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Gonzalo Yllera

Lincoln-Mercury Continental SS X-100: la limusina donde asesinaron a JFK

Hoy se cumplen justamente 50 años del asesinato del que ha sido, sin lugar a dudas, el presidente de EE.UU. más carismático de cuantos han ostentado dicho cargo. Estamos hablando, claro está, de John Fitzgerald Kennedy (JFK).

No vamos a referirnos aquí a los pormenores de tan luctuoso hecho, ocurrido en Dallas (Texas) el 22 de noviembre de 1963, o a los diversos tipos de teorías conspiratorias que circulan sobre su muerte. Estos días en los medios de comunicación más importantes del mundo se están dedicando cientos de páginas y horas de televisión a recrear lo acaecido en aquellos convulsos días, con el asesinato del hombre más poderoso de la Tierra.

Entre ellos podemos recomendaros los especiales elaborados por el diario norteamericano USA TODAY o por The Dallas Morning News. Si nos referimos al ámbito doméstico cabe destacar los llevados a cabo por los periódicos EL MUNDO y EL PAIS o por RTVE. Pero obviamente no podíamos pasar por alto el documental Matar a Kennedy producido para National Geographic Channel por Ridley Scott, dirigido por Nelson McCormick, y protagonizado por Rob Lowe. Aunque lo que realmente nos ha dejado absolutamente maravillados es el magnífico documental interactivo de su web.

Si hace poco os mostramos la subasta de dos limusinas Lincoln Continental que fueron utilizadas por John F. Kennedy pocas horas antes de su asesinato en Dallas, hoy nos centraremos, como no podía ser de otra forma, en el vehículo que transportaba al presidente de EE.UU. en su recorrido mortal a las 12:30 horas del 22 de noviembre de 1963, en la Dealey Plaza de Dallas (Texas).

El modelo que sirvió como base para llevar a cabo las modificaciones necesarias y convertirlo en la limusina que emplearía el Presidente de EE.UU. era un Lincoln Continental convertible de 1961, de 4 puertas. El proyecto recibió por parte del Servicio Secreto el nombre en clave «X-100» y fue construido en la factoría de Lincoln (perteneciente a Ford Motor Company) en Wixon, en el estado de Michigan, en enero de 1961.

De ahí fue enviado a las instalaciones de Hess & Eisenhardt (unos prestigiosos carroceros, especializados en la realización de este tipo de reformas), en Cincinnati, donde el vehículo fue literalmente cortado por la mitad, reforzado y alargado un total de 107 centímetros (3,5 pies) y se le realizaron otras múltiples modificaciones. Lo curioso del caso es que Ford Motor Company y Hess & Eisenhardt colaboraron tanto en el diseño como en la ingeniería del proyecto, aunque la limusina seguía perteneciendo a la compañía con sede en Míchigan, que se la alquilaba al Servicio Secreto por 500 dólares anuales. El modelo entró por primera vez al servicio de la Casa Blanca en junio de 1961.

El precio de venta de un Lincoln Continental convertible de 1961, según salía de fábrica, era de unos 7.347 dólares, pero el coste total de todas las reformas realizadas ascendía casi a los 200.000 dólares.

Entre las modificaciones más importantes cabe destacar las siguientes:

  • Paneles del techo desmontables (de acero o plástico transparente, dependiendo de las zonas)
  • Asiento trasero hidráulico, que podía elevarse hasta 27 cm (10,5 pulgadas) para que el público pudiera ver mejor al presidente.
  • Sistemas reforzados de calefacción y aire acondicionado, con ventiladores auxiliares, y sus correspondientes paneles de control.
  • Moqueta del suelo en color azul oscuro y bordado a mano de los sellos presidenciales en los paneles laterales de las puertas.
  • 4 escalones escamoteables, en los laterales, para los agentes del Servicio Secreto.
  • Otros 2 escalones adicionales en el paragolpes trasero para agentes adicionales.
  • Luces rojas intermitentes.

  • Sirena.
  • Indicadores luminosos de apertura de las puertas y de que los escalones laterales están extendidos.
  • 2 mástiles para banderas.
  • 2 proyectores de luz.
  • Asientos auxiliares plegables para pasajeros adicionales.
  • 2 radio-teléfonos.
  • 2 focos de luz interiores.

En 1963 la parrilla delantera del coche fue sustituida por una perteneciente a un modelo de 1962 y se añadió en la parte trasera una cubierta para la rueda de repuesto, tipo sombrero como en el Lincoln Premiere de 1957. También se agregaron unos asideros en la tapa del maletero para que pudieran sujetarse los agentes del Servicio Secreto.

Pero, ¿qué pasó con el coche después del asesinato del presidente Kennedy? El X-100 fue confiscado por los investigadores, al ser considerado como una evidencia, y estuvo retenido durante varias semanas tras el 22 de noviembre de 1963. Poco después se decidió enviarlo de vuelta a Cincinnati, a la sede de Hess & Eisenhardt, para efectuar nuevas modificaciones, tras la nula protección proporcionada por el vehículo durante el magnicidio.

