Este año se cumple el 53 aniversario de una de las berlinas más genuinas de la historia, el Renault 16. Dos décadas antes de que la marca presnetase el Renault Espace, en 1965, la firma del rombo presentaba en el Salón de Ginebra una propuesta de coche familiar radicalmente opuesta a todo lo que hasta entonces se había conocido: un diseño con dos volúmenes y seis ventanas, con un portón para acceder al maletero. Y un interior con soluciones prácticas y versátiles que aún hoy, medio siglo después, se nos presentan como el no va más de la modularidad.
Los padres de la criatura
La época era propicia para presentar un vehículo con esas características. Era 1965 y se vivían los años del baby boom de la postguerra. El diseño del Renault 16 fue obra de Gastón Juchet. Diseñador industrial, así como un ingeniero de aerodinámica, Juchet fue requerido por Pierre Dreyfus, entonces director de la marca, para renovar el Fregate, que no acababa de cuajar en los mercados internacionales.
Se trataba del Proyecto 114 y Juchet presentó una idea de un gran coche con carrocería de tres volúmenes y tres cilindros. No convenció a Dreyfus,que pedía hacer las cosas de manera diferente para alejarse de sus rivales. «Los coches no serán cuatro asientos y un maletero. El espacio debe ser visto como un único volumen».
Una vez libre de todo corsé, Gaston Juchet se embarcó en el Proyecto 115, con Yves Georges como responsable del apartado ingenieril. Tras cuatro años, se diseñó un vehículo con arquitectura original, que combinaba innovaciones técnicas y prácticas con un diseño funcional. Al margen del proyecto, el equipo también trabajó en un coupé, finalmente deshechado al no considerarse lo suficientemente rentable.
El diseño
El resultado fue el Renault 16, un coche que Dreyfus definió como «un coche para las familias creadas por la sociedad de consumo moderna». Como se preveía, era un hatchback de dos volúmenes con seis ventanas, línea de cintura baja, un techo alto que imtegraba un carril de goteo integrado, y líneas tensas y angulosas. No era nada convencional si se comparaba con otros coches familiares de la época. Pero si por fuera era revolucionario, el interior lo era aún más.
El habitáculo del Renault 16 era excepcionalmente versátil para su época, combinando lo mejor de los hatchback y vehículos comerciales. El maletero podría organizarse en cuatro diseños diferentes, por capacidad de entre 346 y 1.200 litros de capacidad, gracias a la banqueta trasera deslizante, plegable y desmontable. Lo que algunos nos venden ahora como lo más de lo más en versatilidad es un concepto que cumple ahora 40 años.
Los asientos se diseñaron para adaptarse a todos los tipos de uso: instalación de un asiento para niños, posición de reposo, e incluso una posición que servía como cama para dos personas. Al haber sido concebido desde un inicio como vehículo con un enfoque diferente consiguió distanciarse de la competencia. Nadie tenía un producto similar.
Soluciones técnicas vanguardistas
Pero había más revolución, en la parte menos visible del coche. Para empezar, se trataba de un tracción delantera, algo poco común en este segmento en la época, y con su motor ubicado en posición central delantera (inicialmente un 1.470 cc de 55 CV), fabricado en aluminio como las cabezas de los cilindros y la caja de cambios, destacaba por su rendimiento. Los expertos del motor valoraron tanta aduacia. Presentado en el Salón de Ginebra 1965, el Renault 16 fue nombrado coche del año en 1966, por delante del Silver Shadow de Rolls-Royce, nada menos.
Pero una cosa es conquistar a los expertos y otra al público. Tras la sorpresa inicial por el estilo poco convencional, rápidamente se ganó al mercado en cuanto la gente empezó a valorar su practicidad. Se llegaron a fabricar 1.851.502 unidades durante los 15 años que estuvo a la venta. Consturido en Sandouville, una planta especialmente diseñada en Normandía, el Renault 16 fue además clave en la expansión internacional de Renault. Más de la mitad de unidades se exportaron (incluida una versión versión especial adaptada al mercado estadounidense.
La evolución
Lanzado como decíamos con un motor de 1.470 cc que rendía 55 CV, tres años después, en 1968, se daba un paso adelante con el Renault 16 TS (Tourisme Sportif), con una mecánica de 1.565 cc que desarrollaba 85 CV. Incluía nuevas características innovadoras que lueo incorporarían todos los coches, como la luneta térmica trasera que evitaba congelaciones, faros halógenos de cuarzo adicionales, limpiaparabrisas de dos velocidades o un espejo retrovisor interior con ajustes de día / noche.
En 1969, el Renault 16 se convirtió en el primer coche francés con una caja de cambios automática de fabricación francesa, para facilitar la conducción. Empezó a estar disponible sólo con el R16 TA (de Transmisión Automatique) si bien esta caja de cambios se incluyó como opción para todos los motores de la gama de 1972. Su presencia fue indicada por una insignia «Automátic» en el portón trasero. Ese mismo año, en 1969, se incluían en el equipamiento las luces de marcha atrás, los elevalunas eléctricos delanteros, un techo solar eléctrico y tapicería de cuero. Un coche familiar, sí, pero con todas las comodidades.
Desde 1973 hasta el final de su carrera, en 1980, el Renault 16 contó con un propulsor de 1.647 cc que rendía 93 CV, la versión TX, capaz de superar los 175 km/h. También incluyó cinturones de seguridad centrales, entre otras novedades de seguridad.
La despedida del R16
Para reemplazar el Renault 16, la marca llamó de nuevo a Gaston Juchet, jefe del centro de estilo de Renault desde 1965. Su sustituto fue el Renault 20, que fue el primer vehículo de la marca en ser diseñado en un ordenador, usando técnicas CAD. Fabricado en en Sandouville entre 1976 y 1984 (junto al R30 y al R16), logró vender más de 600.000 unidades.
Como ves, no llegó a tener tanta repercusión como el Renault 16 en la historia de la compañía, un coche que, como asegura la marca, «logró aunar dos corrientes de diseño automovilístico: Quienes buscaban el enfoque convencional para coches «de prestigio» con quienes buscaban coches prácticos para la familia». Renault supo entonces adelantarse a las tendencias sociales, algo que repetiría dos décadas después con el Renault Espace, pero esa ya es otra historia.
Fuente: Renault
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