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Pruebanoticias/
Gonzalo Yllera

Prueba a fondo: Range Rover Evoque

En determinadas circunstancias resulta difícil, muy difícil, probar un vehículo cuando tienes una idea preconcebida del mismo. No siempre resulta fácil abstraerse de todo el bagaje de impresiones previas para realizar un análisis objetivo, o al menos todo lo objetivo que se debiera. Y esto ocurre con el modelo al que nos enfrentamos en nuestra Prueba a Fondo: el Range Rover Evoque.

Son tantas las impresiones positivas que hemos leído en revistas de papel y medios on-line, tan asombrosas las opiniones de conocidos e incluso de gente ajena al “mundo del motor” que ha podido verlo en la calle o en los concesionarios, que inmediatamente nos entra la duda: ¿será realmente tan bueno como dicen?, ¿se nos caerá el mito cuando lo probemos?

Todas estas ideas rondaban por mi cabeza en el trayecto que separaba las oficinas de Land Rover/Jaguar en Madrid del aparcamiento donde debía retirar la unidad asignada para esta prueba, hasta que el ansiado momento llegó y me encontré cara a cara con el modelo inglés. Alumbrado por los fluorescentes del garaje parecía encontrarse medio agazapado en la penumbra, entre varias unidades de sus hermanos de marca. Pero incluso en esas condiciones de iluminación llamaba poderosamente la atención, y más si cabe debido al color de la unidad de pruebas, un vistoso azul (denominado Mauritius Blue) que no hacía sino remarcar sus angulosas formas.

Me acerqué con precaución, observándolo detenidamente, como intentando compenetrarme con él. De repente caí en la cuenta que estaba ante la variante coupé, sin duda la más bonita (sin desmerecer en absoluto a la de cinco puertas), ¡tal había sido el magnetismo de su atrayente frontal! Inmediatamente me aproximé a la puerta del conductor y el vehículo se abrió al intentar accionar la maneta, gracias al acceso sin llave. En la penumbra, debido a la estudiada iluminación LED, se vislumbraba un interior marcadamente tecnológico, con una apariencia realmente fantástica.

Saqué la ficha técnica para saber “a lo que me enfrentaba”. La denominación exacta era: Range Rover Evoque 2.2 SD4 Diesel 4×4 Dynamic Coupé Automático (¡vaya con el nombrecito!). ¡No estaba nada mal! ¡Se habían portado los responsables de la marca! Eché una ojeada rápida al manual del conductor (aunque confieso que ya me lo había leído la noche anterior) y pulsé el botón de arranque (no necesita llave). Un inmediato ronroneo, apenas percibido, se colaba en el interior y las luces de xenón iluminaban el parking delante de mí, al mismo tiempo que la ruleta de selección del cambio automático emergía de la consola central como por arte de magia… Seleccioné la posición “D” y el todocamino británico inició suavemente la marcha.

Una vez salimos al exterior, y con la luz del día iluminándolo todo, las impresiones percibidas en el interior del garaje no hicieron sino mejorar, y no pude evitar fijarme en los transeúntes que se volvían asombrados a mirar el llamativo todocamino. ¡Alguno incluso estuvo a punto de estamparse con un semáforo…! Supongo que era fruto de la expectación, tanto de las bellas líneas del atractivo SUV, como por la posibilidad de que en su interior se encontrara algún futbolista del Real Madrid (el parking está situado junto al Santiago Bernabéu), ¡menuda decepción se llevarían al verme…!.

Aparqué unos instantes en una zona menos transitada, para observarlo más detenidamente y el Evoque se mostró en todo su esplendor…

Exterior

No es de extrañar el auténtico “bombazo” de ventas en el que se ha convertido, justo cuando se cumple un año de su entrada en producción (según datos de la marca en los primeros nueve meses se han vendido 80.000 unidades, y en la planta donde se ensambla, en Halewood, se ha tenido que triplicar la plantilla para hacer frente a la demanda). Es un modelo diferente a lo que estamos habituados en el universo SUV actual, con formas angulosas y perfiles muy marcados, con un techo ligeramente descendente y una línea de cintura alta que configuran unas ventanillas laterales diminutas, casi como las de un coupé.

