Si te dicen que pienses en un todoterreno hay un porcentaje elevado de posibilidades de que se te venga a la cabeza el Toyota Land Cruiser. No es de extrañar, pues estamos hablando de un modelo que lleva en el mercado desde 1951. Uno de los coches actuales con más historia y que tiene como antepasado al Toyota BJ, que fue el primero de la marca capacidad todoterreno y cuatro ruedas motrices.
De eso ha pasado ya más de medio siglo y ya se han sucedido una decena de generaciones de Land Cruiser. La constancia y el buen hacer han hecho que este modelo sea considerado el 4×4 más vendido del mundo, con más de 5 millones de unidades.. Uno de los motivos es que se trata del coche más global de Toyota, que se comercializa en la actualidad en nada menos que 195 países, siendo líder de su segmento en un buen número de ellos.
Por todo esto no podíamos desaprovechar la ocasión de probar el nuevo Toyota Land Cruiser 180D, uno de los pocos ejemplares actuales que se mantienen fiel a esta filosofía. En un panorama en el que predominan los SUV, con una estética llamativa y dudosas capacidades off road, el Land Cruiser se presenta más refinado que nunca pero también con unas aptitudes todoterreno que se mantienen intactas.
Exterior
En la nueva generación del Toyota Land Cruiser no hay un cambio estético radical, sino una actualización que se adapta a los tiempos que corren. Bebe un poco del diseño SUV tan extendido e implementa unas líneas más afiladas y contundentes. En el frontal se puede apreciar el efecto de la nueva parrilla con listones verticales y unos faros delanteros más estrechos e integrados en unos apéndices cromados. También destacan las hendiduras en el capó que mejoran ligeramente la visibilidad.
Continuando por el lateral podemos apreciar como el morro está situado en una posición más alta. Se mantienen las estriberas para facilitar el acceso al interior y las útiles barras del techo. Cuenta con unos marcados pasos de rueda que son capaces de alojar llantas de hasta 19 pulgadas, como las que llevaba nuestra unidad de pruebas.
En la zaga sobresale un pequeño spoiler desde el techo y justo por debajo un enorme portón (de apertura lateral) con un listón cromado sobre la matrícula en el que pone el nombre del modelo. Los pilotos traseros LED quedan relegados a los laterales y, aunque mantienen un diseño similar, se les distingue por sus contornos en color negro. La parte inferior se ensancha y acoge unos pequeños catadriópticos.
Hay que recordar que las dimensiones en esta nueva generación de Land Cruiser se extendían ligeramente. La versión de cinco puertas mide 4,84 metros de largo (6 cm más), 1,85 metros de ancho y 1,84 metros de alto; mientras que la distancia entre ejes es de 2,79 metros. La versión de tres puertas tiene una longitud de 4,56 metros y la batalla se reduce hasta los 2,45 metros; la anchura y la altura se mantienen prácticamente igual.
Interior
Cuando pasamos al habitáculo del Toyota Land Cruiser vemos con mayor claridad la evolución. La estructura se mantiene, pero todos los mandos han sido actualizados para que mejore la usabilidad. Se nota en el volante, con un diseño más moderno, pero también en la instrumentación, que recibe unos relojes más grandes y legibles. Entre ellos hay una pantalla TFT a color de 4,2 pulgadas que nos da la información del ordenador de a bordo.
La consola central también se actualiza, manteniendo las salidas de la climatización en la parte superior y con una gran pantalla táctil de 8 pulgadas con algunos botones auxiliares para facilitar su uso. Los controles del climatizador son unos de los que se rediseñan y se simplifican. Por debajo tenemos un hueco portaobjetos tapado, aunque en ese lugar aparecerían unas ruletas y botones para controlar el sistema Multi-Terrain en el acabado Limited.
Una de las primeras cosas que llama la atención al entrar al habitáculo del Land Cruiser es su mayor refinamiento. Consigue una calidad percibida mejorada gracias al uso de materiales agradables al tacto. La tapicería de cuero, las inserciones de madera e incluso la mayoría de los plásticos presentan un acabado notable y que no queda lejos de sus rivales más premium. En general, se puede decir que se respira una atmósfera más selecta.
