La llegada de los coches eléctricos de forma masiva está trayendo cierta controversia en algunos aspectos. Ya hemos hablado de algunas barreras como el precio de estos vehículos o la escasa infraestructura en ciertos lugares. También hay que mencionar según avanza el tiempo que están apareciendo en el mercado de ocasión rodeados de dudas. Y es que hay que reconocer que todavía no sabemos el valor real de los eléctricos usados, pues hay otros factores a tener en cuenta que en los tradicionales modelos de combustión.
Si antes para poner precio a un vehículo de segunda mano se miraban los kilómetros o los años, para un eléctrico podrían ser datos no tan importantes. En estos ejemplares todo depende del estado de la batería, pues es la que dicta la autonomía, y su capacidad de mantener la carga. Es cierto que hay formas de conocer la salud de la batería, con un diagnóstico que te da el propio fabricante con un porcentaje. Sin embargo, la clave para el futuro sería una entidad independiente que certificase el estado y rendimiento de ese elemento.
Ya hay algunas empresas como Altelium, que tiene unos test para comprobar cómo está la batería y un certificado que lo acredita. Ha llegado a acuerdos con más de 7.000 concesionarios de Estados Unidos y otros 5.000 en Reino Unido para que lo empiecen a utilizar a la hora de valorar los coches. La batería representa alrededor del 40 % del valor total de un eléctrico y es el componente que más sufra a lo largo de su vida. Además, un uso incorrecto puede llevar a un desgaste prematuro.
Hay mucha oscilación después de un uso intensivo y dos coches eléctricos de 100.000 kilómetros pueden presentar hasta un 30 % de desviación en sus autonomías en función de cómo se haya usado la batería. El problema es que el dato que aportan los fabricantes podría ser «demasiado optimista», no tan cercano a la realidad para que sus coches no pierdan tanto valor. Es por eso que cobra importancia que sean empresas independientes las que lleven a cabo ese peritaje de las baterías.
Fuente: Reuters