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Coche – Imagen Recurso
Luis Blázquez

¿Por qué el coche me da tirones? He aquí las posibles causas

Por alguna extraña razón, tenemos la mala costumbre de querer que nuestros coches funcionen sin problemas. Pero es una misión cuanto menos compleja, a no ser que tengamos a la mayor de nuestras suertes de nuestro lado. De repente, un día comienza a dar tirones y nos quedamos desconcertados. Además, no solo son tirones, a veces también pueden ser vibraciones molestas estando detenidos.

¿Por qué lo hace? ¿Qué le hemos hecho al coche para que nos responda así? Tal vez nada, simplemente haya sido mala suerte o el mero desgaste, aunque nuestra forma de conducir y las condiciones de circulación también ayudan notablemente a ello. Entonces, ¿qué podemos hacer? Dependerá de muchos factores, pues los trompicones pueden ser en frío o en caliente, en parado o en movimiento, a bajo o medio régimen de revoluciones, al cambiar de marcha o, simplemente, estando con el motor al ralentí.

Puede haber muchas causas detrás de este movimiento tan desagradable, incluidos problemas en el sistema de arranque, el suministro de combustible, el motor o el tubo de escape. Incluso puedes notarlo mediante el icono del motor en el cuadro de instrumentos que advertirle de un problema. Los tirones, si son bruscos y/o prolongados en el tiempo, pueden ser muy peligrosos y llevar no solo a daños en el vehículo, sino también a la posibilidad de un accidente de tráfico.

“Mi coche da tirones y se estremece cuando acelero, pero deja de hacerlo cuando quito el pie del pedal”. ¿Cuál podría ser el problema? Puede ser el resultado de un suministro de combustible, aire o chispas insuficientes durante el ciclo de ignición. Unas bujías gastadas o los cables conectados a ellas son una de las causas más comunes. Un convertidor catalítico obstruido es otra razón por la cual un automóvil puede dar tirones, ya que un bloqueo puede interrumpir el flujo de aire del sistema de escape.

“Cuando pongo primera, mi coche a veces tiembla hasta que lo pongo en una velocidad más alta”. La razón más probable por la que un coche se sacuda al acelerar desde parado es por un problema con el embrague. Podría deberse a un material de fricción desgastado o un defecto de la placa de presión (o una combinación de ambos). También podría ser causado por una fuga de aceite que haya podido contaminar ese punto de unión tan crítico.

“Mi coche es muy inestable y da tirones cuando acelero a baja velocidad, pero no pasa nada a velocidades más altas”. Además de algunas de las causas mencionadas anteriormente, la humedad en la tapa del distribuidor también puede hacer que el vehículo se mueva con cierta brusquedad al acelerar. Otra posibilidad tiene que ver con los soportes del motor. Un montaje que esté suelto, desgastado o roto hará que cualquier coche vibre a bajas revoluciones.

“Mi motor vibra al ralentí en los semáforos y cruces, y a veces parece que se va a parar”. Junto con las bujías defectuosas, la acumulación de suciedad es la causa más propicia a las vibraciones en parado. Un filtro o un sistema de inyección de combustible obstruido pueden privar a tu motor de combustible u oxígeno. A medida que un coche envejece y acumula desgaste, las válvulas pueden bloquearse con lodo. Si la vibración solo ocurre al ralentí, podría ser una pequeña fuga en el vacío del motor o un componente eléctrico desgastado.

Tras una vista general a los motivos por los cuáles nuestro coche puede dar tirones, es el momento de desglosar las causas que los pueden motivar.

Línea de combustible o de aire bloqueadas

Los motores térmicos necesitan aire y combustible para funcionar. En el interior del bloque, el aire se mezcla con el combustible y las bujías/calentadores se encargan de crear una explosión que mueve los pistones. Este ciclo continúa una y otra vez, permitiendo que el coche se mueva. Si hay un bloqueo en las líneas que permiten la entrada de combustible o aire en su interior, el ciclo se interrumpe y puede provocar tirones al acelerar. Por lo general, aparecerá un testigo en el cuadro de instrumentos (ese con forma de motor) si una de las líneas está bloqueada.

Acumulación de humedad

Si la humedad comienza a impregnar la tapa del distribuidor del coche, es un motivo más para que existan traqueteos molestos cuando pisamos el pie derecho. Esto puede suceder con relativa facilidad cuando estás estacionado a la intemperie en climas fríos y húmedos. La mejor manera de evitar este fenómeno es intentar aparcar en el lugar más cálido y seco que puedas encontrar. Una cubierta térmica también puede ayudar a reducir el riesgo de condensación cuando el refugio no es una opción y se espera un clima más frío.

Convertidor catalítico obstruido

Este componente es uno de esos que a buen seguro te puede sonar por proporcionar algún que otro quebradero de cabeza a los propietarios de un diésel. El convertidor catalítico es el responsable de regular las emisiones que salen por el escape. A veces, las mezclas de aire y combustible que fluyen a través de él pueden obstruirse, lo que puede provocar un movimiento de sacudidas o trotes indeseados al presionar el acelerador.

Otros síntomas pueden incluir un retraso en la respuesta de demanda de potencia, mayor consumo de combustible e incluso olor a huevo podrido por el sulfuro de hidrógeno. Es posible que puedas mitigar el daño usando primero un buen limpiador de convertidores catalíticos. Si eso no funciona, deberás llevar el coche a un taller de reparación para solucionar el problema que, probablemente, incluirá el reemplazo de la pieza. Lo mismo en el caso de la EGR.

