Cuando quieres abrir la tapa roscada de una bote, ejerces una fuerza con tus manos para poder aflojarla, y viceversa para apretarla. Esa fuerza que aplicas es el par de torsión. Y si la aprietas mucho, pueden pasar dos cosas: o no la vuelves a abrir, o la pasarás de rosca. Es por eso por lo que hay que hay que ejercer una fuerza suficiente como para que esté hermético, pero no tanta como para no poder volver a usar el bote. Bien, para eso sirve una llave dinamométrica.
Muchas sujeciones, especialmente en el sector del automóvil, requieren un ajuste específico para que uno o varios componentes funcionen correctamente. Ahí es donde entra en juego una llave dinamométrica. ¿Cuál es la mejor? No es fácil de decir. La forma más sencilla de responder es señalar que hay muchas buenas en función de la necesidad, pero lo que es importante es que sepas lo que hace para encontrar la mejor para ti. Porque es de vital importancia que ciertas partes de un coche estén apretados al nivel Ricitos de Oro: “justo a la perfección”.
¿Y por qué es importante saber con precisión cuánta fuerza se aplica? Fácil: demasiado flojo y el perno podría salirse, causando un problema obvio. Si está demasiado apretado, el perno o la superficie a la que está enganchado puede dañarse o deformarse. Es por eso que la mayoría de los manuales del propietario tienen una especificación de cuál es la cantidad necesaria de par que hay que ejercer para apretar distintos componentes de sujeción del coche, ya sea desde el parachoques o un faro, hasta las tuercas de las ruedas o la culata del bloque motor.
Concepto básico: ¿Qué es una llave dinamométrica?
Esta pieza tan usada en el mundo del motor se utiliza para comprobar y ajustar la presión de apriete de pernos, tornillos y tuercas. Una llave dinamométrica es una herramienta de precisión que garantiza un apriete fiable y de calidad, y su empleo es imprescindible para evitar cualquier deterioro o rotura de las distintas piezas de sujeción.
La cota de fuerza se expresa en Newton-Metro (Nm), que representa el momento de una fuerza de un newton en un brazo de palanca de un metro. Según el tipo de aplicación y los materiales, se recomienda apretar al par adecuado, consultando el manual de instrucciones. Por ejemplo, para apretar piezas frágiles como pequeñas piezas de aluminio o fibra, te bastará con una llave dinamométrica de 1 a 20 Nm de par. Para componentes como culatas, ruedas o amortiguadores vendrá mejor una de 20 a 150 Nm, y para fuerzas muy elevadas más de 150 Nm.
¿Qué tipos de llaves dinamométricas existen?
Dependiendo de la actividad a realizar, los materiales a sujetar o el espacio disponible, se debe adaptar el tipo de llave dinamométrica a utilizar. Por eso existen diferentes tipos de herramientas:
Llave dinamométrica de clic: de uso fácil, práctico y rápido. Estas llaves indican el par mediante una señal audible o sensible al tacto una vez que se alcanza el valor de torsión que se requiere. Basta con ajustar el par de apriete buscado directamente en la llave antes de su uso. Las llaves de clic son útiles cuando necesitas hacer una operación rápido o cuando hay poca luz.
Llave dinamométrica digital: está destinada para aplicaciones donde el par de apriete debe ser muy preciso. Este tipo de llaves muestran directamente el valor del par permitiéndote optimizar la fuerza de apriete.
Llave dinamométrica asistida hidráulicamente: esta llave está diseñada para lograr pares de apriete muy altos que son difíciles de alcanzar manualmente. Suelen destinarse a servicios de equipo pesado como material industrial agrícola, naval o aéreo.
Algunos consejos a tener en cuenta
Una llave dinamométrica es una herramienta de apriete. Es una herramienta de apriete muy sensible y precisa que nunca debe utilizarse para aflojar pernos. Asimismo, al final de cada día, o cuando no esté en uso, la llave dinamométrica debe restablecerse al valor más bajo para aliviar la presión sobre el resorte y garantizar su correcto funcionamiento para futuras ocasiones.
Una llave dinamométrica ayuda a prevenir, pero no previene, el apriete excesivo. Cuando se alcance el par requerido, el sistema de control de la llave se “activará” y el operador escuchará un “clic” claro. Si escuchas ese “clic” sin mover la tecla al principio, significa que la aplicación ya ha sido demasiado apretada. Una buena práctica aquí es comenzar de nuevo: primero, afloja el perno, aprieta con una herramienta adecuada y termina con la llave dinamométrica para lograr el par correcto y seguro.
Tampoco te olvides del mantenimiento de la llave dinamométrica. Por ser una herramienta de alta precisión, estas llaves deben ser calibradas periódicamente y es responsabilidad del usuario que esté en perfecto estado. Los profesionales del sector recomiendan ajustar la herramienta anualmente, o cada 5.000 ciclos, en un centro de servicio oficial. Eso sin mencionar que si la herramienta se cae mal o se daña, hay que volver a recalibrarla en servicio inmediatamente.
Fuente: AutoZone, Car And Driver,