En esta versión de 3 puertas esta tendencia es aún más marcada y resulta francamente sorprendente las escasas diferencias existentes entre el prototipo LRX, del que deriva, y el modelo finalmente comercializado. De hecho hay muy pocos casos en el mercado actual en los que se conserven de una manera tan pura las líneas maestras marcadas por un concept-car. Este fue presentado por vez primera en un ya “lejano” enero de 2008 en el Salón NAIAS (North American International Auto Show) de Detroit.

El frontal tiene un aspecto macizo, casi intimidante (sobre todo cuando nos observa, por el espejo retrovisor, el conductor del vehículo que nos precede) que nos recuerda vagamente a sus “hermanos mayores”, pero con líneas mucho más modernas y vanguardistas, a lo que contribuyen decididamente los faros de xenón con la preciosa iluminación LED (luz de día), la calandra delantera o las enormes aberturas donde se ubican las luces antiniebla.

La parte trasera se distingue por su elevado perfil, con un cristal trasero de reducidas dimensiones “protegido” por un enorme deflector en su parte superior, que incorpora la tercera luz de freno. Por su parte las luces de posición, intermitentes y marcha atrás están dispuestas en unos pequeños conjuntos laterales de atractivas formas e iluminación tipo LED. En la zona inferior los antiniebla delimitan una zona que incluyen las dos salidas de escape simétricas y un difusor con una apariencia similar a la que podemos encontrar en cualquier superdeportivo de altas prestaciones.

De los tres acabados disponibles (“Pure”, “Prestige” y “Dynamic”) era este último del que íbamos a poder disfrutar, el cual se caracteriza por su aspecto exterior más deportivo gracias a los parachoques delantero y trasero específicos, así como los laterales, salidas de escape, parrilla delantera, embellecedores y salidas de aire laterales y superiores o la extensión del alerón posterior.

Las enormes ruedas, situadas prácticamente en las cuatro esquinas de la carrocería, equipan llantas de 19 pulgadas de diámetro “Sparkle Silver” con neumáticos Pirelli Scorpion Verde, en medidas 235/55-19.

Una vez superado el embelesamiento que supone admirar sus líneas externas decidimos analizar con ojo crítico el interior. Para poder acceder al mismo, en esta versión 3 puertas, es necesario tener el suficiente espacio lateral, dado el enorme tamaño de las puertas, que se abren y cierran con sorprendente suavidad y ajuste perfecto.

Interior

Lo que nos encontramos una vez franqueamos la puerta es un ambiente sumamente agradable, con un diseño actual, pero quizá no tan “rompedor” como la estética exterior nos haría imaginar. La calidad percibida es fantástica, como en todo Range Rover que se precie de tal. Los ajustes son simplemente sensacionales y los materiales empleados solamente pueden recibir un sobresaliente. En esta ocasión la combinación de colores que equipaba la versión probada recibe la denominación “Ivory/Lunar”, que le otorga una gran luminosidad (pese al pequeño tamaño de las ventanas) incluso sin abrir el inmenso techo panorámico de cristal.

Una vez ocupamos el puesto de conducción la postura es elevada, pero no tanto como la de sus hermanos mayores, quizá en ese afán de erigirse en el modelo más deportivo de la casa. La visibilidad exterior es algo precaria debido al reducido tamaño de las ventanas, sobre todo hacia atrás, aunque es cuestión de acostumbrarse. Los imponentes espejos exteriores ayudan a mejorarla, aunque también «comen» algo de espacio visual (y no se pliegan totalmenete). Es relativamente fácil encontrar la postura más adecuada gracias a la multitud de reglajes eléctricos disponibles así como los botones donde memorizar nuestra configuración preferida. El volante multifunción tiene un tamaño y grosor correctos, con un tacto increíble gracias a la piel con la que va forrado. En los radios horizontales se disponen los controles de audio y de configuración del navegador, también se sitúan los controles del teléfono y en la parte posterior las levas del cambio (de un tamaño más que adecuado).

La mezcla de materiales refleja un gusto exquisito, predominando por doquier el aluminio y el cuero en diferentes calidades y texturas. La terminación es excelente y resulta imposible encontrar detalles de acabado (incluso en zonas escondidas) que no estén a la altura.

El acceso a todos los mandos y dispositivos es francamente bueno con la única excepción del pulsador del “warning” (alejado del conductor y no suficientemente bien dimensionado). La información que recibimos es de lo más completa, con una mezcla de relojes analógicos (cuentavueltas y velocímetro) y pantallas multifunción (una entre ambos relojes, de 5 pulgadas, y otra en la consola central, con un tamaño de 8 pulgadas).

