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Gonzalo Yllera

¿Audi R8, Porsche 911 o Mercedes-AMG GT?

Define la Wikipedia el Síndrome de Stendhal como: «una enfermedad psicosomática que causa un elevado ritmo cardíaco, vértigo, confusión, temblor, palpitaciones, depresiones e incluso alucinaciones cuando el individuo es expuesto a obras de arte, especialmente cuando estas son particularmente bellas o están en gran número en un mismo lugar…». Cualquiera que, por ejemplo, haya podido visitar Florencia sabrá de qué estamos hablando…

Para los que, además, nos gusta otro tipo de “obras de arte”, de esas que se mueven sobre cuatro enormes neumáticos y están propulsadas por auténticas joyas de la ingeniería, pudimos ver por fin reunidos para la sesión fotográfica y una intensa jornada de pruebas, tras numerosas y complicadas gestiones, a estos 3 superdeportivos que hoy comparamos hemos de reconocer que, si no se trataba del Síndrome de Stendhal, sus síntomas eran muy parecidos…Y no es para menos, tener el privilegio de juntar a tres de los modelos más sobresalientes del panorama automovilístico actual, y grandes emblemas de sus respectivas marcas: Audi R8 V10 Plus, Mercedes-AMG GT S y Porsche 911 Carrera 4 S.

Una colección digna de figurar en los garajes de acaudalados empresarios, exitosas estrellas de la música o del cine y, tal y como vemos en la sección de deportes de los informativos, conducidos por algún que otro astro del futbol que todos tenemos en mente…

No vamos entrar ahora a describir pormenorizadamente cada una de las características de estos increíbles vehículos pues para ello os remitimos a sus pruebas individuales. El objetivo de esta última entrega consiste en daros una visión de conjunto de los mismos.

Aun tratándose de algunos de los superdeportivos más envidiados, cada uno hace honor a su propia “filosofía”, con una arquitectura diferenciada de sus propulsores, configuración y ubicación de los mismos, así como sistemas de tracción (propulsión o tracción total). Unos son más aptos para la vida diaria, y otros se sienten mucho más a sus anchas en un circuito cerrado. Así que, como podéis ver, hay opciones casi para todos los gustos…

En cuestiones de estética sus líneas van desde las angulosas y radicales del Audi R8 V10 Plus hasta las voluptuosas y espectaculares del Mercedes-AMG GT S, sin por ello dejar de lado los trazos clásicos y poderosos del Porsche 911 Carrera 4 GT S. Cada uno fiel a un estilo bien definido, pero todos espléndidos e impresionantes.

Y aunque, en un principio, los dispares diseños de sus deportivas carrocerías sugieran notables contrastes entre las dimensiones de unos y otros, las frías cifras vienen a contradecir esa impresión pues, por ejemplo, la mayor diferencia (20 cm) la encontramos entre la batalla del Porsche 911 Carrera 4S y del Audi R8 V10 Plus, mientras que apenas hay 12 centímetros de variación entre el más largo (el Mercedes-AMG GT S) y el más corto (el Audi R8 V10 Plus). Estas mínimas discrepancias también se trasladan al resto de cotas, e incluso al peso en orden de marcha, como podéis apreciar en el siguiente cuadro comparativo:

Lo que sí tendremos, fruto de sus “particulares” arquitecturas, es una muy diferente disposición y configuración del habitáculo y, por tanto, de la postura de conducción a adoptar en sus deportivos asientos. El Audi R8 es el que cuenta con la posición más adelantada, con el poderoso V10 de 610 CV rugiendo a pleno pulmón a nuestras espaldas. Mientras que, en el extremo contrario se sitúa el Mercedes AMG-GT, pues fruto de las desmedidas dimensiones de su capot delantero y del posicionamiento del V8 bi-turbo, situado por detrás del eje delantero, nos encontraremos casi sentados sobre el eje posterior.

Una vez más el Porsche 911 se instala en el término medio, y aunque se adopta una postura muy deportiva es en el que resulta más fácil sentarse, en el que se vislumbra mejor todo lo que sucede a nuestro alrededor y para remate encima cuenta con dos pequeñas (extremadamente pequeñas) plazas traseras para sacarnos de algún apuro muy puntual, o como complemento del maletero para llevar equipaje.

El interior de cada uno de ellos muestra las particularidades constructivas y estéticas propias de la marca a la que pertenecen. El Audi sorprende por un diseño futurista, minimalista y donde se emplean las más avanzadas tecnologías en materia de infoentretenimiento, además de contar con un cuadro de instrumentos único, el Audi Virtual Cockpit, donde en una pantalla de grandes dimensiones se centraliza toda la información que el piloto, perdón, el conductor necesita, siendo además totalmente configurable.

