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Christian Benjumea

El Rolls-Royce Phantom V de John Lennon

Cuenta la leyenda, que mientras el Beatle conducía su Phantom V por las calles de Londres, una señora inglesa se le acercó para gritarle «¡cerdo!, ¡cómo te atreves a hacerle eso a un Rolls-Royce!»

Por «eso», la señora se refería al psicodélico diseño que Lennon le había dado a su Phantom V adquirido en 1965. Dos años antes del lanzamiento del mítico álbum de Sgt. Pepper´s Lonely Hearts Club Band, Lennon decidió plasmar ya su nueva faceta más extravagante eliminando el negro original del Rolls-Royce y modificando el interior.

Y el resultado, como el propio Lennon, no dejaba indiferente a nadie. Con una estética que recordaba a las autocaravanas gitanas de la época, con detalles florales y pintado en amarillo, era todo un «crimen» contra el refinado y sobrio estilo británico.

Pero los cambios no se limitaron únicamente al exterior, sino que su interior también fue modificado a imagen y semejanza del genial músico. Una cama doble sustituyendo a los asientos traseros, una nevera, una televisión o un sofisticado equipo de sonido, venían a hacer las delicias del hombre de Liverpool.

Según comentarían los más allegados al cantante, el «Rolls Psicodélico» fue una declaración de Lennon contra el establishment. Siendo el Rolls-Royce el lienzo sobre el que plasmar su provocación contra las altas esferas de la sociedad.

Resulta anecdótico que Lennon ordenase la compra del coche antes de aprobar su examen de conducir. No fue hasta meses después, en febrero de 1965, con 24 años, que Lennon consiguiese su licencia. No obstante, sus dotes como conductor ponían en duda a su examinador de tráfico.

John con su hijo Julian Lennon

Relatan sus amigos, que era pésimo conduciendo, que confundía las señales de tráfico y que era incapaz de hacer bien incluso la más simple de las maniobras. Afortunadamente para el Phantom V, contó siempre con la ayuda de su chófer personal mientras él montaba fiestas en la parte trasera con amigos.

Siendo uno de los primeros coches en Reino Unido en contar con ventanas tintadas, Lennon reconoció que no se debía tanto a mantener su privacidad (era imposible pasar desapercibido) sino a estar oscuro como una discoteca. De esta manera, cuando se hacía de día, la fiesta podía continuar en el Rolls Royce que ya venía equipado con grandes dosis de Champán y Whisky.

En el documental The Beatles Anthology (1995), Paul McCartney recordaba como en varias ocasiones después de grabar en el estudio, sobre las dos o tres de la mañana, él conjuntamente con Lennon y George Harrison se divertían con un juego algo temerario.

Paul y John iban en la parte trasera del Rolls, mientras que George iba al volante de su Ferrari.
El juego estaba, en que George se escapaba a gran velocidad y el Rolls tenía que perseguirlo. Para darle más emoción al asunto, el Rolls contaba con unos altavoces externos que a través de un micrófono te permitía comunicarte con los que estuviesen fuera.
De esta manera, John le gritaba a George «¡Es rídiculo que intentes escapar!, ¡vamos a por ti!

Contaba Paul que inmediatamente la gente de alrededor salía escopeteada de sus casas y atemorizada.

De forma curiosa, el Phantom V también dejó marca en nuestro país. En concreto en Almería.

Lennon, que formaba parte del reparto de la película Cómo gané la guerra, se desplazó hasta Almería, cuyo paisaje árido sería el escenario de la misma.
Ordenando a su chófer que se trajese el Rolls Royce desde Inglaterra, este se convirtió en su refugio en un verano que le sirvió al músico para encontrar un poco de paz y para empezar a escribir la mítica canción Strawberry Fields Forever.

Lennon en el rodaje de «Cómo gané la guerra», en Almería, 1966

Aunque no se puede descartar que la inspiración le viniese también por toda la marihuana que consumió en su coche, y que transportó en una caja de caramelos.

Los locales por su parte, absortos por su presencia, se acercaban al coche mientras el Beatle les gritaba por el altavoz que no pusiesen sus manos en el coche. Algo que los más pícaros desobedecían mientras escribían «El Beatle» con el polvo y la arena que este acumulaba.

La aventura de Lennon con su Phantom V apenas duraría cuatro años, hasta 1969. Desde ese momento fue cambiando de manos hasta que finalmente fue donado en 1977 al Royal British Columbia de Canadá y por parte del multimillonario Jim Pattison.

Algo que no intuyó la señora del principio de esta historia, es que aquel estrambótico Rolls-Royce iría a convertirse en uno de los más famosos y míticos de la marca.
Y es que hoy en día, pese a no estar en venta, podría estar cotizado en unos 5 millones de dólares.

Fuente: The Rolling Stone

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