Puede parecer una locura o no, pero la Bollinger Motors, un fabricante norteamericano de vehículos todo terreno ha anunciado el lanzamiento para 2019 del primer vehículo todoterreno 4×4 dotado con un motor eléctrico bajo su capó.
Elaborado sobre la base de un chasis de aluminio, el diseño del vehículo es de lo más simple y sencillo y rememora el de los más clásicos modelos salidos de la factoría de Land Rover en Linares, aunque en este caso procede de Nueva York. Bollinger ha sabido encontrar sobre el chasis los espacios necesarios para servir de soporte a las baterías de iones de litio y a los dos motores eléctricos (lleva uno en cada eje) que impulsan al B1.
La suspensión es hidroneumática y dispone de sistema de autonivelado (quizás uno de los pocos lujos que se permite el B1) para facilitar el control de la distancia de los bajos del coche respecto del suelo en todo momento, dado que es preciso protegerlo al máximo posible porque es ahí mismo donde van dispuestas las baterías.
Su diseño exterior podría ser obra de cualquier alumno aventajado de una escuela de primaria, puesto que sus clásicas formas son de lo más simples y cuadradas. Quien aún recuerde los todo terreno más clásicos creerá que está viajando en el tiempo. Habrá que ver como supera los cada vez más rigurosos test de protección de peatones, aunque no parece un coche pensado especialmente para hacer uso de él en la ciudad, sino más bien para realizar trabajos en el campo, el territorio para el que ha sido pensado, como demuestra su elevada capacidad de carga (hasta 2.766 kilos), el amplio portón trasero y los espartanos acabados, tanto exteriores como en especial los interiores.
Se trata de un modelo práctico, que únicamente ofrece lo estrictamente necesario. Sin ambajes ni concesiones de ninguna clase, hasta el punto de que aquellos primeros anuncios de Dacia anunciando sus primeros Logan convertían a estos en coches de auténtico lujo al lado del B1. Basta ver la foto del interior y analizar el espacio entre los dos asientos delanteros y la “caja de herramientas” que ocupa el apoyabrazos central para entender de cuanto hablamos.
Pero todo esto no significa que no estemos ante un vehículo de nuestro tiempo. Al contrario. Dispone de conexiones Bluetooht y salidas de AUX y USB para facilitar la conexión de dispositivos móviles.
El cuadro de mandos recuerda en su diseño al de los clásicos Jeep de mediados del siglo pasado.
Relojes, tres testigos luminosos y para de contar. Escaso, como todo, pero más que suficiente. Incluso el volante grita clasicismo. Los tres radios nos hacen preguntarnos a gritos por los obligatorios airbags frontales que deberían integrarse para poder vender el vehículo en los mercados europeos. Y si tenías alguna duda sobre el estilo clásico del vehículo no dejes de fijarte en sus ventanillas laterales deslizantes y en los cierres y fijaciones de las mismas.
Pero no nos desviemos. El Bollinger es un vehículo pensado para trabajar. Para rendir en una finca, de la que habitualmente no va a salir, y desplazar a trabajadores y aperos a realizar las labores del día. Bajo ese prisma, es comprensible que sus baterías, de 60 o 100 kW/h, le otorguen una autonomía de hasta 193 ó 322 km, suficiente para desplazarse un par de días por la finca. Los tiempos de recarga son de 7 y 12 horas respectivamente a partir de una toma de corriente convencional y de 45 y 75 minutos si se enchufa a toma de carga rápida.
Lo mejor del coche son sin duda sus prestaciones. Acelera de 0 a 100 km /h en 4,5 segundos, alcanza los 204 km/h de velocidad punta. Esto se logra gracias los 365 CV de potencia y 640 Nm que proporciona la acción combinada de sus dos motores eléctricos.