Comenzó entonces lo que se dio en llamar el Proyecto D-2, también conocido como la «solución rápida». Tras el asesinato de JFK se formó un comité en el que evaluar las posibles modificaciones necesarias para que la limusina protegiera efectivamente al presidente (en este caso el sucesor de Kennedy, Lyndon B. Johnson). Dicho comité estaba compuesto por más de una treintena de miembros, entre los que había representantes del Servicio Secreto, el Centro de Investigación de Materiales del ejército, de los carroceros Hess & Eisenhardt y de la empresa Pittsburgh Plate Glass Company (actualmente más conocida por sus iniciales PPG), especializada, entre otras muchas cosas, en vidrios laminados de protección (antibalas).

La Casa Blanca dio el visto bueno a un profundo plan de renovación del X-100 el 12 de diciembre de 1963. Rápidamente se pusieron manos a la obra y tras un exhaustivo programa de pruebas fue finalizado en mayo de 1964 y entregado al parque móvil del Servicio Secreto, para seguir prestando servicio en la Casa Blanca. Los costes de dicha preparación, estimados en más de 500.000 dólares fueron compartidos por Ford Motor Company, diversos proveedores y el Gobierno Federal.

Los más importantes trabajos que se llevaron a cabo durante esta remodelación consistieron en:

  • La eliminación de todas las partes dañadas a raíz del atentado y modificación de parte de la zona trasera para adecuarla a las transformaciones previstas.
  • Blindaje completo del habitáculo trasero
  • Fabricación de un armazón fijo (no extraíble), que sirviera como base a los vidrios antibala de protección.
  • Sustitución del propulsor por otro modificado, dotado de compresor, que proporcionaba cerca de un 17% más de potencia.
  • Se incluyó una segunda unidad de aire acondicionado, para hacer frente al incremento temperatura provocado por el efecto invernadero, debido a la gran superficie acristalada.
  • También se añadieron nuevos dispositivos electrónicos de comunicación y de otro tipo.
  • Se procedió a reforzar algunos elementos mecánicos y estructurales, para que soportaran mejor el incremento de peso debido a las modificaciones realizadas.
  • Nuevo tratamiento de pintura, con un color específico denominado “Presidential Blue Metallic” que, entre sus numerosas capas, contaba con partículas metálicas que brillaban a la luz del sol.

Pero el Servicio Secreto no debió quedar completamente satisfecho y en enero de 1967 el Lincoln-Mercury Continental SS X-100 volvió a pasar de nuevo por los talleres de Hess & Eisenhardt, en lo que se dio en llamar Proyecto R-2, que consistió en:

  • Revisión del sistema de aire acondicionado para dotarlo de una mayor capacidad de refrigeración.
  • Modificación de la puerta trasera derecha, para que el cristal antibalas de la misma pudiera subirse y bajarse, mediante un dispositivo más potente y adecuado.
  • Refuerzo del techo con fibra de vidrio para que soportase mejor el peso adicional.
  • Eliminación de toda la pintura del vehículo, hasta llegar a la chapa, para así poder reparar las abolladuras, además de un posterior repintado completo de la carrocería.
  • Diversas modificaciones menores, entre las que se añadieron diversos asideros en el techo para los miembros del Servicio Secreto encargados de proteger al presidente.

En la década posterior se siguieron implementando diversas transformaciones, como un nuevo paragolpes delantero o la modificación de la ubicación de las luces de emergencia, que pasaron a situarse en la parrilla delantera. Además, durante la presidencia de Nixon, parte del techo de cristal antibalas fue modificado, añadiendo una pequeña trampilla que le permitiese ponerse de pie para pasar revista durante los desfiles.

Aunque durante esos años se construyeron varias limusinas presidenciales (en 1968 y 1972), este modelo tan singular continuó siendo utilizado por los presidentes Johnson, Nixon, Ford y Carter, hasta que a principios de 1977 cesó en sus funciones.

Hoy en día este histórico modelo se encuentra expuesto al público en el maravilloso Museo Henry Ford en Dearborn, Michigan. Que, por cierto, durante estos días está celebrando un importante ciclo de conferencias y exposiciones sobre el medio siglo del asesinato del presidente Kennedy. Además, durante todo el día de hoy (22 de noviembre) el acceso será gratuito a sus dependencias.

Curiosa la historia de este Lincoln-Mercury Continental SS X-100, pero lo que más nos ha llamado la atención es que, por inconcebible que parezca, en el momento del atentado este vehículo no estaba blindado. ¿Tal era la confianza que tenían en que nadie se atrevería a llevarlo a cabo?. No sabemos si una protección de este tipo, por ligera que fuera, hubiera salvado a JFK de los disparos o, si al haberla tenido quizá el asesino o asesinos hubiesen intentado perpetrarlo por otros medios, pero lo que sí está claro es que tras los acontecimientos del 22 de noviembre de 1963 en Dallas hubo un antes y un después en lo tocante a protección de los presidentes de EE.UU. en sus limusinas, un largo recorrido hasta llegar a la actual, que utiliza Barak Obama, y de la que os hablaremos próximamente.

De todas formas, si alguno de vosotros quiere tener un recuerdo especial, la firma de maquetas YatMing dispone de una réplica, denominada 1961 LINCOLN X-100 KENNEDY CAR, dentro de su serie Presidential Limousines.

Y por último, no podía faltar el vídeo más famoso sobre el magnicidio, grabado por Abraham Zapruder, quizá los 27 segundos de filmación más analizados de la historia:

Fuentes: Henry Ford Museum – The John F. Kennedy Presidential Library and MuseumThe Sixth Floor Museum at Dealey Plaza – The Portal to Texas History

Galería de imágenes:

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