En pleno auge de viajes por las vacaciones de verano, llegan pequeños quebraderos de cabeza como el hecho de viajar con la mascota. Ésta, si no se dispone de las características necesarias para su transporte, puede ser una importante fuente de distracciones. Que la mascota viaje suelta puede agravar las consecuencias al golpearte tanto a ti como a los pasajeros en un posible siniestro.
Hay muchos ejemplos claros que convierten un placentero viaje en una pesadilla: un perro nervioso que no deja de ladrar, un gato inquieto que se enreda entre las piernas del conductor, etc. Además de ser una causa fatal de accidente. Las razones principales para que ocurra algo así pueden ser, que los animales no acepten el viaje o que el cúmulo de horas en un vehículo, sean un motivo de nerviosismo del propio animal.
Es en este momento cuando debemos echar la vista al Reglamento General de Circulación, donde se explican las características que debe tener el conductor del vehículo para una conducción segura: disponer de su propia libertad de movimientos, el campo necesario de visión y la atención permanente a la conducción. Por lo que, si los agentes encargados de la vigilancia del tráfico, observan ciertas limitaciones al respecto, pueden ordenar la inmovilización inmediata del vehículo.
Antes de viajar debemos tener en cuenta que las mascotas son una fuente muy importante de distracciones. Por ejemplo, la mascota no es consciente de dónde está, puede moverse de un lado al otro del vehículo e interferir en los mandos del coche. Aunque también puede ser el propio dueño quien quiera jugar y acariciar a su mascota. De este modo, se convierte en un entretenimiento constante y peligroso. Recordemos que, según la DGT, aproximadamente, el 30% de los accidentes se producen por una distracción.
A esto hay que sumarle que en caso de colisión, un perro suelto supone el mismo peligro para sus ocupantes que un pasajero sin el cinturón de seguridad. ¿No resulta alarmante? En un choque frontal la deceleración que se produce multiplica 20 veces el peso inicial. Es decir, un perro de 20 kilos puede equivaler a un objeto de 600 kilos. Ahí queda eso.
Para no sufrir ningún tipo de percance debemos ser conscientes de la necesidad de interponer entre el animal y los pasajeros una barrera fija. Un objeto con la suficiente resistencia. Aunque existe una variedad amplia de sistemas para facilitar un transporte seguro, como por ejemplo las redes, arnés de seguridad, barreras a medida o transportines.
Una vez hayamos seleccionado el sistema de seguridad más conveniente tanto para nosotros como para el animal, deberemos tener en cuenta las siguientes indicaciones:
1. Antes de iniciar un viaje, la mascota debe hacer sus necesidades.
2. Parar cada dos horas y sacarlo a dar un pequeño paseo.
3. La mascota debe permanecer en ayudas las durante las doce horas anteriores al viaje (para evitar posibles mareos).
4. En ningún caso el animal debe permanecer en el interior de un vehículoal sol. Si debe dejarlo durante un periodo corto, entonces, deje una rendija de la ventanilla abierta.
5. El animal debe permanecer con la cabeza dentro del coche, nunca asomada por la ventanilla.