No hace mucho, hablábamos del éxito en Volkswagen a través de ejemplares como el Golf, el Polo o el Passat. Sin embargo, los tiempos cambian y, aunque esos modelos históricos siguen a la venta, ya no son los protagonistas dentro de la marca alemana. Los SUV han apartado a las carrocerías tradicionales y el más vendido actualmente no es otro que el Volkswagen T-Cross. Apenas tiene un lustro de vida, pero le ha servido para vender más de 1,2 millones de vehículos a nivel mundial. Ahora estrena una actualización y está disponible desde 23.970 euros.
Que el Volkswagen T-Cross sea un éxito también es positivo para la industria nacional. El pequeño crossover se produce en la fábrica de la marca en Landaben, en Pamplona, compartiendo línea de producción con otros como el Taigo y el Polo.
Todo apunta a que el utilitario saldrá de esa ecuación para dejar espacio a futuros modelos eléctricos pequeños del Grupo Volkswagen. En todo caso, queda claro que el T-Cross es el vehículo con más peso en esas instalaciones y también el más exportado:
Exterior
Aunque hablamos de una actualización, lo cierto es que estamos ante un lavado de cara bastante tímido. No hay grandes cambios para el Volkswagen T-Cross, que mantiene ese frontal marcado, ahora con faros LED de serie y tecnología IQ. Light matricial disponible por primera vez. Tienen la firma lumínica reconocible con esa unión por el centro como en otros ejemplares. También quedan integrados los faros en una parrilla bastante generosa y con entramado deportivo en los R line. Las luces diurnas van también en una posición inferior en los laterales junto a una molduras que son novedades.
Los paragolpes han cambiado ligeramente y ahora vemos una protección plateada en los bajos. Las llantas son de 16 pulgadas de serie, aunque puede llevar de hasta 18 pulgadas opcionalmente. También se ha renovado la paleta de colores, que estrena unos nombres bastante peculiares para los distintos tonos: como Amarillo Chillooón, Blanco y punto, Tirando a beige, Azul Azulillo, Gris Grisáceo, Negro Oscuro, Plata Plateado o el Rojo Rojo. Como en la mayoría de crossover vemos barras de techo y plásticos cubriendo todos los bajos de la carrocería.
La zaga también tiene cambios muy ligeros. Mantiene un pequeño spoiler de techo, justo por encima de la luneta. Los pilotos traseros son lo único que cambia sustancialmente, estrenando una firma lumínica en forma de X en los laterales y quedando unidos por un listón horizontal iluminado. La parte baja del portón recibe la denominación del modelo, mientras que el paragolpes tiene una forma sugerente. Va rematado por una especie de difusor con protección plateada y la salida de escape parcialmente oculta en uno de los laterales.
Queda claro que el Volkswagen T-Cross es un SUV pequeño simplemente con echar un vistazo a su ficha técnica. Tiene una longitud de 4.127 mm, una anchura de 1.760 mm y una altura de 1.573 mm. También cuenta con una distancia entre ejes de 2.551 mm, que tampoco varía respecto a lo que ofrecía su antecesor.
Interior
La principal renovación en el Volkswagen T-Cross venía en su interior. Aquí podemos ver algunas características heredadas de sus hermanos mayores, con la última tecnología de la marca mediante el sistema multimedia MIB3. Dispone de serie de una pantalla de 8 pulgadas, aunque opcionalmente está disponible la de 9,2 pulgadas del Discover Pro que desbloquea algunas funciones adicionales. El tacto es bueno y resulta bastante fácil moverse entre menús. También hay que decir que la conectividad con Android Auto y con Apple Carplay viene de forma inalámbrica y nos facilita mucho la vida.
En este lavado de cara podemos observar una remodelación de la zona del salpicadero, mientras que debajo de la pantalla hay unos controles táctiles que sirve para la climatización bizona. No son tan intuitivos como los analógicos convencionales, pero tampoco tan liosos con tener todo en la pantalla táctil, así que le daremos un aprobado. La zona de la consola central queda bastante despejada, con un hueco para dejar el teléfono móvil con carga inductiva y también dos tomas USB-C. Llama la atención que mantenga el freno de mano convencional también en esa zona.
