En el otoño de 1966, Don McNamara de 30 años y nativo del estado de Colorado, decidió celebrar su retirada del cuerpo de Marines de los Estados Unidos con un viaje a Las Vegas. Fue la única vez que pudo visitar la ciudad del pecado y la suerte le sonrió: una máquina tragaperras le dio un premio de 5.000 dólares.
Al volver a casa de sus padres donde vivía, ya tenía en mente lo que iba a hacer con esa suma de dinero. Le preguntó a su padre, un vendedor de coches, si podía comprarle un Chevrolet Corvette nuevo con el dinero del premio. Parecía que su sueño estaba fuera de su alcance, ya que las especificaciones que él quería hacían subir el precio del coche por encima de sus recursos económicos. Sin embargo, la persistencia del padre dio sus frutos. Encontró la ansiada versión que quería su hijo en Lamar, Colorado, a tan sólo 200 km de su casa y el vendedor estaba dispuesto a vendérselo por algo menos de 5.000 dólares.
Ese Chevrolet Corvette, fabricado en mayo de 1967, fue entregado a Don el día 22 de ese mismo mes por Ray Motor Co. en Lamar. El Corvette era exactamente como él quería: montaba el motor L36 427 de 390 CV, lunas tintadas, radio AM/FM… El patriotismo americano influyó mucho en la elección de los colores, ya que pintó el coche de blanco por fuera, con el inetrior en rojo y las llantas azules.
Don conducía su Corvette nuevo a menudo cuando durante los primeros meses hasta que de repente lo quitó de la circulación. Cuando los vecinos le preguntaban por el coche, siempre respondía que ya no era suyo. Pero las malas lenguas decían que lo tenía aparcado en su garaje… y los rumores continuaron hasta que Don McNamara falleció en julio de 2011. Fue entonces cuando la verdad salió a la luz. El Corvette había estado siempre ahí, durante 45 largos años. Lo descubrió un vecino por casualidad, ya que Don lo había puesto en su testamento.
Cuentan que Don McNamara era un personaje peculiar, un amante de su país a la par que mantenía una celosa vida privada. Nunca se casó o formó una familia y nunca pagó con tarjeta de crédito porque nunca tuvo una cuenta bancaria. Había decidido poner su coche bajo una sábana después que le llegarán las tasas por renovar el seguro y solamente lo conducía por la noche, manteniendolo alejado de ojos curiosos. Cuando el cuentakilómetros llegó a los 5.000 kilómetros (apenas registra 2.996 millas en el odómetro) lo retiró de la circulación para el resto de sus días.
Cuando el Corvette fue descubierto en 2012, el vecino de la casa de al lado era la primera persona que lo veía todo ese tiempo. Estaba envuelto en una sábana decorada con los símbolos de la bandera americana y otra del cuerpo de los Marines. Su estado era impecable, como si hubiese salido de fábrica salvo por unos toques personales como por ejemplo unos emblemas de Corvette que había puesto en el filtro del aire.
Hasta su revelación, solamente lo habían visto doce personas, apenas se habían sentado dos personas en el asiento del conductor y nadie había ocupado el asiento del copiloto. Ni la lluvia ni un autolavado habían tenido la posibilidad de acariciar sus curvas. Como era de esperar, el coche inmediatamente causó sensación en la comunidad Corvette. Expertos en esta marca de coche como John Rettick han documentado con más de 4.000 fotos cada milímetro del coche puesto que sirve de modelo para los restauradores de la marca americana.
El coche de Don McNamara no es solamente uno de los mejor conservados, con menos kilómetros encima, si no que también guarda documentación única. Esto incluye agunos detalles como una pegatina original para el parabrisas, un panfleto oficial de la marca, las llaves originales y sus correspondientes duplicados, el registro civil del coche, el carnet de conducir de McNamara, su cartera personal….
Los fans de Corvette no pueden estar más contentos por este hallazgo. En la subasta que Mecum Auctions celebrará en Houston (Texas, EE.UU.) del 10 al 12 de abril, alguien podrá llevárselo a su casa.
Fuente: Mecum Auctions
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