El Porsche 911 nos deleita con una disposición más clásica, donde no pueden faltar los típicos 5 relojes del cuadro de instrumentos, presidido por el cuentarrevoluciones, con un nuevo y avanzado sistema de infoentretenimento y de navegación, con los últimos avances en la materia. Y no sólo eso, sino que los materiales empleados, su calidad y los ajustes de que hace gala responden a cada euro que hay que pagar por ellos. La ergonomía es fantástica. Todo está donde se espera y, lo que es más importante, donde se necesita, resultando la manipulación de los diferentes controles muy intuitiva, pues cuando las cosas “se complican” no hay que andar pensando, todo surge de manera natural.

En la última posición del trío hemos de situar al Mercedes-AMG pues, pese a contar con un diseño espectacular y rompedor (sobre todo en el primer vistazo), una vez lo analizamos más en profundidad, vemos que conserva un cuadro de instrumentos “demasiado” tradicional, con los típicos relojes que, con apenas diferencias, hemos visto en otros modelos deportivos de la marca de la estrella, pero mucho menos exclusivos que éste, por lo que está falto de ese carácter diferenciador que sus clientes esperan.

Igualmente la pantalla flotante del sistema multimedia COMAND Online sigue sin terminar de convencernos, por su diseño con los marcos demasiado anchos y una ubicación en la que parece más bien un añadido de última hora. Además la ergonomía de la voluminosa consola central y de los mandos en ella dispuestos no está muy conseguida, sobre todo en el caso de la palanca que gobierna la caja de cambios automática SPEEDSHIFT DCT AMG, demasiado retrasada. Algunos materiales en botones, pulsadores y potenciómetros parecen más propios (si no son los mismos) de un Clase A, sin desmerecer precisamente a éste modelo…

Los maleteros, tanto del Audi R8 como del Porsche 911, difícilmente son dignos de merecer tal nombre. Sus huecos delanteros de 112 litros en el caso del primero y de 125 litros en el segundo, apenas nos permiten llevar una maleta de cabina con lo más imprescindible. En el caso del Porsche, como ya hemos mencionado, podremos abatir los mini-respaldos de los asientos traseros y utilizarlos para colocar equipaje adicional, eso sí bien sujeto, para evitar sustos, aunque no deja de ser una opción provisional y sólo para el viaje, pues queda demasiado a la vista…

Aquí el Mercedes-AMG GT se impone por goleada. No sólo recurre a una más provechosa ubicación trasera, sino que cuenta con un gran y practico portón que da acceso al hueco donde colocar el equipaje. El maletero, evidentemente, no alcanza las cotas del de una berlina familiar, con sus 350 litros, pero con sus formas muy utilizables nos permite llevar todo lo necesario para disfrutar de una escapada que dure algo más que un fin de semana.

A nivel de equipamiento poco hay que decir, pues todo aquello que viene de serie en estas versiones únicas siempre puede complementarse con un amplísimo catálogo de opciones de primer nivel. No faltan los mejores equipos de infoentretenimiento de cada marca, así como los más avanzados sistemas de seguridad activa o pasiva, ayudas a la conducción, posibilidad de elegir entre diferentes modos de conducción, etc.

Y, por si esto fuera poco, existen programas específicos mediante los cuales pueden personalizarse con los mejores revestimientos, molduras y materiales nobles, que los artesanos de cada marca se encargan de fabricar a gusto de los propietarios más sibaritas.

Toca ya pasar al apartado mecánico para comparar las increíbles plantas motrices con que los ingenieros han decidido propulsar a estos superdeportivos únicos.

Como hemos comentado anteriormente encontramos configuraciones mecánicas casi para todos los gustos. Desde el descomunal propulsor atmosférico de 10 cilindros en V y 5,2 litros de cilindrada, situado justo detrás de nuestros asientos, pero por delante del eje trasero y alimentado mediante un doble sistema de inyección del representante de la firma de los 4 aros, pasando por el V8 bi-turbo de 4 litros en posición delantera del Mercedes-AMG GT S, hasta el “tradicional” 6 cilindros bóxer de 3 litros de Porsche, pero ahora “ayudado” (para desasosiego de los más puristas) por un turbocompresor por cada bancada de cilindros.

Aunque se trate de tres superdeportivos capaces de ofrecer estratosféricas prestaciones (sólo alcanzables en circuito, en una pista de aeropuerto o en las envidiadas Autobahn) sí que hemos de ser conscientes del apreciable salto de casi 100 CV de potencia entre cada uno de los componentes de esta terna.