Por primera vez vemos instrumentación digital de serie en este modelo. Hay una pantalla de 8 pulgadas por defecto, mientras que las unidades más completas de equipamiento se podrán beneficiar de una de 10,25 pulgadas. Lo cierto es que muestra una información bastante completa y se puede ajustar al gusto del usuario a través del volante multifunción. No es el más avanzado de la gama, pues hemos visto otros con los botones táctiles. Sin embargo, es bastante funcional y fácil de utilizar.
La calidad del Volkswagen T-Cross es la correspondiente a un modelo generalista. Lo cierto es que no podemos destacarla demasiado, pues la mayoría son plásticos y hay algunos de tacto dudoso. Los acabados de las puertas y de la parte baja de la consola central son espartanos, mientras que aparece bastante Piano Black en el conjunto. Se salvan la moldura plástica de efecto carbono que surca salpicadero y puertas, el volante de cuero y la tela de la tapicería en el acabado R line.
Un punto donde sigue destacando el T-Cross es en el espacio disponible, siempre teniendo en cuenta sus reducidas dimensiones. La segunda fila de asientos es generosa por espacio para las piernas y para la cabeza. Tiene un elemento diferenciador como es la banqueta con movimiento longitudinal, que se puede acercar o alejar nada menos que 14 cm para jugar con el espacio en el habitáculo o en el maletero. La única pega sería la anchura, pues la plaza central y el túnel de transmisión hacen que sea complicado viajar cinco personas.
Maletero
El maletero del Volkswagen T-Cross estaría en lo que consideramos la media del segmento. Tiene por defecto 385 litros de capacidad, que podrían llegar a ser 455 litros si pusiéramos la banqueta trasera en su posición más adelantada. Además, vemos unas formas aprovechables, iluminación en esta superficie y también ganchos para fijar la carga.
Bajo el piso hay hueco y se podría montar una rueda de repuesto de emergencia opcionalmente, aunque aquí tenemos el kit antipinchazos. En el caso de abatir los asientos traseros se desbloquea un generoso espacio de hasta 1.281 litros. Incluso se podría reclinar el del pasajero delantero para albergar objetos largos.
Motor
La gama mecánica de este modelo no ha cambiado ni un ápice a pesar de la actualización. Eso significa que sigue apostando por la combustión más convencional y que no hay ningún tipo de electrificación. Tampoco aparece el diésel, dejando todo el protagonismo a la gasolina con etiqueta C. Hay tres niveles de potencia usando dos bloques bien conocidos, pues hay que tener en cuenta que lleva la misma plataforma MQB A0 que otros modelos como el Polo. El de acceso lleva el 1.0 TSI de tres cilindroscon 95 CV de potencia y solamente opción a la caja de cambios manual de cinco velocidades.
Para los que consideren que eso no es suficiente para su día a día, hay otra opción con el bloque de tres cilindros. El 1.0 TSI de 115 CV es el que lleva nuestra unidad y puede estar ligado a una caja de cambios de seis velocidades o a la transmisión automática DSG de siete velocidades. En este caso, el tope de gama sería la opción de cuatro cilindros, con el 1.5 TSI EVO. Este bloque con desconexión de cilindros entrega 150 CV y solamente está disponible con la transmisión automática de doble embrague.
Comportamiento
Ahora llega el momento de ponernos al volante del Volkswagen T-Cross 1.0 TSI 115 CV DSG, que es el que nos ha tocado probar. La variante intermedia de la gama con cambio automático sería una opción ideal para aquellos usuarios que frecuentan entornos urbanos y que también quieren un poco más de potencia para afrontar viajes esporádicos. Mientras que los 95 CV del más básico se quedarían muy justos, los 116 CV y 200 Nm de par de éste ejemplar los encontramos más aprovechables. Es cierto que es no es el motor más refinado y que el cuatro cilindros es mejor en ese sentido, pero tampoco suena ni vibra en exceso.
