Durante el pasado año 2009, murieron en España 470 peatones, un 6,4% menos que en 2008. Aunque siempre es de agradecer el que se produzca un descenso, éste no ha sido demasiado significativo, y es necesario que se tomen medidas de forma inmediata, para disminuir la alta siniestralidad.
Aunque si nos atenemos a las cifras, España se encuentra en una zona intermedia de los países europeos en lo que se refiere a la tasa de riesgo (es decir, peatones fallecidos por cada millón de habitantes) con 11,1 muertos, en lugar de 15,5 de la media europea, la probabilidad de que un peatón muera en España es el doble que en Holanda o Suecia. Se comparan los datos con estos países, ya que se les considera referentes en materia de seguridad vial en Europa.
En España deberíamos marcarnos como un reto la reducción de la mortalidad de peatones, para pasar a encabezar la lista anteriormente mencionada.
Los resultados del análisis efectuado en España han sido los siguientes:
• Málaga y Valencia (las dos ciudades españolas analizadas), ocuparon el penúltimo y antepenúltimo lugar de la tabla.
• En Málaga, 2 pasos fueron valorados como “buenos” y 4 como “malos”; mientras que en Valencia 4 pasos fueron considerados “buenos” y 4 “malos”
• Pese a honrosas excepciones, las condiciones de mantenimiento, el aparcamiento ilegal y la mala iluminación artificial fueron aspectos definitivos para obtener dichos resultados.
• Durante los últimos tres años, además de Málaga y Valencia, se estudiaron pasos de peatones en Madrid, Barcelona y Sevilla. Llegándose a la conclusión de la necesidad de que las ciudades medianas deben mejorar en los diseños de sus pasos. Sevilla saca la mejor puntuación con el único paso considerado “muy bueno”.
Por tanto los responsables del informe se permiten recomendar a las diferentes administraciones (y por tanto, a los políticos que las dirigen), entre otras muchas premisas, que consideren los pasos de peatones como elementos clave para la planificación de la movilidad urbana; al tiempo que su buena visibilidad debería considerarse como una de las pautas más destacables (iluminación adecuada, señales reflectantes, etc.). Y no dejar de lado un mantenimiento sistemático, así como realizar inspecciones de seguridad de forma regular. Por último les recomiendan que se aseguren de garantizar la accesibilidad para todos los usuarios, especialmente para los más vulnerables (invidentes, minusválidos, etc).
Esperemos, por el bien de todos, y para variar, que tengan en cuenta estas recomendaciones.