El espacio interior y la habitabilidad se mantienen al nivel en el mítico todoterreno. La versión de cinco puertas que probamos tiene capacidad para siete pasajeros repartidos en sus tres filas. Las plazas delanteras son muy amplias y cómodas y el acceso mejora gracias a sus asideros en el pilar A. La segunda fila presenta tres plazas bastante aprovechables con buen espacio libre para la cabeza y las piernas. También cuenta con buena versatilidad al poder desplazarse los asientos longitudinalmente. Las plazas de la tercera fila son las menos capaces, pero sacarán de un apuro cuando haya necesidad.
Maletero
Una de las peculiaridades del Toyota Land Cruiser es la apertura de su maletero. En vez de desplegarse un portón hacia arriba, cuenta con una puerta de apertura lateral. También se puede acceder a él abriendo la luneta, con lo que se consigue una accesibilidad completa. En esta versión de siete plazas cuenta con una capacidad de 480 litros con cinco asientos y de 120 litros en el caso de utilizar los siete.
En las versiones de solo cinco plazas el maletero aumenta hasta los 640 litros. En todos los casos las formas del maletero son muy aprovechables, con líneas totalmente rectas que ofrecen un espacio cúbico. La única pega que se podría sacar es que la boca de carga queda en una posición algo alta, por las propias dimensiones del coche. La rueda de repuesto en este caso no va bajo el piso del maletero, sino anclada a los bajos del vehículo.
Equipamiento
El Toyota Land Cruiser se puede escoger con cuatro niveles de equipamiento diferentes, dos enfocados a un uso profesional y los otros dos buscando un mayor confort. Arranca con el acabado GX, que cuenta con llantas de acero, diferencial central autoblocante, climatizador manual o radio CD con seis altavoces, AUX y USB. Le sigue el VX que suma elementos como las llantas de 17 pulgadas, tercera fila de asientos escamoteable (5p), control de crucero, climatizador automático, Toyota Touch 2 con pantalla táctil de 8 pulgadas o cámara de visión trasera.
Por encima está el VXL, probablemente el más equilibrado y el que tenemos entre manos, que suma bloqueo de diferencial trasero LSD Torsen, suspensión adaptativa kinética (KDSS), llantas de 19 pulgadas, faros LED, asientos calefactados, sensores de aparcamiento delanteros y traseros o las ayudas a la conducción del Toyota Safety Sense. El tope de gama es el Limited, sumando la alerta del tráfico trasero, suspensión variable adaptativa (AVS), visión de 360º, sistema Multi-Terrain, tapicería de piel o el Toyota Touch 2 & GO.
Motor
La gama mecánica del Toyota Land Cruiser en nuestro país se limita a una única versión. Recibe el nombre de 180D y se trata de un motor turbodiésel D-4D de 2.8 litros y cuatro cilindros. En otros mercados habrá otras mecánicas de mayor tamaño. Este 180D desarrolla 177 CV y 450 Nm de par (420 Nm con transmisión manual). Se puede escoger con una caja de cambios manual de seis velocidades o con la transmisión automática de seis relaciones que probamos nosotros.
En cualquiera de los casos, este modelo irá acompañado de la tracción a las cuatro ruedas e incluye una reductora, un aspecto en peligro de extinción en la actualidad. Volviendo al 180D automático, tenemos que decir que acelera de 0 a 100 km/h en 12,7 segundos y tiene una velocidad máxima de 175 km/h. El consumo combinado de esta versión es de 7,5 l/100km y sus emisiones de CO2 son 197 g/km.
Comportamiento
Llega la hora de ponernos al volante del Toyota Land Cruiser 180D y lo hacemos en una finca privada y siempre fuera de asfalto. Nos hubiera gustado probarlo por carretera para tener una percepción completa del modelo, pero lo cierto es que ya podemos sacar algunas conclusiones. Lo primero que se aprecia nada más montar es la calidad de rodadura que presenta el todoterreno. El aislamiento ha sido reforzado y no llegan apenas ruidos ni vibraciones del exterior.
