Los radares de velocidad media llegaron a España, en concreto Cataluña a principios de 2008 con la idea de instalarse en aquellas zonas con mayor número de accidentes de tráfico provocados sobre todo por el exceso de velocidad.
Desde 2008 a 2010 estos aparatos están siendo instalados por diversas carreteras de Cataluña, pero la DGT ha iniciado ya su instalación en otros puntos de la geografía española, en concreto Madrid, en el túnel de Guadarrama donde desde noviembre podremos ver este novedoso sistema.
Los radares de velocidad media consisten en unos radares que miden la velocidad media a través de dos parámetros: la distancia y el tiempo que tarda el vehículo en cubrir la misma. Estos radares están desarrollados para tramos entre 8 y 12 kilómetros de distancia.
El sistema consiste en un dispositivo de cámaras digitales colocados en un punto de la carretera que incorporan un sistema de reconocimiento de matrícula (OCR) y un reloj. Cuando el coche pasa por el primer radar, éste anota la hora y, kilómetros después otro dispositivo colocado a varios kilómetros del primero vuelve a reconocer la matrícula y la hora a la que discurre dicho vehículo, por lo que se calcula rápidamente la velocidad media.
Si la velocidad media rebasa el límite marcado en la vía las imágenes se enviarán, a través de fibra óptica, al centro de gestión correspondiente, donde se revisará la información y se enviará al centro de tramitación de denuncias de León.
El país pionero en controlar la velocidad media por tramos fue Holanda, y este tipo de dispositivos también funcionan en países como Reino Unido, Austria e Italia, para hacernos una idea de su efectividad en el Reino Unido, donde funciona desde 1999 con este tipo de dispositivo cada hora son pillados 400 conductores.