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Victoria Fuentes

Diez grandes meteduras de pata provocadas por GPS

A veces la confianza ciega en la tecnología trae consecuencias. Cuando no sabes por dónde vas y haces un all in en tu GPS, puede que llegues a tu destino sin percance alguno, o puede que vayas a llevar al gato al veterinario y acabes pasando el cartel «Bienvenidos a Marbella».

No sería la primera vez, como podrás comprobar con estos incidentes/accidentes/desastres más memorables de todos los tiempos producidos por un GPS mal posicionado. Antes de que tu mandíbula empiece a desencajarse, te recordamos que a veces tu dispositivo de geolocalización puede que no esté actualizado o que sus instrucciones no sean comprensibles por una mala traducción (qué de decir del mítico «gire ligeramente a la derecha» o «continúe por la nacional uve»  o el cómico «shal de la rotonda»). También puede ocurrir que hayas escrito mal el destino, o que la carretera esté en obras que te obliguen a desviarte y tu GPS no se redireccione hasta los próximos 50 km. Todo esto aderezado con el hecho de que, en vez de prestar atención a la carretera, lo estés haciendo a este, en ocasiones, aparato infernal.

1. La mujer que acabó en Croacia

Como no podía ser de otra manera, esta lista ha de ser encabezada por la mujer belga que acabó recorriendo casi 1.500 kilómetros cuando quería hacer un trayecto de 32. La protagonista, de 67 años y natural de Erquelinnes (Bélgica) quería ir a la estación de trenes Norte de Bruselas, destino que se encontraba a 40 minutos.

Pero el GPS no quería ir allí, así que decidió llevar a la sumisa conductora un poco más lejos, en concreto a Zagreb. Las señales de tráfico en francés y alemán y el hecho de que llevara 12 horas conduciendo no frenaron a esta intrépida conductora, que pasó por tres países diferentes hasta llegar a Croacia. Fue su hijo el que alertó a las autoridades al percatarse de que su madre tardaba más de lo normal en llegar. Menos mal que la encontraron.

2. Camiones que quedan atrapados

Cuando las empresas obligan a sus transportistas a coger rutas alternativas para evitar los peajes o bien el conductor introduce mal la dirección, puede ocurrir que el camión quede atrapado en una calle o vía demasiado estrecha o directamente sin salida.

Quizá uno de los casos más sonados fue el del camionero suizo que iba al puerto de Cedeira con su camión… pero indicó en el GPS que le llevase a la aldea de Cerdeira (Ourense). Quedó atascado en una diminuta carretera. El pobre, que solamente hablaba alemán, fue a la aldea a pedir ayuda y cuál fue su sorpresa al comprobar que había unos cuantos habitantes de esa diminuta población que hablaban su idioma, al haber sido emigrantes. Le aocgieron los días que una pala ancheaba la vía y una grúa ayudaba a desatascar el camión del angosto lugar.

3. Tu destino: al fondo de las escaleras

En 2013 un conductor acabó bajando las escaleras de una calle peatonal en el centro de Teruel por seguir a rajatabla las instrucciones de su GPS. Los foráneos aseguran que no es el primero que acaba así por culpa del dispositivo, que ha mandado al menos a cinco personas más al final de estas escaleras.

4. Atascado en un acantilado

Mandy, un audaz conductor alemán, quedó varado con su camión de 17 metros en la explanada de un faro en Galicia (el de Cedeira, curiosamente) yendo de camino a San Sebastián. Logró virar en un lugar de apenas 18 metros de longitud, pero luego se le rompió el eje en la primera y angosta curva con la que se topó. Lo bueno es que disfrutó de una semana de vacaciones obligadas con la familia del farero que le acogió.

5. Hola, han demolido tu casa

Imagínate que te llaman para decirte que han echado abajo tu casa porque la empresa de demoliciones se ha equivocado. Pues ocurrió en el Condado de Carroll, Georgia: una compañía dedicada a las demoliciones eligió la casa equivocada debido a un error en las coordenadas de su GPS. La vivienda que debía ser derruida estaba al otro lado de la calle. Qué gracia.

6. Hasta la cima por un camino de cabras

El protagonista de esta hazaña acabó en la cima de una montaña en Suiza bloqueado con su furgoneta, sin poder avanzar o retroceder. Otro fiel seguidor de su navegador, que le mandó directo a la cumbre de una montaña por un camino de piedras intransitable. Los servicios de emergencia pudieron sacarlo volando, en un helicóptero. Al fin pudo vivir su momento Fast and Furious.

7. El SL500 que acabó en el fondo del río

Una inglesa de 28 años ignoró todas las señales que le advertían de que lo que había al final de la carretera no era nada bueno, y siguió adelante como si no hubiera un mañana. Y lo peor de todo es que acabó en el fondo de un río inundado en un Mercedes SL500 por seguir, paso a paso, la entusiasta voz de su navegador. En este caso debería haber dicho «continúe durante un kilómetro hasta el fondo del río». Y allí que fue. El coche fue rescatado una semana después, y ella pudo salir con la ayuda de un transeúnte, alucinado, suponemos.

8. Si el Maps te dice que lo hagas, tú lo haces

Una joven californiana desafió a la lógica y decidió que era buena idea seguir las indicaciones de su BlackBerry y comenzar su ruta por medio de una autopista de Utah sin camino peatonal. Y allí que se fue, a andar durante algo más de un kilómetro y medio hasta que tuvo un accidente, como era de esperar. Lo que no era de esperar es que además de su imprudencia, demandara al conductor que la atropelló y a Google por ser supuestamente responsables de lo que había ocurrido. El ser humano jamás dejará de sorprendernos.

9. Entre dos calles de Ciudad Real

Ocho horas fue el tiempo que pasó un camión de grandes dimensiones entre las calles de un pueblo de Ciudad Real después de que su conductor tuviera una confianza ciega en su GPS. El vehículo cubría la ruta Alemania-Portugal, hasta que, llegado a este punto, se quedó encajonado entre varias casas. Al final tuvo que ser remolcado por una gran grúa, la única capaz de sacar al conductor alemán de un lío así. Esperamos que al menos se diera una vuelta por el pueblo.

10. Si me buscas, estaré en lo alto de ese árbol

Este camionero alemán acabo en las alturas, no sabemos bien cómo, en su búsqueda de la fábrica sueca donde tenía que dejar su carga. Su GPS le indicó que entrara en una calle peatonal, y a pesar de las señales se aventuró, destrozando en su camino dos farolas, un seto y acabando en lo alto de un cerezo. Y encima le cayó una multa.

Esperamos que esto sirva de recordatorio a la hora de depositar nuestra fe en este dispositivo y en Google Maps, a veces amigo, a veces protagonista de nuestras peores pesadillas.

Vía: ABC, Foro Transportistas, El Periódico, Computer Hoy, Omicrono, El Mundo, La Voz de Galicia

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