Hemos encontrado un vídeo en el que un equipo de expertos en seguridad informática explicar exactamente todo que podría ocurrir si alguien hackea un coche. Como los vehículos modernos están equipados con todo tipo de ordenadores, y cualquier equipo puede ser hackeado… algo así no es una locura, sino que podría ocurrir.
Los dos hackers que realizan este experimento, Charlie Miller y Chris Valasek, trabajan detectando vulnerabilidades para compañías como Twitter y Microsoft. Ahora demuestran notables brechas de seguridad en dos modelos de coche: el Toyota Prius y el Ford Escape. Para probarlo, ambos compartieron una experiencia de conducción única con Andy Greenberg, un periodista de Forbes.
Sentados en el asiento trasero, los dos hackers mostraron a Greenberg un montón de cosas que podían tocar. Apretar de repente y de forma brusca los cinturones de conductor y pasajeros, cambiar la información de la cantidad de combustible que queda en el depósito, hacer sonar el claxon, incluso con el coche apagado… Y otras más peligrosas, como desabilitar la dirección asistida, frenar de repente, a cualquier velocidad… o incluso hacer que los frenos no funcionen, encender y apagar las luces, acelerar el motor y agotar la batería.
Tras varios meses de investigación apoyados por una beca del gobierno estadounidense, Valasek y Miller han elaborado un informe de cien páginas en el que explican, entre otras cosas, que fueron capaces de hacer que un Toyota Prius frenase de pronto a 128 km/h, y que también supieron cómo manipular su volante y frenar su motor. En el caso del Ford Escape, pudieron desactivar sus frenos cuando éste circulaba muy despacio. Se trata de la primera publicación detallada respecto a cómo hackear automóviles, puesto que los anteriores trabajos se han ocultado con celo o han sido directamente censurados por las automovilísticas.
Eso sí, lo consiguieron viajando con sus ordenadores dentro del vehículo y no de manera remota, como podría suceder en nuestras peores pesadillas. Un portavoz de Toyota ha declarado que la firma se encuentra muy interesada en el informe, mientras que desde Ford le han restado importancia precisamente por el hecho de que los ataques no se hayan producido de forma remota.
Sin embargo, como recuerdan Valasek y Miller, los coches ya han sido atacados de forma remota, aunque no se ha desvelado cómo. En 2011, un equipo de investigadores descubrió cómo infectar vehículos vía Bluetooth, pero guardó con celo los resultados de su trabajo, incluida la marca del coche.
Fue a raíz de esta investigación cuando el gobierno estadounidense creó un programa de investigación en ciberseguridad automovilística. Desde la Agencia Nacional para la Seguridad en Carreteras explican que no tienen constancia de ningún caso en el que la seguridad de un conductor se haya visto afectada, pero recuerdan que los mismos avances que permiten mejorar la seguridad y la eficiencia del transporte pueden exponerlo a nuevas vulnerabilidades.
Mientras tanto, conviene ver el vídeo y las caras que pone el periodista cada vez que estos dos hackers modifican el comportamiento del coche a su antojo desde sus ordenadores.
Fuente: Forbes