km/h y de acelerar de 0 a 80 km/h en 7,1 segundos. Sobre el agua es capaz de navegar hasta a 6 km/h de velocidad.

Como puedes ver en las imágenes, cuando el sQuba se sumerge en el agua, sus ocupantes respiran a través de los tubos de oxígeno comprimido de los que está provisto este coche submarino. Estos tubos son los mismos que se utilizan para bucear.

El sQuba tiene una cabina abierta por razones de seguridad para que, en caso de emergencia, los ocupantes puedan salir fácilmente en cualquier momento. Sin embargo, existen también razones técnicas por las cuales el habitáculo del sQuba no puede ser cerrado, ya que implicaría tener que agregar a la carrocería unas dos toneladas de peso. Solamente así podría sumergirse.

Además, los tapizados y acabados interiores del sQuba, al igual que la mayoría de sus componentes eléctricos y mecánicos, están preparados para sobrellevar el contacto con el agua salina, uno de los principales escollos que no pudieron superar otros proyectos de similares características.

Por otro lado, el sQuba incorpora todo tipo de sistemas de ahorro de energía, como por ejemplo un sistema de alumbrado compuesto únicamente por LEDs e incluso un sistema mediante láser que permite que el coche se pueda conducir de forma autónoma y sin intervención del conductor o del copiloto.

Fuente: Technology Blog
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