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Redacción

Diez consejos para comer bien antes de viajar

Conducir es una actividad que exige atención, concentración, buena vista y buenos reflejos para sortear con éxito cualquier suceso inesperado. El tipo de alimentos que se elijan para comer antes y durante el viaje por carretera influye en la conducción.

En la investigación «Hábitos de alimentación y recomendaciones nutricionales en los viajes por carretera», realizada por Fundación Repsol en colaboración con la Fundación Española de la Nutrición, más de un 54,4% de las personas encuestadas concede a la alimentación una importancia menor frente a otros aspectos como la seguridad, las averías o el estado del tráfico. Pese a ello, la mayoría (90%) coinciden en señalar que una incorrecta alimentación incrementa el riesgo de accidentes y se asocia de forma directa a la seguridad en el viaje.

Comer demasiadas grasas y azúcares en el tiempo que dura el viaje puede provocar pesadez y somnolencia, lo cual redunda en una pérdida inevitable de atención y en la capacidad de reaccionar rápida y eficazmente frente a cualquier imprevisto en la carretera. En consecuencia, aumenta el riesgo de accidente de tráfico, lo que compromete la vida propia y la de los demás. Los alimentos que se ingieran para afrontar un viaje en plenas facultades debe ser un acto consciente. Viajar por carretera no es excusa para comer mal.

Al escoger la comida cuando se prevé un viaje largo por carretera, debe primar la calidad de los alimentos frente al gusto y los caprichos. Ya habrá tiempo para satisfacer los antojos de dulce durante las vacaciones. Las claves para comer bien se resumen en preparar una alimentación rica en hidratos de carbono, pero baja en azúcares, baja en grasas, moderada en fibra y de fácil digestión.

1. El desayuno: menos dulces y más pan

El plan es emprender el viaje con el estómago lleno de hidratos de carbono complejos, que se digerirán de forma gradual para no sentir hambre a las pocas horas o de manera continua durante el viaje. Cuanta menos grasa, mejor, para que esta primera comida del día no resulte pesada. Como alimento sólido del desayuno se puede elegir entre pan integral tostado con aceite de oliva, pan con tomate y jamón, sándwich de jamón y queso o de atún, tostadas con queso fresco y mermelada, muesli, pan con tortilla francesa, cereales de desayuno sin azucarar…

2. Solidaridad con quien conduce

Los caprichos de dulces y snacks se reservarán para comerlos durante las vacaciones. El resto de viajeros que eviten tentaciones: no vale preparar una comida más sana para el conductor mientras los acompañantes picotean.

3. Calorías, las justas

No tiene sentido comer mal si se puede comer bien sin esfuerzo. En el tiempo que dura el viaje por carretera, se pueden ingerir más del 50% de las calorías necesarias para todo el día si se opta por la comida basura o comida rápida azucarada y grasienta.

4. Adiós al picoteo mientras se conduce

Se cae un trozo de bocadillo y se hace amago para cogerlo, no se acierta al meter la mano en la bolsa de patatas fritas o se busca elegir la chuchería entre unas cuantas… Estas distracciones pueden ser la causa de un accidente fatal. Si se tiene hambre, es preferible parar en un área de descanso y aprovechar el momento para comer, estirar la musculatura y respirar aire fresco.

5. Más hidratos de carbono y menos azúcares

Para hacer una comida consistente, se puede optar por bocadillos de pan integral o sándwiches. Es posible llevarse la comida de casa en táper: ensalada de pasta (sin huevo por seguridad alimentaria), de arroz o de patata. Son platos muy nutritivos, ligeros y refrescantes, justo lo que se necesita para «aflojar» el cuerpo de la tensión que supone conducir y prestar atención a la carretera.

6. Alimentos con poca grasa

Jamón serrano, fiambre de pavo, jamón york, queso semicurado o atún son elecciones más adecuadas como relleno de bocadillos, en lugar de embutidos, quesos grasos y tortillas de patata. Si apetecen frutos secos, basta con un puñado, ya que son indigestos. El mismo consejo sirve para las patatas fritas y otros snacks. Lo idóneo es escoger bolsas pequeñas y repartir un puñado para cada uno.

7. Fibra para calmar el apetito

Un par de frutas frescas, un puñado de frutas desecadas (ciruelas y uvas pasas, orejones…), un puñado de frutos secos, un bocadillo con pan integral y vegetales, una zanahoria, una barrita de muesli, yogur mezclado con muesli o cereales integrales, etc. Son algunas ideas para escoger aperitivos ricos en fibra, que alimenten bien, sacien y calmen el apetito, para no tener la sensación de estar todo el viaje «comiendo».

8.  De fácil digestión

Las tortillas de patata son un recurso habitual, pero no son la opción más acertada porque resultan pesadas. Lo mismo sucede con los embutidos o los guisos y estofados si se opta por llevar la comida de casa. Además, si las preparaciones con huevo no se conservan en frío, puede originarse una toxiinfección alimentaria. Limitar los alimentos grasos es suficiente para que la comida sea más fácil de digerir.

9. De beber: agua

No debe faltar en el coche una botella de litro y medio de agua (como mínimo) bien fresca para comenzar el trayecto. El agua será la bebida de elección para calmar la sed. Además, el calor del coche o de ambiente es la excusa perfecta para beber cada poco tiempo. No conviene abusar de otras bebidas, ni de las azucaradas ni de las excitantes como el café, el té, los refrescos con cafeína o las bebidas «energéticas» que contienen excitantes como el guaraná.

10. Alcohol: nunca. Café, poco

El límite admitido de consumo de alcohol mientras se conduce es cero. No cabe lugar a dudas. No hay excusa para tomar ni siquiera una copa de vino o una cerveza. La cerveza sin alcohol, el agua, los zumos y los refrescos light son alternativas para hidratarse y refrescarse. Además, la mezcla de bebidas excitantes que se realiza para contrarrestar la fatiga o el sueño tras horas de conducción es peligrosa.

Puede llegar a causar temblores y arritmias en dosis elevadas. Una cantidad diaria de cafeína inferior a 300 miligramos, (dos o tres tazas de café), tonifica el organismo, alivia la fatiga, retrasa el cansancio y favorece las funciones intelectuales, pero también se puede estar activo y alerta si se eligen otras bebidas, que proporcionan una sensación de energía y mantienen la mente despejada y la concentración, sin el inconveniente de la cafeína.

Fuente: Fundación Repsol

Foto:Al.com

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