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Luis Ramos Penabad

Tatra, la marca en busca de la perfección aerodinámica

Cuando uno piensa en grandes fabricantes de automóviles, seguramente la firma checa Tatra no está entre sus favoritos. Pero lo que muchos no saben es que esta marca está considerada (hay algo de discrepancia en este dato) como el tercer fabricante más antiguo del mundo, por detrás de Daimler Mercedes-Benz y Peugeot.

La marca Tatra se creó en 1850 con la mente puesta en la fabricación de carruajes y carretas. Por aquel entonces tenía el nombre de Nesselsdorfer Wagenbau-Fabriks-Gesellschaft, hasta que en 1919 la compañía pasó a llamarse Tatra, un nombre viene de los Montes Tatras, que forman una cordillera en la frontera de Polonia y Eslovaquia. El fundador de esta marca fue el empresario checo Ignác Šustala. Tras cuatro décadas fabricando coches de caballos, en 1890 contrató a Hugo Fischer von Roslerstam como director técnico, quien asume el control de la compañía tras la muerte de Šustala en 1891.

En 1897, Von Roslerstam compró un Mercedes-Benz de dos cilindros para que fuera investigado por sus ingenieros, que usaron como modelo para construir el primer coche de la compañía, el Präsident (como el que puedes ver en la foto supèrior). Tatra recibió varios pedidos del nuevo coche y bajo la dirección del joven ingenieroHans Ledwinka (1878-1967) se construyeron diez coches.

La marca no comenzó a posicionarse de verdad hasta que no apareció en escena el joven ingeniero austriaco Dr. Hans Ledwinka. En 1900 ve la luz el primer coche completamente diseñado por él, el Tipo A,  con un motor trasero de 2714 cc y una velocidad punta de 40 km/h. De este coche se fabricaron 22 unidades. Posteriormente se fabricaron el Tipo B, C, D, E, F, J, L, S, T y U.

En 1919, una vez finalizada la Primera Guerra Mundial, nace como nación Checoslovaquia. La marca Tatra ya es un hecho y en 1921 Ledwinka diseña el revolucionario Tatra 11 (en la imagen inferior), considerado el primero de una gran lista de coches, como por ejemplo el T12, T17, T57, T75, etc. El T11 fue el primer coche enteramente Tatra, ya que sus antecesores iniciaron su desarrollo como automóviles Nesselsdorfer y cambiaron posteriormente su nombre por el de Tatra.

La fabricación de sus modelos más míticos coincidió con la Segunda Guerra Mundial. En ella, los alemanes elogiaron la marca por su velocidad y por su manejo, de ahí que acabaron apoderándose de la marca tras la invasión de Checoslovaquia por el ejército alemán. Por culpa de la invasión alemana, Ledwinka se vio obligado a trabajar en los vehículos militares nazis durante seis años. Además, pasó seis años en prisión después de la guerra por «colaborar» con los nazis.

En 1946, tras la llegada al poder del Partido Comunista, la empresa fue nacionalizada. Siguió produciendo los modelos anteriores a la guerra y se diseñó uno nuevo, el Tatra T600 Tatraplan (el que puedes ver más abajo, cuyo nombre celebraba la nueva economía comunista planificada). Empezó a fabricarse en 1947. En 1951, el Departamento de Planificación Estatal decidió que a partir de entonces el Tatraplan debía construirse en la fábrica de Skoda en Mladá Boleslav, dejando que Tatra se dedicara a la producción de camiones, autobuses y equipos ferroviarios.

Tatra T603

Años después Tatra obtuvo de nuevo permiso para producir un coche de lujo, el famoso Tatra T603, digno sucesor de los coches de preguerra. Fabricado casi completamente a mano, eran inalcanzables para el ciudadano de a pie y estaban reservados para las élites del Partido Comunista. Se construyó hasta 1975 y fue considerado durante 20 años como el mejor coche del comunismo.

Los intentos para desarrollar un sustituto fueron falliidos. La compañía checa cesó su actividad en 1999 para dedicarse íntegramente a la producción de camiones y maquinaria pesada. Más adelante, la  empresa estadounidense Terex Corporation compró la mayor parte (71%) de Tatra a finales de 2003 y DAF trucks NV el 19% en 2011, quedando en manos de la empresa checa el 11% restante.

Muchos piensan que Tatra podría ser una empresa como Porsche o Volkswagen de no haber existido el comunismo y el telón de acero. Pero eso nunca lo sabremos. Aunque hay un ejemplo de todo lo que pudo haber sido: el Tatra T87:

Tatra T87: un adelantado a su época

Uno de los coches más representativos de Tatra es el T87. Fue el primer coche de producción diseñado con la mínima resistencia aerodinámica como una característica de diseño y en la aerodinámica le debe mucho a su antecesor, el T77. Pero el ingeniero Ledwinka quería más y trabajó duro para desarrollar el T87, un coche más pequeño y más rápido.

El trabajo de Ledwinka comenzó cambiando el bastidor de madera del T77 por una estructura metálica, manteniendo el chasis de viga central. Después aligeró sustancialmente el peso de la carrocería y redujo sus dimensiones a 4,74 metros. Así consiguió que el Tatra T87  fuese un coche con 400 kilogramos menos (1.390 en total), más compacto, sólido y manejable. Esa reducción del 24% en su peso debía permitir conducirlo con más seguridad.


En cuanto a su innovador diseño, inspiado en el Art Deco, Hans Ledwinka se limitó a suavizar aún más la líneas de T77. Conservó la característica aleta dorsal y como el cristal curvado no era posible de realizar técnicamente, su parabrisas tenia tres piezas con una pequeña ventana allí donde había un pequeño pilar. Su coeficiente aerodinámico era de solamente 0,36 Cx, mejor que el de muchos de los modelos actuales.

Este diseño tuvo unos cuántos seguidores ilustres. Uno de ellos fue Ferdinand Porsche, quien diseñó el Volkswagen Bettle, con un cierto parecido al T87. Esto dio lugar a un pleito entre Tatra y Volkswagen. Tatra denunció a Porsche por plagio y se dice que fue Hitler en persona quien canceló el proceso, diciendo que él lo resolvería. Solamente tras la Segunda Guerra Mundial guerra, Tatra reabrió el proceso de demanda contra Volkswagen y acabó consiguiendo una compensación en 1961. De todos modos, ni el T77 y el T87 eran coches para la gente común, ya que era automóviles bastante caros para la época.

Para mover esta maravilla aerodinámica, se optó por un motor V8 trasero refrigerado por aire. Fabricado en aluminio, esta mecánica tenía una cilindrada de 2.968 cc y desarrollaba 75 CV de potencia. A pesar de que pueda parecer limitado, en pruebas realizadas en autopistas italianas superaron los 160 km/h, lo que lo convirtió en uno de los coches más rápidos de su tiempo. Se fabricaron unas 3.000 unidades de T87 entre 1936 y 1950.

Sin embargo, esta maravilla del diseño tenía un problema. Con mucho más peso en su parte trasera, su maniobrabilidad al tomar curvas a gran velocidad lo hacía impredecible y muy inestable. Muchos oficiales nazis murieron al volante de los Tatra T77 y T87 y el número de accidentes fue tal que Tatra empezó a ser conocida entre los soldados alemanes como el arma secreta checoslovaca. La alarma llegó hasta el punto de prohibir a los oficiales nazis conducir coches Tatra.

Vía: Dark Roasted Blend, Wikipedia
Fotos: Hemmings
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