“Lo que una persona posee, y no sólo lo que gana o lo que sabe, condiciona si se casará o no”.
Quien así habla es Daniel Schneider, de la Universidad de Princeton (EE.UU.), coautor de un estudio publicado en la revista American Journal of Sociology.Y los resultados son escalofriantes para todos aquellos que odian las posesiones materiales: revela que los estadounidenses sin riquezas personales en forma de coches, ahorros o activos financieros tienen menos posibilidades de casarse.
El estudio también indica que entre 1970 y 2000, la edad media del matrimonio en los Estados Unidos subió 4 años, y el número de personas que decidió permanecer soltera aumentó hasta un 10%.
¿Pero ha pasado de moda el matrimonio para todo el mundo por igual? En absoluto. Las personas con bajo nivel educativo eran aún menos propensas que el resto de la población a contraer matrimonio. Lo mismo ocurría con las personas de raza afroamericana. “Estas diferencias son preocupantes porque abundante literatura científica sugiere que el matrimonio tiene efectos beneficiosos para niños y adultos; y si las personas que ya están en clara desventaja ahora se casan menos, la brecha aumentará”, indica Schneider.
La investigación ha demostrado que, aunque tener un trabajo estable y buenos ingresos es importante, hay otros factores que también influyen a la hora de encontrar pareja. Si una persona dispone de ahorros, ha comprado un coche, o tiene acciones aumenta la probabilidad de que contraiga matrimonio.
Esto es totalmente independientemente del empleo de la persona. El estudio también indica que este factor es más evidente en hombres que en mujeres. Lo que no cuenta es que, incluso casarse en el mejor de los coches puede llegar a convertirse un tormento.
Vía: Muy Interesante