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Luis Ramos Penabad

Un paso adelante hacia los biocombustibles baratos

El bioetanol es el biocombustible por excelencia. Para producirlo, tradicionalmente se usa como materia prima el almidón  (semillas)  y los azúcares (caña de azúcar, remolacha) que son fragmentados, en una primera etapa, en azúcares más sencillos, y luego  fermentados mediante microorganismos en bio-etanol. Es una tecnología conocida, con la que se producen en el mundo unos 30 millones de tonelada anuales.

Otra tecnología para producir etanol es la que utiliza la celulosa como material prima, el componente mayoritario de toda la materia vegetal. El etanol celulósico se produce a partir de precursores que contienen biomasa celulósica, como los residuos de madera y residuos agrícolas sólidos.

En la búsqueda de biocombustibles baratos, un equipo de investigación de la Universidad de California en Los Angeles, UCLA (EE.UU.) ha modificado con éxito microbios genéticamente. Ahora, pueden digerir la celulosa y producir isobutanol, un hidrocarburo con una densidad de energía, índice de octano y presión de vapor similares a la gasolina por lo que puede mezclarse con ésta en cualquier proporción y usarse en los motores de los coches.

Pero lo mejor de todo es que esta nueva tecnología, puesta en práctica por la empresa Coskata (Estados Unidos), tendría un coste de producción inferior a 0.4 $/litro.

Además, comparado con el etanol, otros alcoholes de peso molecular más elevado como el isobutanol son mejores candidatos para reemplazar la gasolina en los motores de combustión debido a que presentan una densidad de energía, índice de octano y presión de vapor más similares a la gasolina (por eso puede mezclarse con la gasolina en cualquier proporción).

Todas estas características resultan de gran importancia práctica en cuanto que la incorporación de isobutanol a la gasolina no supone modificación alguna de la red de distribución o de los tanques de combustible de los propios vehículos, e incluso puede utilizarse directamente en los motores de los automóviles sin ningún tipo de modificación.

La producción selectiva de isobutanol en lugar de bioetanol, a partir de biomasa celulósica representa un avance importante en la fabricación de combustibles líquidos de transporte y puede ser una opción de futuro. Sobre todo en países como España, donde el sector del transporte depende básicamente de las importaciones de petróleo.

Vía: Tecnología ambiental

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