La historia de los coches anfibios más característicos, los Amphicar, comienza con el mayor productor alemán en los años 60 el cual destaca por sus ambiciosos proyectos durante los primeros años del nuevo siglo. Fue la única marca que tuvo la valentía de lanzarse a la producción en masa y demostrar a base de infortunios que el mercado de vehículos anfibios, no está hecha para el consumo masivo. A pesar de todo, superando adversidades, se ha mantenido como una de las principales empresas productoras de este tipo de vehículo.
La revista Time estableció el Amphicar dentro de la lista de los 50 peores coches de todos los tiempos en contraposición a los muchos americanos que todavía los conducen y utilizan con orgullo. Pero ¿dónde se origina la historia del coche anfibio? ¿Cómo fueron los primeros vehículos que podían navegar y pasearse por el terreno con soltura?
Para conocer el relato de estos vehículos hay que remontarse más de 200 años atrás con el primer vehículo a vapor capaz de navegar por tierra y por agua indistintamente. Creado en 1805 por Oliver Evans, un inventor de Philadelphia en el estado de Pennsylvania, el vehículo lucía, según las imágenes del museo y biblioteca Hagley, más o menos como se puede observar en la imagen.
El señor Evans fue, como muchos otros inventores antes que él, un adelantado de su tiempo. Fabricó una barca a petición del consejo de la ciudad que quería ahondar en el río Schuylkill. Con un peso de 17 toneladas, la barca contaba con ruedas de madera que permitían transportar el barco del río al taller y viceversa.
Desafortunadamente, solo se usó una vez y tampoco se le auguraba mucho futuro al ser una maquinaria tan pesada que se movía con un motor a vapor pero sí que dejó indeleble la idea de que un vehículo podía transitar por terrenos distintos. Habría que esperar hasta finales del siglo XIX para comenzar ha hablar de vehículos terrestres autopropulsados que luego podrían adaptarse a circular en el agua.
Un poco después del vehículo de Evans, en 1849 el conocido empresario americano de la leche condensada Gail Borden, produjo un carro de vela capa de circular hasta 15 metros fuera del agua, no mucho más debido a que las velas se contraponían al esfuerzo del motor para avanzar, por lo que quedó también en el olvido.
Años más tarde en 1870 se volvería a ellos por necesidad. Las empresas madereras utilizaban el río para transportar su madera, y en ocasiones había trozos de árboles derribados que impedían el paso por lo que la solución a eso era crear un anfibio capaz de arrastrarse unos metros fuera del agua, avanzar hasta el siguiente tramos sin obstáculos. Fueron utilizados sobre todo en Canadá y el norte de Estados Unidos. Seguían siendo barcos de todas formas, no se parecían ni de lejos a lo que hoy entendemos como vehículos anfibios.
Habría que esperar al amanecer del automóvil a motor de gasolina, en la década dorada de los años 20 para comenzar a ver coches anfibios combinando la chasis del vehículo con los cascos de barcos y ruedas de gran tamaño. Uno de los primeros fue creado por Peter Prell, de Nueva Jersey, en 1931.
Llegó la Segunda Guerra Mundial y estos vehículos fueron utilizados para fines militares, usados para el transporte de tropas y suministros. En Alemania, Landwasserschlepper, comenzó la producción de sus anfibios en 1936 que se utilizaron regularmente hasta el 45. Por su parte, los ingleses crearon la «tortuga de mar» cuando en Estados Unidos no se podía llevar a cabo la producción de las embarcaciones DUKW-353 (el de la imagen más abajo).
La empresa Trippel también fue una de las beneficiadas por el conflicto bélico construyendo prototipos durante los años 30 para Adolf Hitler quien, en 1936, les otorgó una concesión significativa para su desarrollo industrial. Cuando Alemania ocupó Francia, la empresa estuvo a cargo de la fábrica de Bugatti en Molsheim, rebauizada como Trippelwerke, y fabricó más de 200 vehículos para el ejército alemán.
Para dar la vuelta al mundo
Coloquialmente conocidos como los ducks («patos» en español), los DUKWs fueron los anfibios más demandados aunque la empresa Ford también se lanzó a la producción de anfibios de guerra conocidos como los Seep, proveniennte de la modificación del GPW Jeep. Este era más pequeño, ligero y mucho menos estable que los «patos». Los Ford sirvieron al ejército indio y al australiano Ben Carlin para realizar su vuelta al mundo en 8 años.
Carlin modificó un Ford GPA que compró por 901 dólares en una subasta en Washington para adaptarlo al mar sin perder la estabilidad en tierra. Para ello, añadió un arco, un timón y una cabina más larga cargada de dos tanques de combustible extra. Lo bautizó como Half save (seguro a medias), un nombre tal vez demasiado honesto.
La idea surgió tras contraer matrimonio con una voluntaria de la Cruz Roja, Elinore Arone, y proponer hacer una luna de miel diferente. La pareja realizó 17.780 kilómetros por mar y 62.744 por tierra en un viaje circular que comenzaba y acababa en Montreal, Canadá. Fue la primera y única pareja en realizar la vuelta al mundo en un coche anfibio.Tras varios intentos fallidos empezando en 1948, al quinto empezaron el 19 de julio de 1950 completado el 13 de mayo de 1958, hubo un periodo de dos años que se quedaron viviendo y reparando el vehículo en Londres.
Durante los ocho años de viaje, la pareja sufrió varios incidentes que le costaron el divorcio en el año 1956. Conocido por su carácter irascible, Carlin se negaba a continuar su viaje acompañado. Sin embargo, la necesidad de supervivencia al necesitar una segunda persona que asistiera en el trayecto por mar, recurrió a un ayudante en la segunda mitad del viaje.
Nuevos modelos
Al igual que los nuevos avances en los vehículos tradicionales, los vehículos anfibios han aumentado su adaptabilidad y estilo, a la par que su precio. Según un estudio realizado por la revista Gizmag, los precios han subido a lo largo de su historia. Empezando desde 2.800 a 3.300 dólares entre los años 1962 y 1967. En 2011, el coche anfibio más valorado se vendió por 123.400 dólares.
Como se ha comentado antes, muchos de los vehículos anfibios actuales parten de la tecnología desarrollada durante la Segunda Guerra Mundial. Ejemplo de ello es la marca mencionada al comienzo, el Amphicar. Con el paso del tiempo, se ha demostrado lo pequeño que es el mercado de estos coches que, aún así, siguen produciéndose y reinventando.
Fuente:Mental floss y New Atlas