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Gonzalo Yllera

Un prototipo de Ford GT40 se subasta por 7 millones de dólares

La casa Mecum Auctions ha subastado el pasado fin de semana, en Houston (Texas, EE.UU.), uno de los raros prototipos originales existentes del mítico Ford GT40. Como su número de chasis indica (GT/104), se trata de la cuarta unidad de este modelo y, en la actualidad es el segundo Ford GT40 más antiguo del que se tiene constancia, de ahí su gran valor, que se ha visto reflejado en esta subasta alcanzando un precio final de nada menos que 7 millones de dólares.

La historia del Ford GT40 resulta de lo más curiosa, siendo fruto del “ánimo de venganza” que Henry Ford II tenía hacia Enzo Ferrari, después de que éste último rechazase una cuantiosa oferta para la compra de la marca de deportivos italianos por parte del gigante norteamericano.

Este modelo nació como la máquina encargada de humillar en los circuitos a los pluricampeones Ferrari. El desarrollo inicial del programa GT40 correspondió a John Wyer, anteriormente jefe del equipo Aston Martin de competición.

El GT/104 fue el cuarto prototipo de GT40 en ser fabricado, y el primero de ellos en construir su chasis con tubos de acero con una pared más delgada de lo habitual, con la finalidad de ahorrar un peso crucial en competición. Este ejemplar, elaborado por Ford Advanced Vehicles en junio de 1964, apenas completó 50 kilómetros de test antes de ser enviado a toda prisa a competir en las 24 Horas de Le Mans de ese año.

Jo Schlesser y Richard “Dickie” Atwood fueron los pilotos asignados a esta unidad que, a pesar de sus problemas de juventud, logró clasificarse en octava posición para la salida de la prueba de resistencia más famosa del mundo. Pero, lamentablemente, no pudo terminar la carrera, pues cuando habían transcurrido apenas 4 horas de la misma, el motor se incendió en la larga recta de Mulsanne, dando al traste con su participación. Aunque los bomberos pudieron apagar el incendio con prontitud, evitando la destrucción total del coche, éste quedó tan dañado que resultó imposible repararlo a tiempo para continuar. Tampoco pudieron acabar la mítica prueba francesa las otras dos unidades de Ford GT40 participantes, retirándose algunas horas después.

Evidentemente este no era el resultado esperado por la firma norteamericana y mucho menos por Henry Ford II, ansioso de infligir una severa derrota a las máquinas de “il cavallino rampante”. Visto lo cual se tomó la decisión de transferir todo el programa de carreras al equipo dirigido por el afamado piloto y constructor Carroll Shelby.

Una vez salvada de las llamas, y reparada en su totalidad, la unidad GT/104 fue enviada a competir al Gran Premio de Nassau, a finales de noviembre de 1964. En esta ocasión el coche fue pilotado para la escudería Shelby American por Bruce McLaren pero, una vez más, tampoco pudo acabar la prueba, retirándose antes de tiempo por problemas con la suspensión.

Tras este nuevo fiasco el Ford GT/104, y su hermano gemelo el GT/103, se enviaron a las instalaciones de Shelby American, en California, para tratar de resolver sus evidentes problemas de diseño. Se sometieron a intensas jornadas de test en los circuitos de Riverside y Willow Springs, revelándose serios defectos a nivel de refrigeración del propulsor, en la transmisión, el equipo de frenos y también de tipo aerodinámico.

Para solucionarlos Shelby recurrió a los ingenieros de Ford, que llevaron a cabo un completo programa de pruebas en el túnel de viento, resolviendo los problemas de estabilidad a alta velocidad gracias a diversos cambios aerodinámicos. A nivel mecánico se eliminó el sistema de lubricación por cárter seco, lo que supuso ganar cerca de 34 kilos a la báscula, a la vez que se mejoraba el flujo de aire y se reducía la siempre comprometida elevación del morro a altas velocidades.

En un primer momento, para la carrera de Nassau, se sustituyó el V8 de Ford, de 255 pulgadas cúbicas (4.178 centímetros cúbicos) por uno de los efectivos motores V8 de Shelby, con una cilindrada de 289 pulgadas cúbicas (4.735 centímetros cúbicos). Pero, una vez que la temporada llegó a su fin, contaron con el tiempo suficiente para desarrollar un motor específico y perfectamente adaptado al Ford GT40.

También se llevaron a cabo cambios a nivel estético, modificándose la decoración original en blanco, con dos bandas longitudinales en azul, pintando la carrocería completamente de azul (Guardsman Blue) y sustituyendo las bandas por otras en color blanco.

Para la primera carrera de la nueva temporada, la Daytona Continental Race, en febrero de 1965, Shelby había conseguido transformar al GT40 en una máquina competitiva. Pilotado por Bob Bondurant y Richie Ginther, el GT/104 se clasificó en los entrenamientos en segunda posición, mientras que en carrera terminaría ocupando el tercer escalón del pódium, tras una dura lucha a lo largo de las 1.240 millas de la prueba (2.000 kilómetros). Fue su gemelo, el GT/103, el que conseguiría la victoria final.

A pesar de que todos los problemas iniciales y fallos de diseño parecían definitivamente olvidados, en las siguientes carreras de la temporada, que se celebraron en Sebring y Monza, la suerte no acompañó a esta unidad, debiendo retirarse debido a diversos fallos de suspensión. Mientras que otro fallo, esta vez en el pit stop, le costó a sus pilotos (Chris Amon, Bruce McLaren y Phil Hill), un merecido pódium en la prueba de los 1.000 kilómetros de Nürburgring de 1965. Su última decepción llegó cuando iba a competir en la edición de ese año de las 24 Horas de Le Mans (junto al GT/103), siendo retirados en el último momento para ser sustituidos por una versión evolucionada del GT40, equipada con el carismático motor Ford V8 de 427 pulgadas cúbicas (6.997 centímetros cúbicos).

Una vez retirado de la competición, este ejemplar fue enviado a las instalaciones de Kar Kraft para su restauración, aunque finalmente fue el Departamento de Estilo de la firma del óvalo el encargado de dicho proceso. Posteriormente se utilizó como coche de demostración hasta el año 1971, cuando pasó a manos privadas. Por desgracia esta unidad no recibió el tratamiento que merecía por parte de sucesivos propietarios, sufriendo incluso un incendio, hasta que en el año 2010, en las instalaciones del especialista Paul Lanzante, se le devolvió su antiguo esplendor, retornando a las especificaciones originales de 1965, es decir con su motor V8 de 289 pulgadas cúbicas, firmado por Shelby, con 4 carburadores Weber 48IDA, una caja de cambios de 4 velocidades Colotti T37, y 4 frenos de disco Girling de 11,5 pulgadas de diámetro.


Fuente: Mecum Auctions.

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