Pero como no todo iba a ser bueno, uno de los problemas más evidentes de habitabilidad de esta versión de tres puertas sucede cuando no viajamos solos o en pareja y tratamos de acceder a las plazas traseras. Es evidente que si la familia está compuesta por tres o cuatro miembros deberíamos elegir la versión de cinco puertas por su facilidad de acceso, pero no resulta de recibo que, aunque estas plazas se ocupen ocasionalmente, el sistema de acceso no esté más conseguido. Se ha de desplazar hacia adelante el respaldo mediante un tirador, no ofreciendo el suficiente espacio para entrar o salir (a no ser que te apellides Houdini) y entonces hay que actuar sobre un pulsador que desplaza eléctricamente todo el asiento hacia adelante “a velocidad de tortuga” (¡literalmente!). La maniobra se hace eterna, pudiendo tornarse incluso peligrosa si estamos aparcados en una calle estrecha, o en doble fila, y necesitamos acceder rápidamente al interior (uno de los pocos aspectos a mejorar de este modelo).

En cambio una vez superado este punto las plazas traseras tienen unas dimensiones más que aceptables, donde dos adultos podrán realizar largos viajes con suficientes dosis de comodidad (salvo que necesiten visitar con frecuencia los excusados de las gasolineras en ruta). En la configuración del modelo probado solamente dos pasajeros podían ocupar las plazas traseras con asientos muy marcados con resaltes laterales que evitan los deslizamientos en caso de que el conductor practique una conducción más alegre. Contrariamente a lo que pudiera parecer la sensación no es nada agobiante en estas plazas, pese al tamaño de las ventanillas, gracias a su amplitud interior y sobre todo a la posibilidad de desplegar el techo panorámico de cristal.

Equipamiento

El sistema de climatización bizona ofrece un rendimiento excelente, alcanzando la temperatura de “trabajo” rápidamente, incluso en días sumamente calurosos como en los que nos tocó “disfrutar” a los mandos del modelo ensamblado en la factoría británica de Halewood.

Pero si hay algo que es capaz de dejar con la boca abierta a los pasajeros de este modelo es lo que se conoce como sistema de Infotaintment. Gracias a la enorme pantalla de 8 pulgadas se pueden configurar multitud de dispositivos que nos hacen la “vida a bordo” mucho más fácil. Empezando por el sistema de Navegación Premium, de excelente calidad, aunque algo “enrevesado” de manejar las primeras ocasiones, y continuando por el equipo de sonido, realizado exprofeso para este modelo por la prestigiosa marca Meridian. Si el equipo de serie de 380 W de potencia y 11 altavoces (incluyendo subwofer) ya suena como los propios ángeles no quiero ni imaginar como lo hará el opcional de 17 altavoces y nada menos que 825 W de potencia.

Por supuesto la conectividad es absoluta, con conexiones USB, tomas auxiliares para iPod, Bluetooth con audio en streaming, etc. Los Smartphone modernos son reconocidos sin ningún tipo de problema y tanto su gestión desde los mandos como la calidad del audio en conversación son excelentes.

Maletero

El maletero disfruta de una capacidad notable para las dimensiones generales del vehículo, con formas muy cúbicas y aprovechables con un volumen total de 550 litros, en parte gracias (o mejor dicho a pesar) de la ausencia de rueda de repuesto (se utiliza un líquido que tapona el pinchazo y un compresor para hinchar los enormes neumáticos, ¡más vale que no nos pase nada en nuestras aventuras off-road!).

Debajo de la tapa que cubre el fondo del maletero se disponen diferentes compartimentos en los que distribuir aquella impedimenta que no queremos que esté a la vista al abrir el portón trasero o que simplemente no ande dando tumbos. Los asientos traseros pueden plegarse en mitades asimétricas (40/60), aunque la superficie de carga obtenida no es totalmente plana, alcanzando un volumen de 1.350 litros. Por supuesto, dentro del amplísimo catálogo de opciones hay disponibles raíles para el techo, baúles para colocar en ellos, bolas de remolque o portabicicletas/esquíes con los que aumentar su capacidad de transporte.