¿Quiere esto decir que son pocos los 420 CV del Porsche 911 frente a los 510 CV del Mercedes-AMG GT S o a los 610 CV que entrega el propulsor del Audi R8? Ni mucho menos, y si no nos creéis no tenéis más que echar un vistazo a la tabla de prestaciones que os mostramos a continuación, donde las cifras son mucho más homogéneas de lo que esa diferencia de potencia podría hacernos suponer en un principio.

Está claro que la “potencia bruta” se acaba imponiendo y el Audi R8 alcanza los mejores valores, seguido del Mercedes-AMG (con su descomunal cifra de par máximo…) y, por último, del Porsche 911. Pero aquí también hay que sacar a relucir otros factores, como el peso y su distribución, si estamos ante un propulsor atmosférico o sobrealimentado (con su particular forma de entregar la potencia…), la caja de cambios y, sobre todo, la manera de transmitirla al suelo, sólo al tren trasero o distribuyendo la potencia entre ambos ejes (todos recordamos aquel famoso slogan publicitario de “la potencia sin control no sirve de nada”).

Si obviamos los tiempos por vuelta en un circuito y nos trasladamos al «mundo real», esas diferencias son aún menores. Y dependiendo del tipo de trazado elegido los puestos se van alternando, pasando a encabezar el trio aquel que momentos antes ocupaba la última posición.

En las autovías y autopistas de nuestro país se sienten cohibidos, acorralados por unos límites de velocidad para los que no fueron creados. No conviene olvidar que estos 3 superdeportivos provienen del país de las Autobahn, donde si pueden desplegar todo su poderío, siempre que las condiciones lo permitan. Así que aquí tienen que conformarse con apenas mostrar el potencial que encierran, y nosotros ser muy cuidadosos con la presión que ejercemos sobre el pedal derecho, so pena de perder de una “tacada” todos los puntos de nuestro permiso de conducción.

Aunque puestos a elegir un ganador nos quedaríamos con el Mercedes-AMG GT S, no sólo por la brutal entrega de su propulsor apenas “acariciemos” el acelerador sea cual fuere la velocidad a la que circulemos, con una cifra de par máximo extraordinaria que garantiza unas recuperaciones asombrosas sino porque, entre otras cosas, con la gran distancia entre ejes que disfruta, manifiesta una estabilidad lineal digna de encomio, igual ocurre en las curvas de amplísimo radio que encontraremos en este tipo de vías, las cuales traza como un tiralíneas.

A continuación situaríamos, en una lucha muy cerrada, al Porsche 911, no tanto por una superioridad manifiesta en este tipo de vías sobre el Audi R8, sino simplemente porque es mucho más cómodo, menos radical, el sonido de escape (en su configuración estándar) mucho más discreto y, gracias a los consumos más contenidos del grupo, nos permite realizar largos desplazamientos casi como si estuviéramos a bordo de su “hermano” el Porsche Panamera. El Audi R8, por último, dada su concepción más radical, suspensiones duras, sonido ensordecedor (ideal para disfrutar en montaña, entre curvas, pero no en un viaje…) es el que menos a gusto se encuentra.

Por lo tanto mejor que abandonemos cuanto antes las vías de alta ocupación y tomemos la primera salida hacia nuestros tramos y puertos favoritos. Aquí las tornas cambian y el Mercedes-AMG GT S no se halla “en su salsa”. No nos entendáis mal, es una auténtica delicia si lo que pretendemos es disfrutar de una retorcida carretera de montaña, sintiendo una tremenda “patada” en el trasero cada vez que abrimos gas acompañados, además, de un bramido de escape embriagador.

El problema viene a la hora de inscribirlo en las curvas más cerradas, donde su mayor longitud y un “morro” con casi vida propia nos hará trabajar más de lo deseado sobre la dirección, y una vez se produce la transferencia de masas será la parte trasera la que trate de desmandarse. Resulta tremendamente divertido y entretenido si lo que pretendemos es pasarlo bien sobreconduciendo y dejándonos una buena cantidad de goma a la salida de las curvas.

El primer puesto en este tipo de recorridos está más reñido. Si nos atenemos a las prestaciones puras el indudable ganador es el Audi R8. Su capacidad de aceleración, traccionando como un poseso a la salida de las curvas gracias al sistema quattro, el aullido del V10 subiendo de régimen hasta pasadas las 8.000 vueltas, son suficientes para hacer hervir la sangre a cualquiera. Y los sobredimensionados frenos carbonocerámicos se muestran capaces de detenerlo en un suspiro, una y otra vez.

