Un reciente estudio dirigido por la científica española Lourdes Vega del centro de I+D MATGAS (un consorcio de investigación entre el CSIC, la Universidad Autónoma de Barcelona y la empresa Carburos Metálicos), muestra las aplicaciones industriales menos conocidas del CO2 o dióxido de carbono, pero no por ello menos importantes.
El CO2 es un gas compuesto por moléculas de oxígeno y carbono y, aunque en muchos casos puedes pensar lo contrario, el CO2 es bueno. Lo utilizas para comer, beber, para apagar fuegos… No es malo, lo que ocurre es que hay un exceso en la atmósfera y es uno de los principales gases que provocan el cambio climático. Por ello, para tratar de borrar esa imagen negativa que tiene dentro de la sociedad, esta española acaba de recibir el premio de Innovación y Tecnología de la Sociedad Española de Física, por su trabajo para buscar usos sostenibles del CO2.
Hoy en día, el uso del CO2 es tan habitual y frecuente en nuestra vida que seguro que muchas de las cosas que consumimos y hacemos en nuestro día a día, no sabías que están hechas por este compuesto.
1. Producción de cerveza
Uno de los ingredientes que lleva la cerveza es el conocido como agua carbonatada, que no es más que agua mezclada con CO2 o dióxido de carbono. Además de en la cerveza, también podemos encontrar este elemento en otras bebidas alcohólicas, especialmente durante el proceso de fermentación.
2. Producir aspirinas
El ácido acetilsalicilico se obtiene haciendo reaccionar fenóxido sódico con CO2 a una temperatura de 125º centígrados y presiones muy altas.
3. Aturdir animales
Algunos animales como los cerdos o las gallinas, antes de ser sacrificados son expuestos al CO2. Este gas deja insensibles a los animales antes de su muerte, sin dejar ningún tipo de rastro de residuos en la carne. Esta pérdida de memoria no es inmediata y, a veces, puede provocar sensación de asfixia e irritación.
4. Fabricar combustible
Actualmente, los científicos e investigadores trabajan en sus laboratorios con reacciones y complejas fórmulas químicas que incluyen el uso del CO2 para fabricar combustible, especialmente los biocombustibles.
5. Conservar la leche
Las principales marcas lecheras inyectan C02 a la leche cruda para que al refrigerarla aguante más tiempo abierta, conservando así sus propiedades.
6. Cultivar algas como fuente de energía renovable
Las algas, como cualquier otro ser vivo, necesitan agua, nutrientes y luz para vivir. Sin embargo, una vez que se secan pueden llegar a ser una buena fuente de combustión capaz de generar energía. Actualmente ya hay varios proyectos que emplean el uso de microalgas especiales, capaces de realizar la fotosíntesis de una manera mucho más rápida con lo que su rendimiento es muy superior.
Además, hace un tiempo también te contábamos esta noticia sobre como Audi está investigando con una serie de microorganismos modificados mediante ingeniería genética, capaces de producir etanol a partir de luz solar, agua y dióxido de carbono.
7. Producir cemento
El 5% de las emisiones mundiales de CO2 se debe a la fabricación de cemento. Por eso, en la actualidad, muchos proyectos buscan crear «eco-cementos» a partir del uso del CO2. Entre ellos, un consorcio europeo coordinado por el español Grupo Essentium, que busca desarrollar nuevos cementos que incorporen CO2 en su composición en forma de carbonato precipitado por la acción de las bacterias.
8. Apagar incendios
El CO2 se emplea en los extintores de incendios debido a sus propiedades: “no es combustible, ni reacciona químicamente con otras sustancias, permite ser comprimido dentro del extintor de incendios, no conduce la electricidad y no deja ningún tipo de residuo”.
9. Conservar las ensaladas
Aunque pueda parecer extraño, lo cierto es que es así. Podemos comer más sanos gracias al CO2. Esto se consigue gracias al envasado de ciertos alimentos frescos en una atmósfera protectora. En este procedimiento los alimentos se envasan con una atmósfera modificada respecto a la terrestre para conseguir retrasar su degradación, llegando incluso a triplicarla en algunos alimentos, en comparación con el envasado tradicional al aire. “Se recomienda un mínimo de un 20% de CO2 para controlar el desarrollo de las bacterias y mohos”
10. Limpiar de insectos los alimentos
Según la física Lourdes Vega, uno de los problemas sanitarios más importantes que pueden afectan a la industria alimentaria son aquellos derivados de la presencia de insectos (principalmente polillas, escarabajos y piojos), ácaros o el uso de plaguicidas e insecticidas para acabar con ellos. Sin embargo, uno de los métodos para combatirlos es el uso del CO2, ya que este gas estimula la apertura de los orificios respiratorios de los insectos, produciendo su desecación y posterior muerte.
Antiguamente, para acabar con estas plagas lo que se hacía era usar productos químicos, hasta que fueron prohibidos en 2006 por el Protocolo de Montreal ya que dañaban muy seriamente el medio ambiente, especialmente los plaguicidas que contenían bromuro de metilo.
Fuente: MATGAS