Si, como es nuestro caso, estás trabajando este agosto para poder alimentar y dar techo a los tuyos, esta casa no es para ti. De vez en cuando podrás permitirte algún capricho, como un viaje o ir con tus colegas a un circuito de karts a soltar adrenalina. Imagina ahora que te toca la lotería (o recibes una herencia de un familiar que no esperabas) y puedes cambiar de casa a lo grande. Entonces sí que deberías, amante del motor, echar un vistazo a esta casa con pista de karts
Después de adquirir la propiedad, a ningún amigo le daría pereza acercarse a visitarte. Qué más da que la mansión esté en Moneymore, al norte de Irlanda (sí, Monemore «más dinero», traducido literalmente, es el nombre del lugar, si bien procede del gaélico Muine Mór, «gran colina»).
Imagina por un momento cómo sería el día a día en ese hogar. Tanda de calentamiento antes de desayunar para comprobar el estado de la pista, entrenamientos a media mañana, carreras con los colegas por la tarde y ¡qué demonios! alguna competición nocturna de vez en cuando.
Si te aburres y quieres cambiar un poco la rutina diaria, puedes difrutar de otras actividades que se te ocurran en su finca de más de 110.000 metros cuadrados… o directamente disfrutar de la casa, que en la fría y húmeda Irlanda (sobre todo en invierno), será una opción que gane muchos enteros.
En la construcción principal dispones de cinco dormitorios, cuatro baños, una piscina cubierta, una bañera de hidromasaje, una sauna, un gimnasio, una sala de cine, helipuerto, un garaje triple, una terraza con barbacoa privada y área de picnic… Pero sí, lo que nos ha convencido más y lo convierten en una propiedad única es su circuito de karts de un kilómetro de longitud con su propia oficina de control de carrera, talleres y garaje.
Por supuesto, es cara. Son 2.250.000 libras (redondeando, tres millones de euros), pero si por tres vueltas a un circuito de karts te cobran 60 euros… después de alquilarlo para que la gente de 150.000 vueltas (50.000 tandas de tres) tendrías pagada la casa. Y con lo que cuesta una casa convencional, gástalo en mantenimiento del mismo y en publicitarlo un poco, que desde luego, no está demasiado a mano.
Fuente: Stanley Best
Vía: Uncrate
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