El límite está tan alto que sólo lo pondremos en un compromiso exprimiéndolo a tope en un circuito. Los problemas pueden aparecer cuando el estado del firme no esté en óptimas condiciones (lamentablemente mucho más frecuente de lo deseado…), entonces la rigidez de las suspensiones y la “dureza” general pasan factura, no permitiéndonos extraer su verdadero potencial.

Es aquí cuando aparece por el retrovisor el Porsche 911 Carrera 4S. Evidentemente no puede mantener el ritmo del Audi R8 cuando de aceleración pura se trata en los pocos tramos rectos que podamos encontrar. Los casi 200 CV de diferencia son un notable hándicap, pero no se despega de su rival tanto como pudiera parecer.

Gracias a una exquisita puesta a punto del chasis, a un ejemplar funcionamiento de la suspensión adaptativa «PASM” que absorbe los baches sin molestos rebotes, a una “insultante” capacidad de tracción apoyada en el sistema de cuatro ruedas motrices, siempre estará guardándole las espaldas, esperando su oportunidad.

Y esta llega precisamente en esos tramos más ratoneros, en peores condiciones de firme, más propios de un tramo de rallye. No será fácil adelantar al representante de la firma de los 4 aros, pero una vez logrado, comenzará a despegarse de él poco a poco, siempre que la carretera mantenga su sinuoso trazado. Es un modelo mucho más intuitivo, que permite meter el morro allí donde le insinuamos con la dirección, con velocidades de paso por curva difícilmente imaginables, y todo ello con una facilidad asombrosa, que hace parecer al conductor mucho mejor de lo que en realidad es.

¿Los consumos? Podríamos responder con el título del conocido tema de Alaska y Dinarama: “¿A quién le importa?”. Bueno, quizá nos importe a nosotros, “pobres mortales”, si tuviéramos que pagar la gasolina, y eso que los hemos disfrutado durante apenas unos centenares de kilómetros, porque casi seguro que a sus propietarios este tema les traiga sin cuidado si pueden gastarse más de 180.000 € en el más “barato” de estos ejemplares (e incluso permitirse tener los tres en el garaje de su mansión…).

En todo caso, las cifras oficiales de 12,3 l/100 km de consumo combinado en el Audi R8, de 9,4 l/100 km del Mercedes-AMG GT S o los 9,3 l/100 km del Porsche 911 se nos antojan a todas luces “ridículas”, no ya si practicamos una conducción acorde a su tremendo potencial, sino incluso siendo absurdamente cuidadosos a la hora de actuar sobre el pedal del acelerador.

Así que permitiéndonos alguna que otra alegría y disfrutando de la conducción, cifras próximas a la quincena de litros cada 100 kilómetros recorridos estarán a la orden del día en el caso del Porsche 911, e incluso bastante por encima en el de sus dos contendientes.

Una vez de vuelta a la ciudad, resulta todo un espectáculo ver rodar juntos, en comitiva, a estos 3 superdeportivos tan especiales. No hace falta que nos escolte la policía municipal para abrirnos paso entre el tráfico rodado. El resto de vehículos se apartarán de inmediato en cuanto adviertan nuestra presencia, aunque sólo sea para observarnos más detenidamente durante unos segundos o para ponerse a nuestro lado en un semáforo y tratar de “escrutar” quien viaja en su interior.

La batalla que se libra en el boulevard, en la terraza de verano o a las puertas de un restaurante de lujo también es muy enconada. Y aunque cada uno de ellos, individualmente, sería objeto de admiración por parte de los transeúntes, una vez juntos, el espectacular Audi R8 (por el hecho, quizá, de conducirlo alguna que otra mega-estrella del futbol…) y, sobre todo, el Mercedes-AMG GT S por su formas únicas y la singular pintura AMG Solarbeam, que casi lo hace brillar en la oscuridad, se llevan la palma a la hora de lucir ante las cámaras de los teléfonos móviles y servir como fondo a los selfies de turno.. El Porsche 911 resulta mucho más discreto, pasa más desapercibido. Ésta no es su “guerra”.

Bueno, y ha llegado el momento en el que los probadores que hemos tenido el privilegio de conducirlos durante estas intensas jornadas os expresemos nuestra opinión más personal y elegimos a nuestro favorito:

Gonzalo Yllera:

Como ya he indicado a lo largo de estas pruebas, cualquiera de estos modelos es digno de figurar en nuestra lista de deseos más inalcanzables, y lo elegiríamos sin dudar para ocupar nuestro garaje. Son capaces de ofrecernos un nivel prestacional muy por encima del que estamos acostumbrados los simples “mortales”, pero cada uno de ellos lo hace de una forma diferente, acorde a su heterogénea implantación mecánica. Pero, para mí, y antes de que se me adelante alguno de mis compañeros, la elección está clara: me decanto por el Porsche 911 Carrera 4S.

