El vértigo es una sensación ilusoria en la que percibimos que los objetos que nos rodean (o nosotros) giran. Se suele llamar también mareo y puede acarrearnos un buen susto, sobre todo si cuando nos pasa nos encontramos al volante.
Tienes que tener en cuenta que existen dos tipos, el vértigo central y el vértigo periférico, y que son problemas con un origen diferente. El vértigo central se origina en el cerebro (en el tronco encefálico o en el cerebelo) mientras que el vértigo periférico se debe a un problema en el sistema vestibular, que se encarga de controlar el equilibrio que se encuentra en la parte del oído interno.
Nos vamos a centrar en este último. El vértigo periférico puede estar ocasionado por numerosas causas, desde un traumatismo craneoencefálico, una causa viral, migrañas hasta una insuficiencia vertebrovasilar o la enfermedad de Menière, entre otras. En cualquier caso es un síntoma (no una enfermedad) y por este motivo es una alerta de que algo no va bien. Por tanto, es indispensable acudir al médico porque determinar la causa es indispensable para poder hacer vida normal y, por supuesto, conducir sin riesgo.
En cualquier caso, es necesario prestar especial atención a nuestra seguridad cuando se padecen trastornos que afectan al equilibrio y, en especial, el vértigo. Entre otros problemas, nos pueden restar capacidad de atención, provocar déficits perceptivos y del proceso cognitivo, alterando los tiempos de reacción y la respuesta psicomotora. Y esto a la hora de conducir, como es lógico, puede traer consecuencias graves.
Consejos para la conducción
- No conducir bajo ninguna circunstancia si tiene una crisis de vértigo o el comienzo de una crisis de inestabilidad.
- Tampoco se debe conducir si estamos siguiendo un tratamiento contra el vértigo porque sus efectos secundarios incapacitan.
- Debemos consultar con el médico antes de empezar a tomar cualquier medicamento, y que nos advierta de las posibles reacciones adversas a la hora de conducir.
- Los conductores profesionales deben esperar hasta seis meses sin ningún tipo de crisis antes de volver al volante.
Fuente: Circula Seguro y Médicos por la seguridad vial