Destaca su entrega a medio régimen y la capacidad de estirar las marchas, sin llegar a ser perezoso. En esta versión vemos una aceleración de 0 a 100 km/h en 10,3 segundos y una velocidad máxima de 192 km/h, que no destacan demasiado, pero tampoco están mal teniendo en cuenta el tipo de vehículo que es. Ya dijimos que lo probamos con la transmisión automática DSG de doble embrague y siete velocidades. Es ideal para los que se quieran olvidar del embrague y le sienta bastante bien al conjunto. En ocasiones nos ha parecido algo lento en el sentido de que tarda en cambiar, pero eso se puede solventar.
En este T-Cross aparecen unas pequeñas levas tras el volante para poder cambiar de forma manual y sentirnos más conectados con el vehículo, mientras que también se puede recurrir a los modos de conducción. Son los habituales Eco, Normal, Sport e Individual; y no detectamos demasiadas diferencias entre ellos. Sí que se modifica la reactividad al acelerar, lo que se apuran las marchas o la dureza de la dirección; pero aquí no hay un chasis adaptativo que marque la diferencia. Una vez dicho esto vamos a decir que el cambio automático también afecta a su consumo y así ha quedado.
Esta versión homologa 5,8 l/100km, que es un poquito más que en el caso del manual. No está mal, pero lo cierto es que en la vida real estaremos por encima. La media que hemos marcado nosotros ha sido de 6,6 litros, que ya se ajusta más a lo que vemos en otros modelos. Contribuye que este T-Cross tenga un peso de 1.296 kg, algo por debajo de la media gracias a esa ausencia de electrificación. Eso también va a contribuir en un comportamiento dinámico bastante bueno y equilibrado, sin llegar a la calidad de rodadura de otros modelos más grandes y refinados.
El Volkswagen T-Cross es un vehículo bastante agradable de conducir. El chasis tiene un equilibrio ejemplar gracias a una suspensión con eje delantero tipo McPherson y uno trasero de eje rígido con muelles helicoidales. El tarado es intermedio, sin llegar a ser duro, pero tampoco tan blando como en otros SUV de su tamaño. De hecho, podríamos decir que es de los mejores en este aspecto, pues apenas presenta balanceos en la carrocería ni tampoco comportamientos extraños. Sorprende por aplomo en vías rápidas y también por precisión en secundarias, por no hablar de la maniobrabilidad que presenta en entornos urbanos.
Opinión coches.com
El Volkswagen T-Cross es uno de esos coches que vemos mucho por las carreteras y lo entendemos perfectamente. Aunque lleva poco tiempo en el mercado siempre ha obtenido niveles de ventas interesantes y eso se debe a que tiene muchos puntos positivos y pocos negativos. Es un SUV y eso ya siempre suma, además se ha renovado recientemente y presume de niveles de tecnología bastante aparentes. A pesar de su tamaño reducido, por dentro es bastante espacioso. La gama mecánica no cambia y eso puede ser una pega, pero no lo es su comportamiento a nivel dinámico.
Aunque hablamos de un precio de partida de 23.970 euros, si optamos por un nivel más de potencia, el cambio automático y el nivel de equipamiento R line tope de gama; el precio asciende a 31.740 euros. Ya es una tarifa bastante elevada y que queda por encima de la media e incluso podría ser superior si optamos por el 1.5 TSI, que se va hasta los 33.840 euros. Aunque siempre se pueden rebajar un poco esos precios si buscamos en coches.com, donde tenemos las mejores ofertas de VN, además de una buena financiación y vehículos en la modalidad de renting.
- Espacio de su interior y el maletero
- Equipamiento de serie completo
- Buen confort en marcha
- Algunos plásticos interiores
- Gama mecánica no electrificada
- Precio final elevado
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