No sólo se trata de la última evolución de una de las mayores leyendas de la historia del automóvil, un modelo que generación tras generación se supera, se “reinventa”, para marcar nuevos hitos en lo que a conducción deportiva se refiere, pero sin perder ese grado de confort y usabilidad que nos permite disfrutar de este superdeportivo todos los días del año, da igual que llueva, truene, nieve o haga un calor de espanto, y en casi cualquier circunstancia: lo mismo en un viaje de fin de semana, que yendo a cenar al restaurante de moda o metiéndonos en un circuito a descargar adrenalina… Todo ello mejorando sustancialmente las cifras de potencia, prestaciones y consumos de sus predecesores, gracias a los nuevos propulsores turbo que tanto rechinan a los más puristas seguidores de la marca de Stuttgart.

Y es que la proliferación de ingentes cantidades de la más avanzada tecnología no tiene por qué estar reñida con un máximo placer de conducción y este Porsche 911 es una prueba palpable de ello. No hace falta más que enlazar un par de curvas seguidas por una carretera sinuosa para que una sonrisa de oreja a oreja ilumine nuestro rostro…

Evidentemente su precio no es ninguna bicoca, pero sí resulta relativamente más “económico” que sus rivales de esta comparativa… lo cual, al menos bajo mi punto de vista, termina de decantar la balanza a su favor.

Quizá, como rezaba la canción: “sean cosas de la edad”, pero desde que lo dejé de vuelta en la sede de Porsche Ibérica, no he dejado de soñar con él… y todas las semanas relleno ávidamente el boleto de la Primitiva… aunque, de momento, no he tenido suerte… pero no os quepa duda de que… ¡lo seguiré intentado!

Luis Ramos

Resulta muy complicado elegir uno de los tres contendientes. Si tomase mi decisión solamente con la cabeza y el raciocinio es obvio que el Porsche 911, por su equilibrio, discrección y buen desempeño en todos los ámbitos. Pero, tratándose de elegir uno, sin pensar en un momento en el bolsillo y en ninguna otra consideración, creo que apostaría por el Audi R8.

Contar con un motor V10 atmosférico, en estos tiempos de downsizing, en posición central, la ideal para un mejor reparto de pesos y el comportamiento del coche y nada menos que 610 CV de potencia, se nota. Es sin duda el más rápido de los tres. Todavía recuerdo cuando «comandaba» la expedición al volante del Audi y mis compañeros me comentaban lo complicado que resultaba seguirme en las incorporaciones a la autovía. Con un Porsche 911 Turbo S 2016 (580 CV) o un Mercedes-AMG GT R (585 CV) la cosa estaría mucho más igualada… pero esa facilidad del Audi para moverse a altas velocidades, con un paso por curva realmente fabuloso, conquista. Todo ello acompañado por un sonido del motor fascinante, embriagador… se agotan los calificativos.

Si las calidades de Audi en el interior son muy buenas, qué decir de la de su producto estrella. Realmente fabulosas. Cuidado hasta el máximo detalle y con un diseño sin estridencias y sin la pantalla central que puedes encontrar ya en cualquier utilitario, reemplazada por el fabuloso Audi Virtual Cockpit. Sí, cuesta un dineral, pero esas alegrías que aporta…

Andrés Vázquez

Es muy difícil quedarse con uno de ellos pero de hacerlo, me quedaría con el Mustang alemán que han parido los genios de Affalterbach, el Mercedes AMG-GT S. Un «tuerce cuellos» de los que hay pocos.

La estética me parece la más lograda de los tres, sobre todo en el color de la unidad que probamos. A pesar de que haya perdido las míticas alas de gaviota del Mercedes-Benz SLS AMG y no tenga un diseño tan técnico como el Mercedes-Benz SLR McLaren, apostando por unas líneas más orgáncias, sigue resultando espectacular, con ese morro lan largo. Su motor V8 es de los que ami me gustan, de esos que te pegan al asiento en cuanto comienzas a buscarle las cosquillas. Y entrega todo su poder a las ruedas traseras, algo que parece en vías de extinción a partir de ciertos niveles de potencia… y ojo, que hablamos de muchos caballos.

En el interior debería notarse más que estás en todo un Mercedes-Benz (parece que se han fijado más en contentar al mercado americano, donde se fijan bastante menos que los europeos en estos detalles), pero tiene un volante maravilloso y los asientos me han parecido los mejores de los tres contendientes… una combinación perfecta para lanzarse a viajar en él como Gran Turismo que es (y el maletero ayuda a ello, ojo).

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