Cuando se trata de encontrar un lugar para dejar el coche aparcado en el parking de un lugar lleno de gente, las personas tienden a emplear distintas estrategias. ¿Es mejor buscar un lugar cercano a donde me vaya a bajar, o mejor pillo el primer hueco que encuentre y ando un poco? ¿Cuál es el mejor resultado? La respuesta está en las matemáticas, que también pueden emplearse para cosas prácticas, no solo para fastidiarte la vida en el instituto.
Un nuevo artículo publicado en Journal of Statistical Mechanics: Theory and Experiment afirma haber resuelto este problema. El documento, escrito por los físicos Paul Krapivsky, de la Universidad de Boston, y Sidney Redner, del Instituto Santa Fe, se llama Simple Parking Strategies (“Simples Estrategias de Estacionamiento”), y toma los tres comportamientos más comunes aparcando, llamados aquí “mansos”, “prudentes” y “optimistas”, y calcula cuál es el mejor.
El problema que motiva el estudio es que muchos de nosotros nos podemos identificar cuando estamos exhaustos, agobiados o desesperados por estar en otro lugar: el mejor espacio para aparcar es aquel que minimiza el tiempo que pasas en el parking. De modo que esa área junto a la puerta de entrada es ideal, a menos que tengas que dar diez vueltas para conseguirlo. El conductor eficiente debe decidir si ir a por el sitio más cercano, ir más lejos o conformarse con algo intermedio.
Los conductores que cogen el primer espacio libre son los “mansos”. Estos no pierden el tiempo buscando un lugar para estacionar. Los que apuestan por encontrar un espacio justo al lado de la entrada son los “optimistas”. Conducen todo el camino hasta la entrada, y luego retroceden hasta el hueco más cercano. Los conductores “prudentes” conducen más allá del primer espacio disponible, apostando por la disponibilidad de, al menos, otro espacio más adentro. Cuando encuentran el más cercano entre ambos caminos, lo cogen.
“Investigamos estrategias simples que incorporan las decisiones que uno enfrenta cuando trata de estacionar cerca de un destino popular. ¿Debería aparcarse lejos del objetivo (destino), donde encontrar un lugar es fácil, pero luego enfrentarse a una caminata larga, o debería intentar buscar un lugar deseable cerca del objetivo, donde los lugares pueden ser difíciles de encontrar?”, comentaron los investigadores.
“Estudiamos un proceso de aparcamiento idealizado en una geometría unidimensional donde el objetivo deseado se encuentra en x = 0, los automóviles ingresan al sistema desde la derecha a una velocidad λ y cada uno de ellos sale a una velocidad unitaria”, continúan. Si esta última lectura te ha mareado un poco, han tenido el detalle de publicar también un vídeo en forma de animación que resulta muy útil para describir las cosas:
Entonces, ¿qué es mejor? ¿Ser “manso”, “prudente” u “optimista”? Las matemáticas ayudaron a los físicos a resolver el dilema: después de llevar a cabo múltiples cálculos teniendo en cuenta diversos factores como la distancia a la entrada y el tiempo empleado, determinaron que la opción intermedia, es decir, aparcar a mitad de camino después de descartar los primeros sitios disponibles en el parking, es la más inteligente desde el punto de vista del ahorro de tiempo.
La segunda opción era la estrategia “optimista”, mientras que el conductor “manso” se mostró como “claramente ineficiente” debido a que deja muchos espacios vacíos y tiene que darse un largo paseo hasta la entrada. “Vivimos en una sociedad abarrotada y siempre encontramos fenómenos abarrotados en estacionamientos, patrones de tráfico, lo que sea”, dice Redner. “Si puedes mirarlo con los ojos correctos, puedes darte cuenta de algo”.
Fuente: IopScience