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Nacho Teso

Consejos de un diabético a la hora de conducir

La diabetes mellitus (del griego melli (μέλι) = miel) (DM) es un conjunto de trastornos metabólicos, cuya característica común principal es la presencia de concentraciones elevadas de glucosa en la sangre de manera persistente o crónica, debido ya sea a un defecto en la producción de insulina, a una resistencia a la acción de ella para utilizar la glucosa, a un aumento en la producción de glucosa o a una combinación de estas causas.

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O, dicho de otro modo, mi cuerpo y el azúcar se llevan un poco mal. Soy diabético tipo 1 y eso consiste en estar pendiente del nivel de azúcar de mi cuerpo para que no suba o baje demasiado y se mantenga en unos niveles razonables. Y eso incluye pinchazos, muchos pinchazos, que hacen el trabajo del que mi páncreas ha dimitido.

Aun así, debo tener en cuenta una serie de cosas cuando voy a conducir, dado que debo evitar que la diabetes afecte a mis reflejos o a mi capacidad motora en general. Así que el primer consejo es tener la enfermedad controlada. Se puede vivir perfectamente bien con diabetes, simplemente es un poco puñetera. El primer año o año y medio pueden ser los más descontrolados y difíciles, dado que el cuerpo aún se está adaptando. Es cuestión de psicología y constancia: no te rindas y mantén la fe.

Esto es importante también porque, si no está controlada, la diabetes afecta a varias partes de tu cuerpo. Destacan daños a la retina y el pie diabético (mejor no busquéis fotos), por lo que, obviamente, afecta a tu capacidad para ver y moverte. Si te cuidas bien, no será problemático. Y esto sirve para todos, pero conduce con un calzado cómodo.

Es importante que me mida antes de coger el coche, sin importar cómo de largo vaya a ser el viaje. Resumiendo en líneas generales, me puedo encontrar en tres estados distintos: hipoglucemia (bajo de azúcar), normal (niveles estándar) o hiperglucemia (alto de azúcar). La hipo y la hiper afectan directamente a mi capacidad de conducción.

La hipoglucemia provoca que tiemble un poco, más cuanto más bajo. Afecta a mi capacidad para atender y reduce mis reflejos. En líneas generales me noto más lento y, simplemente, no rindo. Es peligroso que conduzca en este estado, obviamente, y por eso debo prevenirlo. Si detecto que estoy bajo de azúcar antes de coger el coche, es mejor que espere y tome azúcares (un zumo suele ser la opción más rápida y eficaz) para estar en pleno funcionamiento antes de salir. Llevar un zumo en la guantera no es mala idea tampoco.

La hiperglucemia no tiene efectos tan directos en mis habilidades. Aun así, es importante evitarla por dos motivos: me hace estar más cansado y aumenta mis ganas de orinar. Sobre todo para viajes largos, son una mala combinación. La cantidad adecuada de insulina antes de salir lo soluciona. Tanto con hipo como con hiper es importante la paciencia: no hay prisa por salir, lo primero es controlar los niveles.

Los viajes largos son un pequeño problema. Cuanto más quieto estoy y más estrés acumulo, más aumentan mis niveles de azúcar y más me acerco a la hiperglucemia. La conducción me hace pasar mucho tiempo sentado quieto. Por ello es importante que cuando pare me mida y compruebe mis niveles. La hiperglucemia no es tan fácil de notar, así que debo ser incluso más proactivo para detectarla. Es importante que tus compañeros de viaje conozcan los síntomas también, ya que a lo mejor los ven antes que tú. ¡Escoge bien a tu copiloto!

He mencionado el estrés. La conducción puede ser muy frustrante, sobre todo si el tipo que se ha cruzado tres carriles en la rotonda delante tuya todavía no ha aprendido que los intermitentes existen por algo. Así que paz interna, amigos y amigas, paz interna. Esto es un consejo para todos, pero cuanto más calmados, mejor. Será más sencillo.

El último consejo es el más importante: ríe. La diabetes puede ser muy puñetera, pero tómalo con filosofía. Es importante tener en cuenta todo esto a la hora de conducir si tienes diabetes, pero ahí queda. Pasa un buen rato, disfruta del viaje y la compañía que tengas y llega sano y salvo a tu destino. Escribiendo este artículo, encontré todo un mundo de bromas diabéticas en Pinterest, como la que encabeza este artículo. Tu páncreas no funciona, ¡pero tu humor sigue intacto!

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