Mats Järlström, un ingeniero sueco, ha propuesto un cambio histórico en los semáforos. Estaba tan molesto por una multa de 260 dólares (235 euros) que su esposa, Laurie, recibió en 2013 en Oregón, Estados Unidos, después de ser interrumpida por una cámara de semáforo que, supuestamente, la capturó con la luz roja (tan solo 0,12 segundos después). Järlström prometió hacer algo al respecto, y parece que el tiempo de la luz ámbar podría aumentar.
Este espacio temporal, conocido como el intervalo de cambio hacia color ámbar, se calcula a través de una compleja ecuación que determina cuánto tiempo debe un semáforo advertir a los conductores antes de que se vuelva roja, y por tanto rebasarlo se convierta en un acto ilegal que los conductores entren en la intersección. Durante algún tiempo, los objetores de las cámaras instaladas en estas señales de tráfico han argumentado que este tiempo es demasiado corto.
Poco después de hacerse eco la incidencia, un grupo de expertos del Instituto de Ingenieros de Transporte (ITE) se reunió para discutir una apelación presentada en nombre de un grupo de ingenieros, incluido Järlström. Él mismo junto con tres de sus colegas, presentaron una serie de argumentos donde la fórmula utilizada para determinar el intervalo de cambio a ámbar, originalmente publicado en 1965, era defectuosa y no se ajustaba a los criterios de cada cruce.
En un correo electrónico a The Register, Järlström escribió: “La señal de tráfico amarilla fue concebida por primera vez en 1920 y, en los 60, [cuando] los científicos presentaron la ciencia fundamental todavía en uso. Es un momento histórico para actualizar la ciencia extendiendo la solución de 1960 para que también sea aplicable a las maniobras de giro”. Järlström ha propuesto al ITE que el tiempo de la luz ámbar se extienda de 3,2 segundos a 4,5 segundos.
Para llegar a considerar que esta cifra es la adecuada, Järlström basó la ecuación en distintos criterios: el tiempo de reacción-percepción del conductor-vehículo y margen mínimo de máxima seguridad para ejecutar una desaceleración cómoda. De cualquier modo, tal sincronización puede variar dependiendo de otras consideraciones, pero en general la adopción de la fórmula de Järlström debería dar como resultado luces amarillas un poco más largas.
Después de perder inicialmente el desafío por un tecnicismo en 2014, un juez federal en enero de este año dictaminó que las reglas de Oregón que prohíben a las personas representarse a sí mismas como ingenieros sin una licencia profesional del estado son inconstitucionales, lo que le permite continuar con su misión. Järlström fue sancionado con 500 dólares de multa (453 euros) por la Junta de Examinadores del Estado de Oregón para Ingeniería y Topografía de Tierras.
Järlström, que tiene experiencia en ingeniería pero no tenía el título o no ejercía la profesión, había presentado una opinión detallada que incluía a nuestras queridas las matemáticas sobre por qué la sincronización de los semáforos en el poblado de Beaverton era un peligro para la seguridad y necesitaba ser actualizada. Muchos estaban interesados en su estudio, incluidos ingenieros de seguridad pública con licencia.
Después de recibir una orden de mordaza burocrática y una multa, Järlström llevó a la junta a los tribunales. El Tribunal de Distrito de los Estados Unidos de Oregón se puso del lado del ingeniero retirado e ingresó un mandato permanente que le permite hablar libremente sobre sus teorías de ingeniería y llamarse a sí mismo ingeniero. La jueza magistrada Stacie F. Beckerman declaró en su sentencia del 28 de diciembre de 2018 que la junta tiene un “historial de acciones de aplicación excesivamente celosas”.
El ITE es el grupo asesor cuyos miembros representan a 90 países y que adoptaría nuevas pautas para la sincronización de la señal de tráfico. Cualquier cambio realizado se presentaría a la junta directiva del instituto para su aprobación final el próximo año. “Nuestro objetivo común es mejorar la seguridad del tráfico y la equidad a través de nuestras intersecciones señalizadas en todo el mundo”, dijo Järlström.
¿Qué ocurre en España?
No hay ninguna recomendación ni directrices concretas, pero ya “disfrutamos” desde hace años de los bautizados como semáforos foto-rojo. Sobre estos se monta una o varias cámaras que toman una imagen estática siempre que un vehículo lo sobrepase una vez la luz del semáforo se ha puesto en rojo. Desde que fuesen instalados a modo de prueba en Madrid en 2016, se ha demostrado que son un éxito sin precedentes: más de 4.000 infracciones en dos meses.
Ya sea por las prisas o por un despiste, saltarse un semáforo en rojo es una de las infracciones más habituales. El artículo 146 del Reglamento General de Circulación establece que las señales lumínicas indican prioridades de paso en un cruce de vías. En caso de no respetarlas, supone una multa y la pérdida de puntos (equivale a saltarse un stop o un ceda el paso). Concretamente una sanción económica de 200 euros y la pérdida de cuatro puntos del carnet de conducir.
Fuente: The Register