Charles Bombardier, el nieto de Joseph-Armand Bombardier, inventor del quitanieves y fundador de la empresa del mismo nombre, que fabrica desde motos acuáticas a trenes, tiene un gusto peculiar. Dedica buena parte de su tiempo libre a imaginar nuevos métodos de transporte. Algunos muy curiosos, como una piragua con placas solares, trineos futuristas para Papá Noel, motos submarinas… Pero el Korbiyor los supera a todos. Se trata de una idea de coche fúnebre eléctrico, alimentado por pilas de combustible.
El nombre de Korbiyor proviene de la palabra francesa para coche fúnebre, corbillard (Bombardier tiene su sede en Quebec, la parte francófona de Canadá). Lo más llamativo es que no precisa conductor. Sï, un coche fúnebre autónomo, que puede programarse para seguir una ruta concreta (claramente hacia un cementerio), seguir a la persona que le precede o ser dirigido por control remoto.
Las ruedas mecanum le aseguran poder maniobrar en espacios reducidos y, al contar con tracción en todas ellas, puede que se pongan de moda (esperemos no verlo), los entierros offroad. Pero, sin duda, lo que más grima da es ver al cadáver directamente, «gracias» a un ataúd transparente que está refrigerado por las celdas de combustible.
Para dar un aire menos macabro a los funerales (o todo lo contrario) el Kobiyor cuenta un proyector multimedia y sonido envolvente. El difunto podrá hacer su último viaje acompañado de su música favorita y proyecciones con sus mejores momentos en vida.
¿Genialidad o disparate? Tranquilo, no existen planes para que el Kobiyor llegue a producción.
Fuente: Charles Bombardier