Empezamos en un pequeño circuito que pretendía poner a prueba las aptitudes de este ejemplar. Tener la carrocería sobre un chasis de largueros es una cualidad que pocos automóviles actuales posee y una de las claves del Land Cruiser. Su rigidez lo convierte en prácticamente indestructible y apto para todo tipo de situaciones. Lo comprobamos en dicho circuito, por el que se desenvuelve como pez en el agua y supera con una facilidad pasmosa.
En este ambiente de cruces de puentes y fuertes desniveles, la entrega de potencia del motor 2.8 D-4D nos resulta ideal. Tenemos todo el par disponible desde las 1.600 revoluciones y eso nos ayuda a salir de los obstáculos con facilidad. Para las partes más técnicas, el cambio automático de convertidor de par y seis velocidades se nos antoja algo lento e impreciso. Si contásemos con el Multi-Terrain, su respuesta se adaptaría en función del modo de conducción.
Pero hay que decir que incluso sin dicho sistema el comportamiento es muy bueno. Apenas hay pérdidas de tracción a pesar de que la lluvia ha embarrado el terreno y de que llevemos neumáticos convencionales. Hacemos diferentes pruebas con su ruleta mágica, la que permite cambiar entre tracción trasera (H2), tracción integral (H4) y la reductora (L4). Éste último hace que podamos salir de cualquier situación y ofrece su potencial al mínimo roce del pedal derecho.
Se aprecia a la perfección cuando actúa la electrónica a la mínima pérdida de adherencia y el bloqueo del diferencial trasero Torsen comienza a mandar potencia a la rueda que cuenta con mayor agarre. Cuando tenemos una bajada pronunciada, el control de descenso (DAC) hará todo el trabajo por nosotros, que nos limitaremos a dirigir el volante. Nos quedamos con las ganas de probar el Crawl Control, que lleva esto un paso más allá y permite también que acelere a velocidad constante para salir de cualquier embrollo.
Nuestra unidad de pruebas monta la suspensión adaptativa kinética (KDSS), que permite un equilibrio óptimo gracias a su sistema hidráulico controlado electrónicamente. Por encima está la suspensión variable adaptativa (AVS), que funciona con los modos de conducción. Cuenta con unos recorridos largos que hacen que no nos preocupemos por los obstáculos y que obtengamos buenos ángulos todoterreno.
Con una distancia libre al suelo de 21,5 centímetros nuestra ruta pasa sin mayores sobresaltos. A esto hay que sumar un ángulo de ataque de 31º, un ángulo ventral de 22º y un ángulo de salida de 26º. El Toyota Land Cruiser nos permite subir pendientes de hasta 42º y una inclinación lateral de hasta 44º. También podríamos realizar vadeos de hasta 70 centímetros. Al término de la prueba no podemos aventurarnos sobre sus consumos reales, ya que solo hemos estado fuera del asfalto.
Opinión coches.com
En resumidas cuentas, podemos considerar al Toyota Land Cruiser un ‘rara avis’ en el mercado actual. Es uno de los pocos todoterrenos puros que quedan y no se avergüenza de ello, sino que presume de sus más de 65 años de experiencia. La nueva generación adopta una imagen exterior retocada, pero fiel a su filosofía. En el interior se aprecia un mayor avance después de incorporar los últimos sistemas tecnológicos y materiales de notable calidad. La habitabilidad de la versión de cinco puertas y siete plazas es muy buena.
La gama mecánica es limitada y solo deja escoger un motor turbodiésel 2.8 D-4D con 177 CV con cambio manual o automático. En cualquier caso, es una buena opción, principalmente si va a ser utilizado fuera del asfalto. La potencia llega de forma contundente y a pocas revoluciones, mientras que su tracción integral y los distintos sistemas como el diferencial Torsen o la reductora ayudan a superar cualquier situación por compleja que sea. Aunque su tarifa sea algo elevada, la relación calidad-precio está muy por encima a la de otros rivales.
- Calidad interior y equipamiento
- Habitabilidad de sus 7 plazas
- Aptitudes off road sublimes
- No haberlo probado en carretera
- Precio algo elevado
- Solamente una mecánica disponible
Galería de fotos: