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Arturo Martin

Así se mueve un Mazda RX-792P de 1992

En esa época donde Mazda fabricaba superdeportivos para Le Mans, la IMSA o el Campeonato Japonés de prototipos deportivos, el fabricante japonés también fabricaba motores de cuatro rotores. En este post vamos a ver como se mueve el Mazda RX-792P de 1992, lo que cuesta una unidad y lo tecnológico que llegó a ser en su efímera época dorada.

El Mazda RX-792P que compitió en la IMSA en el 92 fue el mejor coche desarrollado por Mazda para la competición. Pero tuvo una suerte muy desigual y experiencia efímera. Todo para un coche que tenía tanta ambición como técnica.

Motor

Como decimos la estrella del RX-792P IMSA fue su motor. El «R26B»  fue el motor de cuatro rotores más bello y destacado de Mazda, se utilizó únicamente en varios prototipos deportivos fabricados por Mazda, como el 767B, el 787B y el mentado RX-792P, en sustitución del antiguo 13J. En 1991, el Mazda 787B con motor 26B se convirtió en el primer coche japonés y el primero con un motor que no fuera de pistones alternativos en ganar las 24 Horas de Le Mans.

El motor 26B desplazaba 2.6 litros (2.616 cc) por cada juego de cuatro cámaras (contando sólo una cámara de 654 cc para cada uno de los cuatro rotores), de ahí que el «26» del nombre de serie sugiera 2.6 litros- y desarrollaba 700 CV (522 kW) a 9.000 rpm. El diseño del motor utiliza puertos de admisión periféricos, tomas de geometría variable continua y una bujía adicional (tercera) por rotor.

Llegada a la IMSA

Mazda se enfrentó a un desafío después de su victoria en las 24 Horas de Le Mans de 1991. La Federación Internacional del Automóvil (FIA) modificó las reglas del motor, forzando a la compañía a abandonar su famoso motor R26B de 4 rotores en el Campeonato Mundial de Autos Deportivos. Esta decisión significó un cambio significativo para Mazda y su motor rotativo.

Sin embargo, no todo estaba perdido para la marca japonesa. Aprovechando las reglas más flexibles de la International Motor Sports Association (IMSA) en EE.UU, Mazda encontró una oportunidad para mantener su enfoque en los motores rotativos. Aunque obligados a abandonar el escenario mundial, Mazda decidió llevar el motor R26B a tierras americanas, adaptándolo con refinamientos específicos para enfrentar las carreras y circuitos más cortos que predominaban en la región.

El resultado de la fuga y la adaptación fue la versión RX-792P, un nuevo prototipo construido para la categoría GTP del campeonato IMSA para Mazda. Un desarrollo tan brutal como efímero.

La suerte desigual del gran RX-792P

El nombre viene de utilizar la denominación RX-7, el año de la victoria y la «P» de prototipo, el chasis contó con la manufactura de Crawford Composites y en resumen, el nuevo desarrollo, generaba 690 CV de potencia manteniendo los 2,6 litros de cubicaje pero generando 608 Nm a 4.500 rpm con una caja manual de 5 velocidades. El RX firmaba un peso en vacío de 830 kg.

El primer RX-792P llegó justo a su primera cita en competición. El desarrollo se extendió más de lo necesario y el equipo decidió saltarse las 24h de Daytona para asegurar que coche y hombre llegaban frescos al Gran Premio de Miami. Como decíamos, la suerte desigual hizo que ni siquiera llegase a competir, ya que la primera unidad se incendió por el roce el escape caliente con la carrocería. Más tarde en las 12h de Sebring, paso algo parecido.

El segundo vehículo para competir estaba listo para la siguiente ronda en Atlanta, el equipo por fin contaba con dos vehículos. Por infortunios del destino, más de lo mismo: el segundo coche no compitió y el que lo hizo quedó 15º a 20 vueltas del ganador. En la ronda de Lime Rock Park ambos coches tuvieron algo más de fortuna impresionando a equipo y espectadores con un tercer y cuarto lugar.

Tras estos resultados vendrían un 6º y 9º puesto en Ohio, un 16 y abandono en Nueva Orleans y por fin, un 2º puesto a cinco vueltas del ganador en Watkins Glen. Con estos resultados el equipo llegaba motivado al mítico Laguna Seca donde firmaron un 7º puesto, posición que no se logró recuperar y el resto de la temporada tuvo la misma tónica; finalizando 6º en el campeonato de constructores.

Cancelación y paso a los museos

En diciembre de 1992 el programa RX-792P cerró sus puertas ante la imposibilidad de tener más motores para el desarrollo. El presupuesto asignado era demasiado humilde en comparación, por ejemplo, con Toyota o Nissan que manejaban entre 20 y 35 M$ por temporada frente a los 5 M$ de Mazda.

El equipo comenzó a trabajar y a considerar las primeras mejoras para la temporada de 1993, entre ellas reducir el peso unos 100 kg y una serie de ajustes para los enfriadores de aceite y radiadores. Esta era la última oportunidad del Mazda RX-792P, competir en 1993 antes de que tuvieran que desarrollar un coche de carreras nuevo ya que, los cambios en normativas y las cancelaciones de los Campeonatos del Mundo de Coches Deportivos (World Sportscar Championship) y el Campeonato de Prototypos Deportivos de Japón (All-Japan Sports Prototype Championship) que se cancelaron en 1992 limitarían las ocasiones de competir del RX-792P.

Finalmente, el desarrollo se paró en seco y el coche quedó para los museos.

Last lap: la unidad final de 1,5 M$

Una de las tres unidades nunca se llegó a construir, hasta hace unos años y ahora está a la venta. Actualmente es propiedad de un coleccionista llamado Jim Downing quien lo ha reparado, mantenido y cuidado. La unidad es un coche de carreras totalmente funcional que solo ha sido probada en ciertos circuitos. Aquí tenéis un vídeo cortesía de Mazda para que podáis escuchar el sonido del RX-792P mientras desciende la colina de Laguna Seca.

Un coche nacido en las pistas y que pertenece a las pistas, con un motor único y un sonido insuperable ahora a la venta por esos 1.500.000$.

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