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Arturo Martin

El Plymouth Prowler fue el Tino Casal de los coches

Ser un adelantado a tu tiempo no siempre es garantía de éxito. Igual que el inimitable Tino Casal irrumpió en la escena musical con su estilo vanguardista, el mundo automotriz también ha visto la llegada de vehículos que desafían las convenciones. Un ejemplo destacado es el Plymouth Prowler, un automóvil que capturó la esencia de los hot rods clásicos y que cantaba y vestía como Tino, por eso tiene un hueco importante en nuestra memoria.

Historia

El Plymouth Prowler, también conocido como Chrysler Prowler, es un fascinante episodio en la historia de los automóviles deportivos. Fabricado por Chrysler y Daimler-Chrysler en los años 1997 y de 1999 a 2002, este vehículo rompió con las normas convencionales de diseño y fabricación. Curiosamente no se fabricó ninguna unidad en 1998, lo que contribuyó a aumentar la mística que rodea a este coche.

El Prowler fue un descapotable de dos puertas y dos plazas, classic mood de los late 90´s. Una de las características de diseño más notables del Prowler son los pasarruedas delanteros, similares a los de un monoplaza y esa trasera descomunal.

Cuenta la leyenda el diseño del Prowler fue creado por una serie de personas a las que Chrysler les dio demasiada libertad creativa para crear un Hot Rod como ellos quisieran. También se dijo en su momento que a los jefes de Chrysler realmente no les importaba si ganaban dinero con este vehículo, que el Prowler iba a ser un vehículo experimental para la empresa en el que se pudieran poner a prueba métodos de ensamblaje avanzados que utilizaban unión de aluminio y compuestos, donde los componentes se unían, literalmente, con adhesivo. Un coche que ha pasado a la historia, como Tino.

Motor

Bajo su capó, el Prowler albergaba un motor EGJ V6 de 3.5 litros, inicialmente generando 214 CV. Sin embargo, el modelo del año 1999 vio una mejora significativa, elevando su potencia a 253 CV. Aunque algunos entusiastas desearían haber visto un V8 más potente, este motor proporcionó un rendimiento respetable.

Combinado con una caja de cambios automática «Autostick» de cuatro velocidades, ofrecía una experiencia de conducción emocionante y resultona a partes iguales.

El Prowler presentaba una carrocería completamente compuesta de aluminio y un peso total en vacío de 1.287 kg. Eso es cerca de 363 kg menos que muchos vehículos «similares» que vemos en las carreteras hoy en día.

Para proporcionar al automóvil esa distribución de peso 50/50 tan buscada por los creativos ingenieros, la transmisión se ubicó en la parte trasera del vehículo y se unió al motor mediante un eje de transmisión flexible de diseño innovador para los late 90 que corrían. Como Tino, que cualquier cosa que cantaba, lo cantaba de maravilla.

Diseño

El Prowler destacaba por su diseño de hot rod retro-moderno. Sus pasarruedas delanteros, reminiscentes de un monoplaza, eran un rasgo distintivo. El capó picado acababa en una parrilla descomunal que hoy rozaría todos los badenes de la ciudad, dando una presencia frontal al Prowler de algo más sacado de un videojuego que de una fábrica de Chrysler.

Los laterales algo más sobrios destacaban por unos portones laterales más centrados en al comodidad que en el diseño, ya que lo más representativo del lateral eran los pasos de rueda que daban pie a neumáticos más pequeños en la delantera y unos más «GURDOS» en la trasera. Fiel reflejo del legado hot-rod americano, para que la vista se centráse en lo que realmente importa.

En la trasera es donde vemos el auténtico músculo americano. Firmado levemente por unas ópticas discretas vemos el portón trasero del maletero que destaca en el minimalismo de esta parte. Unos escapes cromados que apuntan al cielo y de nuevo unos paragolpes con catadióptricos perfectamente engarzados en el plástico.

Daba igual por donde lo mirases, te iba a encantar. Como Tino.

Ventas

La producción del Prowler fue limitada y selectiva. A lo largo de su ciclo de vida, se fabricaron un total de 11.702 unidades. El año de mayor producción fue 1999, con 3.921 unidades. Su exclusividad y carácter no convencional contribuyeron a su atractivo único en el mercado.

En esencia, el Plymouth Prowler desafió las expectativas de la industria americana, demostrando que la experimentación y la audacia pueden dar lugar a creaciones atemporales. Aunque su motor y rendimiento podrían haber sido más potentes para algunos, su diseño y su enfoque en la experiencia de conducción abierta lo convierten en un hito en la historia de los coches.

El legado del Prowler se puede ver en el resurgimiento de los diseños retro en vehículos modernos y sigue siendo un recordatorio de que a veces, romper con lo convencional puede resultar en algo verdaderamente extraordinario.

Como Tino, que no hubo ni habrá nadie como él.

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