Cuando planificamos algún trayecto con nuestro GPS, casi siempre nos da la opción de calcular o bien la ruta más rápida o bien la ruta más corta. Como normal general, ninguna de las dos suele coincidir. Mientras que la primera utiliza mayoritaríamente autovías o autopistas, la segunda va casi el 100% del trayecto por nacionales y núcleos urbanos.
Aunque pueda parecer que eligiendo la segunda opción vamos a ahorrar algo de combustible por hacer menos kilómetros, esto no es así. El hecho de circular por carreteras nacionales y atravesar núcleos urbanos repercute directamente en el consumo medio de nuestro vehículo.
Estos recorridos impiden que podamos circular a velocidades medias durante largos periodos de tiempo. Tráfico congestionado, aceleraciones y reducciones de velocidad, semáforos, atascos y un largo etcétera son los motivos principales para tratar de evitar, en la medida de lo posible, estos trayectos.
Sin embargo, si elegimos la ruta más rápida, nuestras medias de velocidad podrán establecerse casi sin ningún tipo de problema (salvo atascos imprevistos, claro está) en torno a los 100 km/h, ya que al circular por autovía estamos disfrutando de un tráfico menos denso y más rodado.
¿Y qué pasa con los peajes? Actualmente, la mayoría de los navegadores tienen la opción de establecer las rutas evitando los peajes, con lo que este problema no lo es tal. Habrá que hacer algunos kilómetros por nacional para evitarlos, pero ahí si vale la pena ya que el ahorro de no pagar el peaje compensa sobradamente el exceso de consumo.
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