Inyectores de combustible sucios

Esto se traduce en pérdida de potencia y fallas frecuentes en el motor, motivado por la ingesta de combustible inconsistente. La limpieza de los inyectores debe realizarse regularmente para evitar este problema. Afortunadamente, es un proceso sencillo usando un limpiador dedicado. Sin embargo, pueden estar tan sucios que, incluso el mejor limpiador, puede no funcionar. En esos casos, no es mala idea reemplazarlos.

Sensor del flujo de masa de aire defectuoso (MAF)

Si notas que el coche avanza o se sacude al aumentar la velocidad, puede deberse a esta pequeña pieza esté fallando. Su trabajo es medir la cantidad de aire que ingresa al motor para que pueda transmitir esta información al cerebro del automóvil (ECU). Luego, este indica a los inyectores que proporcionen la cantidad correcta de combustible en el momento adecuado para una mezcla adecuada.

Con un sensor MAF defectuoso, es posible que experimentes movimientos parásitos, especialmente circulando a velocidades más altas, como en la autovía o autopista, donde sería más notable. El testigo del motor debería estar presente cuando el sensor de flujo de masa de aire esté funcionando de forma incorrecta, aunque si no es el caso, es algo que se puede confirmar fácilmente con un ordenador con puerto OBD2 y un programa específico.

Bujías gastadas

Apurar más unas bujías que ya han cumplido con su cometido provocarán que el motor no arranque y no ande como debiese. Esto significa que no encienden el combustible en cada cilindro en el momento oportuno, lo que hace que el coche se mueva bruscamente al acelerar. Además, también puede ser mucho más ruidoso de lo normal. Si las bujías están gastadas, deben reemplazarse, y su sustitución es, generalmente, fácil y económica.

Bomba o filtro de combustible defectuoso

Como hemos visto más arriba, cuando no se entrega la cantidad correcta de combustible al motor, a menudo es tendente notar los tirones. En este caso, una bomba de combustible defectuosa tendría dificultades para mantenerse al día con las demandas de carburante. Alternativamente, puedes tener el filtro de combustible obstruido, restringiendo el flujo de este. Reemplazarlo, como las bujías, es algo sencillo y asequible.

Filtro de aire sucio

Cuando no llega suficiente aire a la cámara de combustión, a menudo los problemas son los mismos que cuando no hay suficiente combustible. El filtro de aire es la primera línea de defensa contra la suciedad y otras partículas extrañas. Una unidad sucia permitirá que algunas de ellas ingresen al motor, lo que afectará el rendimiento y provocará algunas sacudidas. Verifica el estado de tu filtro de aire. Si está sucio, reemplázalo.

Sistema de encendido defectuoso

En caso de que las bujías sean nuevas y funcionen bien, debería ser el momento de revisar su sistema de encendido. Los coches de nueva generación tienen los sistemas de encendido controlados por la ECU del motor, por lo que un fallo en la centralita debería ser suficiente motivo como para llevar el coche a tu centro de servicio más cercano para hacerle chequeo mecánico.

Módulo de control de la transmisión (TCM) defectuoso

Si conduces un coche de transmisión automática y notas tirones justo cuando hay un cambio de marcha, es posible que tenga un módulo de control de transmisión (TCM)defectuoso. Esta pieza es la responsable de que el coche sepa la relación que tiene que engranar al acelerar. Estos pueden retrasarse o ser impredecibles y, a menudo, bruscos, derivando en algo parecido a un trompicón. Si bien no es un punto común de falla, vale la pena considerarlo.

Cable del acelerador desgastado

Si bien la mayoría de los coches ya emplean un sistema de control electrónico para acelerar, todavía hay muchos que cuentan con un cable físico que actúa como un enlace mecánico entre el pedal y el propio motor. Con el tiempo, puede desgastarse, haciendo que el coche responda más lentamente al acelerar y dé trompicones en lugar de proporcionar una aceleración suave. Si se observan daños en el revestimiento exterior, es que necesita de atención inmediata.

Las habilidades con una transmisión manual

Si no estás acostumbrado a realizar el juego de pedales al unísono con el movimiento de la palanca de cambios, es muy común notar algún tirón, principalmente, cuando intentas cambiar de punto muerto a primera o cuando continúas después de una pausa. Por supuesto, la única solución es practicar. Los movimientos de pie, tanto en el momento de acelerar como de soltar el embrague influyen enormemente en la suavidad de conducción.

Otras posibles razones

  • Un kilometraje demasiado bajo.
  • Fugas en el vano.
  • Gasolina de baja calidad.
  • Embrague desgastado.

Como se suele decir, ni son todas las que están ni son todas las que son. Estas son las principales razones y soluciones ante los tirones del coche. Y si has sido capaz de leer el artículo entero, habrás llegado a la conclusión de que es imperante intentar mantener limpias todas las partes del motor, especialmente todas aquellas que atañen al flujo de aire y combustible. Si tratas bien a tu prójimo, es más que probable que él te corresponda con el mismo trato.

A menos que se te de muy bien la mecánica, o estés preparado para pasar mucho tiempo aprendiendo, la mejor opción es visitar un garaje de confianza. Sin embargo, la información que te acabamos de dar tendría que proporcionarte alguna indicación sobre cuál podría ser el problema en primera instancia. Puede ser algo tan sencillo como una bujía defectuosa, algo que puedes abordar tú mismo, o podría ser algo más complejo, que requiera de las herramientas y de las habilidades de un mecánico experimentado.

Fuente: Motorpasión, Kraff, Eurotaller,

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