No es que sea este el foro adecuado para plantear debates de según que tipo, pero desde hace unos años, la polémica rodea a la Dirección General de Tráfico. ¿Seguridad o afán recaudatorio? ¿O ambas cosas?.
La realidad es que las endebles arcas del estado han encontrado en las multas una herramienta eficaz para engordar su liquidez, circunstancia que como es lógico ha despertado las iras de usuarios y asociaciones de conductores.
En pleno debate, Joan Areigo, director del Servicio Catalán de Tráfico (SCT) ha informado hoy mismo en rueda de prensa, que se está llevando a cabo un profundo análisis del funcionamiento de los radares instalados en las carreteras catalanas en los últimos años.
Todo después de que saliera a la luz que uno de ellos ha reacudado nada más que cinco millones de euros en un período de tres años.
El radar en concreto está localizado en la antigua zona 80, en las accesos a Barcelona y ha sido el propio organismo el que ha reconocido que este número de multas resulta sorprendente.
A pesar de puntilizar que en su momento fue instalado allí por razones técnicas, Areigo no descarta que sea “ uno de los candidatos a ser movido”.
En el otro extremo, el SCT recuerda que también existen otros radares que nunca han realizado ni una sola foto ni impuesto sanción alguna, por lo que también deberán ser revisados.
El estudio pretende ser finalizado antes de la Semana Santa, una fecha de espacial tránsito en las carreteras, y que una vez hayan sacado las conclusiones pertinentes se llevarán a cabo las actuaciones que sean necesarias.
Fueron los propios usuarios los que llamaron a la atención sobre el irregular funcionamiento de este radar especialmente activo, aunque la oposición política de ICV se ha mostrado critico con la investigación ya que aseguran “criminalizan” el papel de estos dispositivos que afirman, en la mayoría de los casos funcionan la perfección.
Vía: Europapress