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MICROCHIP
Luis Ramos Penabad

El fin de la crisis de microchips no llegará este año

Hace unas semanas te contábamos que los fabricantes esperan ver la luz al final del túnel de la crisis de microchips en la segunda mitad de 2022. Pero los proveedores de semiconductores no ven el fin tan cercano y retrasan la fecha de recuperación.  

La semana pasada los estadounidenses (caso de General Motors y Ford) como los coreanos (léase Hyundai) indicaban que en la segunda mitad de 2022 la situación de falta de provisión se aliviaría. Eso sí, desde Volkswagen se mostraba algo más cautos: «La situación volátil nos afectará más allá de la primera mitad de este año», aseguraba Murat Aksel, jefe de adquisiciones  de Volkswagen en una entrevista con Automobilwoche.

Los fabricantes de automóviles de todo el mundo se han visto afectados por la escasez de semiconductores causada por las interrupciones en la cadena de suministro debido al COVID-19. Una vez reiniciadas, la demanda de semiconductores se ha disparado por la electrónica de consumo, pasando los fabricantes a la lista de espera… y con ellos los compradores de coches.

¿A qué se debe esa cautela de Volkswagen? Pues en parte, a lo que dicen los fabricantes de chips de automóvil. NXP e Infineon pronostican que persistirá una reducción de la oferta a pesar de los aumentos de producción. Y recordemos: los chips vitales para la electrificación y la seguridad (todos los asistentes de conducción y de gestión de energía requieren un uso masivo de semiconductores).

Ojo, algunos proveedores de chips sí señalan que el equilibrio entre oferta y demanda mejoraría en la segunda mitad de este año… para algunos tipos de microchips. No así el mercado de chips maduros, que «persistirán hasta bien entrado 2022». Y es que la estrategia China contra la COVID-19 podría cerrar fábricas. Los fabricantes se están centrando en chips más evolucionados, más caros, retrasando los menos sofisticados. No solo afecta al mundo del motor. Incluso Apple los precisa para dispositivos de visualización y administración de energía… y no dispone de ellos.

Los fabricantes también se lanzaron en su día a realizar compras masivas y acopio de chips para garantizar sus producciones, algo que ralentizó aún más la cadena de suministro. 

Aumentar la capacidad de producción

¿Y por qué no se fabrican más? No es algo tan rápido. A finales de año se sumarán un par de fábricas para intentar solucionar la escasez, pero no resolverán los problemas por completo. Y es que una fábrica de chips tarda un par de años en construirse y otro par en llegar a su máxima capacidad, según los expertos. Así que hasta 2024 o 2025 no veremos un aumento de la producción notable.

En 2021 la carestía de chips redujo la producción de coches en 7,7 millones de unidades, según la consultora AlixPartners, que se traducen en 210.000 millones de dólares de pérdidas. Los fabricantes han tenido que realizar desde cambios en software a reestructuraciones de gama…

Otra opción es liarse a fabricar chips uno mismo. De hecho, Ford ha invertido con GlobalFoundries para fabricar chips menos sofisticados en Estados Unidos ya que, según Jim Farley, CEO de la marca, «no podemos administrar la cadena de suministro para estos componentes clave como lo hemos hecho». Lo que no sirve ahora mismo de nada es reclamar daños y perjuicios a los proveedores atrasados en las entregas de chips. De hecho, Volkswagen ha cambiado su estrategia, centrada ahora en trabajar en estrecha colaboración con ellos para garantizar una mejor disponibilidad. Como hizo el pasado año Toyota, por cierto.

Fuentes: Automotive News, Reuters

  • Industria
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