Este año, el fabricante británico de sueños sobre ruedas, McLaren, cumple 50 años. En este medio siglo ha dado al planeta algunos de los momentos de la Fórmula 1 más brillantes y coches de producción capaces de dejar patidifuso al más pintado. Empezamos un recorrido en tres partes de estos 50 años de McLaren, un repaso desde un cobertizo en Nueva Zelanda hasta que se alcanza un nombre de fama mundial en la excelencia automotriz.
En la Fórmula 1, el nombre de McLaren se ha convertido en sinónimo de legendarios pilotos y monoplazas. Genios de la talla de James Hunt, Alain Prost, Niki Lauda, Gilles Villeneuve, Fernando Alonso, Lewis Hamilton y, sobre todo, Ayrton Senna, han corrido defendiendo los colores de la escudería de McLaren en algún momento de sus carreras.
Los nombres de estos pilotos suenan a prácticamente todo el mundo, pero gran parte del público puede que no conozca al hombre que empezó todo. Él es Bruce McLaren, el artífice de convertir a una compañía con humildes orígenes a desarrollar las primeras innovaciones de carreras y algunos de los coches de carretera más emblemático de la industria. Nuestra primera parte de especial está dedicada a él.
La historia de Bruce McLaren
McLaren tiene su sede oficial actual en el Reino Unido, pero brotó en el otro lado del planeta. Más concretamente en Auckland , Nueva Zelanda, donde nació Bruce McLaren el 30 de agosto de 1937.
En 1950, con apenas 13 años (todavía no podía conducir legalmente), Bruce convenció a su padre para convertir un Austin Ulster de 1929 en un coche de carreras. Los dos años siguientes, Bruce pasó la mayor parte de su tiempo despierto ayudando a reconstruir el Ulster.
Esta experiencia fue vital. No sólo para aprender los entresijos de un vehículo en general, sino para descubrir en particular los aspectos de un coche que pueden ser modificados o ajustados para obtener el máximo rendimiento. En 1953 recogía los frutos. Bruce marcaba el mejor tiempo en la playa de Muriwai Hill Climb con su versión revisada del Austin Ulster – tenía 15 años.
En 1958 Bruce viajó a Inglaterra para participar en las carreras, bajo la tutela del legendario Jack Brabham, los únicos que participan en el desarrollo de los coches hasta conocer todos sus secretos. El año siguiente, en 1959 se las arregló para ganar el Gran Premio de EE.UU. con apenas 22 años, una hazaña que le convirtió en el piloto más joven en ganar un Gran Premio, un récord que perduró 40 años, hasta 1999.
Fue en esa época cuando Bruce McLaren empieza a entender que las carreras no solo se ganan con mucha potencia. El conjunto piloto-máquina produce más victorias si está debidamente acoplado. Un coche bien afinado y con buen chasis, puede ganarle a los más grandes con un motor de menor potencia y una conducción inteligente. En 1960 McLaren es subcampeón, por detrás de Brabham.
El 2 de septiembre de 1963 nacía oficialmente Bruce McLaren Motor Racing Limited y al año siguiente Bruce y su pequeño equipo empezaron a construir su propio coche de carreras, el M1A. El coche estaba movido por un motor V8 Oldsmobile de 4,5 litros y fue adquirido inmediatamente por los equipos de carreras en toda Europa y EE.UU. después de ver que era una amenaza real en la pista.
Construido por Elva Cars, se fabricaron 24 unidades de M1A, si bien algunos equiparon motores V8 Ford con más potencia.Fue el coche que sentó las bases para que McLaren desarrollase coches más rápidos y tuviese acceso a los programas de carreras más grandes, como la Fórmula 1.
En 1965 Bruce y su equipo se pusieron serios sobre la Fórmula 1 mediante la construcción de un sucesor para el M1A, el M2B. Debutó en el Gran Premio de Mónaco, donde lo hizo bastante mal, al igual que en Bélgica, con una versión modificada. Pero McLaren aprendió mucho en su primera experiencia en la F1. No sólo a tratar con un motor de menor cilindrada, sino a trabajar con un nuevo material compuesto ligero conocido como Mallite.
El Mallite es un material que usaba la industria aeroespacial, formado por dos láminas delgadas de aleación de aluminio encoladas sobre un soporte muy fino de madera. Con él McLaren construyó el monocasco interior y exterior del M2B. Ese deseo de incorporar en sus coches materiales no convencionales, más ligeros y resistentes, sigue vigente en los coches de producción y de competición de la marca hoy en día.
Los años siguientes continuaron con la experimentación… y entonces llegó 1968 y el M7A. Era un coche nada radical en diseño (seguía los patrones de la época, básicamente un tubo estrecho con un agujero delante). Nada de alerones ni cargas aerodinámicas, que movía un motor V8 Cosworth de 3.0 litros. Pero el diseñador Robin Herd y su equipo decidieron incorporar el bloque del motor en el bastidor del vehículo como miembro del chasis funcional. Con un peso de sólo 540 kg y una potencia de 420 CV, McLaren F1 ganó el Gran Premio de Bélgica de ese año. Denny Hulme, otro neozelandés, ganó otras dos carreras para McLaren esa temporada.
Sin embargo, incluso durante los primeros años en la Fórmula 1, el enfoque de McLaren todavía estaba con las Can-Am Series (competición canadiense- americana). A diferencia de F1, con coches estaban abiertos, en la Can-Am los coches eran cerrados. Diseñado nuevamente por Robin Herd, el M6A de McLaren, pintado de naranja y con motor Chevrolet V8 con 527 CV, y con Bruce y Hulme al volante, ganó cinco de las seis carreras de la temporada de 1967. De 28 carreras de Bruce en Can -Am entre 1966 y 1969, Bruce ganó nueve (y muchos fueron dobletes de la escudería, que ganó 20 carreras en tres años.
Siempre buscando innovar y aumentar el potencial en la pista de sus coches, Bruce McLaren probaba con frecuencia sus coches, mientras consolidaba su empresa. “Ya no tengo tiempo para competir. Es tiempo de darle paso a los más jóvenes que también quieren ganar», decía. Fue el 2 de junio de 1970 cuando Bruce, que se había escapado de accidentes graves durante su carrera, moría probando uno de sus bólidos, el M8D, en Goodwood (Inglaterra). Era un bólido con una relación peso/potencia increíble. Su motor chevy V8 de 7,1 litros desarrollaba 680 CV y, con un chasis de aluminio, el coche no pesaba sólo 634 kg.
Ese fatídico 2 de junio, un pasador de fijación del alerón trasero falla y cuando McLaren circula a 273 km/h la fuerza del viento arranca la sección del ala de la parte trasera, con lo que el coche pierde toda la carga aerodinámica a las ruedas traseras. El coche salió despedido hasta chocar con la estación de control de un comisario, donde Bruce salió despedido del vehículo y se mató en el impacto. Tenía 32 años.
A pesar de la tragedia, los miembros del equipo de Bruce continuaron trabajando para mejorar el M8D y dos semanas después, el equipo McLaren tenía dos pilotos listos para competir en las Can-Am Series. En un homenaje al hombre que lo empezó todo, su equipo ganó 9 de 10 carreras esta temporada, irónicamente en el mismo coche que le costó su fundador su vida. Bruce falleció antes de ver los grandes éxitos de su escudería que ahora cumple cincuenta años, con veinte títulos de F-1 en su haber… Pero su legado perdurará siempre.
Fuentes: McLaren, Bruce-McLaren.com
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