Como resultado del trabajo de los ingenieros de la marca en el túnel de viento de Orbassano, cerca de Turín, y en el circuito de Vallelunga, próximo a Roma, el alerón del Abarth 695 70º Anniversario ha resultado ser toda una sorpresa. Bautizado como “Spoiler ad Assetto Variabile”, mejora el rendimiento aerodinámico y, por lo tanto, aumenta el agarre en trazados rápidos y la estabilidad a altas velocidades; no solo queda bonito. Y su desarrollo tiene historia.
Entre 1956 y 1966, los coches del Escorpión establecieron hasta 133 récords, como resultado de la mejor aplicación de los conceptos y las leyes de la aerodinámica. Esta ilustre historia incluye los ocho conseguidos por el Abarth 1000 Bialbero Record Pininfarina en 1960, inmediatamente apodado el “torpedo de plata”, por su limpio y orgánico diseño. Desarrollado en el túnel de viento en la Universidad Politécnica de Turín conseguía un excepcional coeficiente de arrastre de 0,20.
Trasladando el concepto de los coches de calle, Abarth combinó el trabajo en el equipo oficial y la producción de componentes de carreras, logrando un gran éxito tanto en lo deportivo como en lo comercial. En la década de los 70, los kits de la firma italiana habían convertido a los modelos más populares de Fiat en vencedores dentro de la élite de la competición, abriendo el camino para que muchos jóvenes pilotos. El Abarth 1000 Corsa, la versión de carreras del 600, fue el primero de muchos.
Para Carlo Abarth, las prestaciones eran un requisito constante, especialmente en los circuitos de carreras. Al igual que en el mundo de la competición, donde es habitual ver técnicos ajustar manualmente la inclinación del alerón para que el piloto pueda configurar el comportamiento de acuerdo con el trazado y su estilo de conducción, el alerón del Abarth 695 70° Anniversario también se puede ajustar “a pelo” en 12 posiciones, con una inclinación que varía de 0 a 60 grados.
En el ángulo más agresivo, es capaz de crear 42 kilos de carga aerodinámica a una velocidad de 200 km/h. Un ejemplo concreto donde es muy útil lo podemos encontrar en la “Curva Roma” del circuito de Vallelunga. El alerón puede reducir la corrección de la dirección en casi un 40 %, brindando al piloto una mayor confianza para seguir empujando. La optimización del flujo de aire también afecta a la acústica, reduciendo las turbulencias en virtud de mayor usabilidad diaria.
En 1962, los éxitos del Abarth 1000 Corsa fueron aplastantes, destacando por su famoso capó trasero abierto que, además de disipar el calor del motor, suponía una ventaja aerodinámica. Abarth produjo un alerón de resina en 1966, convirtiéndose en una de las primeras compañías en aprovechar este componente en un coche de carreras, y el 695 70° Anniversario rinde tributo demostrando una vez más que el circuito siempre ha sido el campo de pruebas ideal para crear coches deportivos.
Fuente: Abarth
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