Motor

El propulsor de la versión probada es el conocido turbodiésel de 4 cilindros en línea, con 16 válvulas e inyección electrónica common-rail, de 2.179 centímetros cúbicos, que entrega una potencia de 190 CV a 3.500 rpm y un par máximo de 420 Nm a tan sólo 1.750 rpm. Con estos datos las prestaciones son francamente buenas ya que según la marca alcanza una velocidad máxima de 195 km/h (200 km/h, en el caso de la versión manual) y acelera de 0 a 100 km/h en unos excelentes 8,5 segundos. Las emisiones de CO2 se sitúan en 169 gr/km.

¿Cómo va este motor? Francamente creemos que es la versión que mejor se adapta a esta combinación de tracción (4×4) y cambio (automático). Se muestra suficientemente potente para realizar adelantamientos contundentes con 4 ocupantes y su correspondiente equipaje, posibilitando mantener cruceros de esos que conllevan “pena de cárcel” sin aparente esfuerzo. Es más, estamos por asegurar que sería un magnífico vehículo para arrastrar una caravana con total solvencia y seguridad. Los consumos resultan bastante razonables, teniendo en cuenta la potencia, el peso del vehículo y la cantidad de órganos en movimiento, debido a la tracción total. En nuestro recorrido de pruebas (que describimos más adelante) de un total de 657 km, el consumo promedio fue, según el ordenador de viaje, de 10,3 litros cada 100 km, con una velocidad promedio de 67 km/h.

Para aquellos que consideren excesiva esta motorización (SD4) y no necesiten de la tracción total o el cambio automático, existe una versión de este mismo propulsor (eD4) con 150 CV de potencia y 380 Nm de par, con unas emisiones de CO2 de tan solo 129 gr/km gracias a la utilización del sistema Start&Stop.

Comportamiento

Pero había llegado el momento de ponerse en marcha, y una vez me incorporé al tráfico rodado de los alrededores del estadio de Chamartín, siempre complicado a esas horas, mis temores a encontrarme con un vehículo torpe o poco ágil se disiparon casi de inmediato. Su tamaño contenido no nos hace sufrir a la hora de desenvolvernos entre los coches, su posición ligeramente dominante sobre el resto del tráfico nos permite anticiparnos a maniobras inesperadas de los vehículos que nos preceden, su cambio automático de seis relaciones es toda una delicia en estas circunstancias y el elevado par motor de su propulsor sale a relucir cuando es necesario. Si a ello sumamos, como ya dijimos anteriormente, su excelente climatizador y el fabuloso equipo de audio, el atasco de todos los días no se convierte precisamente en un suplicio, salvo por un consumo de combustible algo elevado (para los estándares de un vehículo ciudadano), pero nada exagerado si tenemos en cuenta la importante masa que estamos desplazando y el tratarse de un vehículo de tracción total.

Una vez que tomamos las avenidas de varios carriles que nos sacarán de la ciudad el Range Rover Evoque comenzará a sentirse “en su salsa” y vamos cogiéndole gusto a su buen rodar cuando alcanzamos alguna autovía que nos acercará a nuestro destino. A velocidades legales (¿acaso existen otras?) el confort es absoluto. Está perfectamente insonorizado y solamente si el asfalto es algo rugoso llegará a nuestros oídos un mayor ruido de rodadura proveniente de las inmensas ruedas que equipa.

En el caso de esta variante “Dynamic” el tarado de las suspensiones es algo seco (sobre todo cuando sobrepasamos los “guardias tumbados” tan comunes hoy en día), a la vez que suficientemente rígida como para ayudar a contener las inercias cuando se practica una conducción “decidida”. La verdad es que le va como “anillo al dedo” a la deportividad de este modelo de tres puertas pero, no obstante si no queréis sufrir en exceso, es posible disponer opcionalmente del sistema Adaptive Dynamics que optimiza la amortiguación MagneRide (que varía continuamente su dureza) para lograr el perfecto equilibrio entre conducción ágil y confort de marcha.

Auxiliado por el regulador de velocidad el consumo se redujo bastante, pero como todos sabéis resulta tremendamente aburrido, así que con la escusa de realizar algunas fotos decidimos abandonar la autovía para abordar una carretera de montaña de escaso tráfico, buen asfalto y curvas de todo tipo (desde paellas de 30 km/h a otras de amplio radio). En este caso la amortiguación más dura nos vino “de perlas” y aprovechamos a utilizar la posición “Sport” del “Drive Select” (el selector giratorio similar al empleado por Jaguar) para obtener una respuesta mucho más deportiva del cambio y ayudarnos en retenciones en fuertes bajadas.

