El 90 aniversario de Mazda es un buen momento para echar la vista atrás y recordar la historia de la marca en Europa. Oficialmente, Mazda empezó a vender coches en el Viejo Continente en 1967, aunque este hito fue la culminación de toda una década de preparación.
Antes, tres alianzas internacionales –la cooperación técnica de Mazda con la alemana NSU y con Felix Wankel para desarrollar el motor rotativo en 1961, además de la apertura de plantas de montaje en Corea del Sur en 1962 y en Sudáfrica en 1963– habían servido para demostrar que Mazda tenía mucho que ganar vendiendo fuera de Japón.
En 1965, Mazda inició una segunda cooperación técnica en Europa, esta vez con la británica Perkins Services N.V., para desarrollar motores diésel. También se hicieron los primeros contactos con posibles importadores independientes y se empezó a organizar la distribución y las ventas de futuros automóviles Mazda. Se creó una primera base logística europea en el puerto de Amberes, en Bélgica, mientras en Japón, Mazda finalizaba sus instalaciones de pruebas de Miyoshi. Un año después se terminaba la planta de montaje de turismos de Ujina, que los produciría. Toda estaba ya listo para iniciar la exportación a gran escala con destino a Europa.
En 1967, su primer año completo de presencia en Europa, Mazda vendió un total de 2.688 vehículos en tres países. Para 1972 esta cifra había aumentado hasta 50.000 unidades al año, y las ventas se repartían entre dieciocho países europeos.
Los años 70.
En 1972, Mazda envió discretamente a Masayuki Kirihara a Düsseldorf (Alemania) para establecer la primera empresa nacional de ventas del continente. Menos de un año después de su llegada, su empresa en ciernes se mudó de una pequeña oficina en Düsseldorf a una vivienda familiar de dos plantas en la cercana localidad de Hilden, unos 15 kilómetros al sur de Düsseldorf. El resto de la década se dedicó a construir una red alemana de concesionarios.
A la hora de buscar inversores para la marca Mazda, la posibilidad de conducir modelos como los Mazda 323, 626 y el deportivo RX-3 con motor rotativo fue un excelente argumento de venta. Pero no sería hasta 1979 cuando Mazda se consolidó realmente en el que era –y sigue siendo– el mercado de automoción más competitivo de Europa: Alemania. Y lo hizo coincidiendo con el lanzamiento del Mazda RX-7 y el nuevo emblema de la marca.
Los años 80.
En poco más de siete años, los empleados de Mazda habían puesto en pie en Alemania una floreciente empresa empezando desde cero, y las ventas empezaron a dispararse. El compacto deportivo Mazda 323 y el familiar Mazda 626 se hicieron muy populares en Alemania por su completo equipamiento de serie y su precio competitivo, una combinación perfecta en términos de valor. En 1980, Mazda Alemania contaba con más de 100 empleados y cambió su sede a unos edificios más espaciosos en Leverkusen-Hitdorf, en el Rin, entre Düsseldorf y Colonia. En 1981 Mazda abrió una delegación en Bruselas, para coordinar a los importadores y distribuidores de los distintos países europeos.
Durante el resto de los ochenta, Mazda utilizó como base de su expansión una política de precios asequibles, tecnologías innovadoras –por ejemplo, fue uno de los primeros en vender coches con catalizador (1984)– y el empuje de su filial alemana de ventas. En 1988 se construyó un gran almacén de repuestos en Hitdorf y Mazda Alemania estrenó un servicio de entrega en 24 horas. Aquello fue una evolución lógica, puesto que las ventas de Mazda subían como la espuma, en Alemania y en toda Europa. Las 118.000 unidades de 1981 se convirtieron en 275.000 en 1990.
Los años 90.
En los primeros años de esta tercera década en Europa, Mazda empezó a vivir sus primeros dolores de crecimiento. A pesar del histórico lanzamiento del MX-5 en 1990 y la fuerte demanda que generó, las ventas cayeron debido a la falta de nuevos modelos de gran volumen.
Sin embargo, Mazda volvió a la carga construyendo un nuevo centro europeo de I+D en Oberursel, Alemania (1990) y ganando las 24 horas de Le Mans en 1991 con un vehículo propulsado por un motor rotativo. En 1992, Mazda se trasladó a su actual sede de Leverkusen-Hitdorf. Ya eran cerca de 450 empleados, un tercio de los cuales trabajaba en el almacén y en centro de repuestos cercano al nuevo edificio.
En 1995 se estableció una segunda empresa nacional de ventas en Portugal, con la que Mazda se embarcó en una estrategia de adquisición de las operaciones de distribución en los principales mercados europeos. La mayor parte de las ventas estaban por aquel entonces fragmentadas entre empresas independientes, cada una con su propio almacén de piezas, sus campas para almacenar vehículos y su propia filosofía de negocio.
Todo aquello tenía que cambiar. En 1998, el centro europeo de repuestos se transformó en Mazda Motor Europe S.A./N.V. y la delegación de Bruselas, que había gestionado a los distribuidores independientes desde 1988, se transfirió a la sede de Leverkusen-Hitdorf en Alemania. Con ello se allanó el camino para la creación de Mazda Motor Europe GmbH, que empezó sus operaciones en ese mismo año, con ocho empleados que compartían edificio con la Sra. Altmann y sus colegas alemanes. El primer presidente y consejero delegado de la nueva organización fue el noruego Jan A. Brentebraten. Con él, el inglés empezó a sustituir gradualmente al alemán como idioma de trabajo en la sede de la empresa. También en ese mismo año se fundó Mazda Motor Logistics Europe N.V en Willebroek (Bélgica), no muy lejos de las instalaciones de Mazda en el puerto de Amberes. En los albores del nuevo milenio y con la ayuda de estas nuevas organizaciones, Mazda inició un periodo de crecimiento sin precedentes en Europa.
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