Su comportamiento en estas circunstancias es excelente, siempre que seamos conscientes de que no nos encontramos subidos en un deportivo y del peso y las inercias que ello conlleva. Los neumáticos cumplen su función aunque no son los más adecuados para tales circunstancias y los “pobrecitos” comienzan a chirriar desesperadamente en cuanto les exigimos más de la cuenta. Si descendemos un puerto “a saco” los frenos cumplen adecuadamente (con discos ventilados delanteros de 300 mm y macizos traseros de 302 mm) aunque al final del tramo habrá que dejarlos descansar si no queremos que las frenadas se alarguen innecesariamente. Se trata de un vehículo netamente subvirador y fácilmente controlable, siempre ayudados para nuestra tranquilidad por una electrónica algo intrusiva.

La siguiente parte de nuestro recorrido transcurrió por una serie de pistas de tierra, rápidas y sinuosas, donde salieron a relucir el magnífico chasis y suspensiones así como la tracción integral del todocamino británico, pudiendo mantener un ritmo realmente sorprendente, siempre que elijamos la posición adecuada del sistema Terrain Response. Si el terreno acaba complicándose aún más, bien porque se convierta en una zona de bancos de arena o porque las roderas y el barro dificulten nuestro avance, bastará un simple toque a la tecla correspondiente de la consola central para que continuemos avanzando.

Conviene recordar que este modelo no equipa reductora ni bloqueos de diferencial (para eso tenemos otros vehículos dentro de la marca Land Rover), pero se desenvuelve perfectamente en los medios más adversos gracias a la avanzada electrónica que gestiona el mencionado sistema Terrain Response ayudado por el efectivo cambio automático. Sus límites, en este caso, lo ponen los neumáticos no especializados y están mucho más allá de lo que nos atreveremos a realizar, si es que deseamos salvaguardar la integridad de «nuestra inversión».

El Range Rover Evoque en, acabado Dynamic, parte desde los 43.400 €, aunque el precio de la unidad probada ascendía a 52.700 €, a lo que había que añadir el importe correspondiente a las opciones montadas:

Pintura metalizada color Mauritius Blue743,00 €
Navegación Premium (incluye disco duro y cargador de 10 CD/DVD, control de voz y TMC)2.218.00 €
Acceso sin llave980,00 €
Asistencia al aparcamiento707,00 €
Techo solar (incluye panel interior eléctrico)670,00 €
Apertura y cierre eléctrico del maletero660,00 €
Pintura techo en contraste con la carrocería (Fuji White)619,00 €
Control de distancia aparcamiento delantero403,00 €
Pack fumador31,00 €

Con lo que el montante total resultaba ser de nada menos que 59.731 €

Veredicto coches.com

¿Caro? Evidentemente sí, y además es tremendamente fácil volverse loco con el configurador web y que la factura final alcance proporciones desorbitadas, pero en la marca británica han decidido jugar esta baza a sabiendas de que ello supone un “plus” de exclusividad. Frente a posibles rivales, como pueden ser el Audi Q3, el BMW X1 o el Volkswagen Tiguan, pierde algo en comportamiento deportivo extremo (sólo frente a los dos primeros), pero a cambio ofrece una estética inigualable, unas posibilidades de personalización casi infinitas y se desenvuelve fuera de la carretera muchísimo mejor que ellos, incluso al nivel de un auténtico todoterreno.

Si te gusta este tipo de vehículos y viajas sólo o en pareja indudablemente deberías escoger la versión de tres puertas. Si por el contrario tu familia se compone de tres o más miembros tu elección debería decantarse por el modelo de 5 puertas pues lo poquísimo que se pierde a nivel estético se gana indudablemente en practicidad. Por otro lado «limando» esos pequeños fallos de juventud, que una marca premium como Range Rover no se puede permitir, terminaría por convertirse en un producto absolutamente «entusiasmante» (si es que ya no lo es).

Range Rover Evoque 2.2 SD4 4x4
7.4Nota
Lo mejor
  • Diseño espectacular
  • Calidad percibida
  • Comportamiento todoterreno
Lo peor
  • Precio muy elevado
  • Acceso a las plazas traseras
  • Visibilidad del entorno
Diseño8.5
Habitabilidad6.5
Acabados7.5
Maletero7
Equipamiento7.5
Motor7.5
Comportamiento8
Calidad Precio7

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