El filtro de partículas puede llegar a convertirse en un verdadero quebradero de cabeza para los conductores de vehículos diésel. Pero sabiendo mejor cómo es esta pieza, su función y sus cuidados el coche diésel seguirá siendo un sinónimo de fiabilidad y bajo consumo como hasta ahora.
¿Qué es el filtro de partículas?
El filtro de partículas, conocido también como FAP o DPF (por sus siglas en francés o inglés) es un dispositivo ubicado en el tubo de escape encargado de retener, en sus paredes porosas, las partículas sólidas que generan los motores (las famosas carbonillas que dan color negro al aceite, pero las más ligeras que el gas del escape arrastran), sobre todo los diésel, para reducir el nivel de emisiones de estos coches.
Una vez que el filtro está lleno, él mismo se encarga de incinerarlas, mediante un proceso denominado regeneración. Para ello, cada cierto tiempo (de 300 a 400 km), inyecta más cantidad de carburante del habitual y así aumenta la temperatura de los gases de escape por encima de los 600 ºC, para quemar las partículas. En estas fases, el consumo de carburante sube ligeramente (un 10-15%) y el motor suena algo más grave, pero no debería perder su refinamiento habitual. Gracias a que el filtro de partículas está ahí los coches diésel modernos no echan aquellas bocanadas de humo denso negro como antes.
En este vídeo se explica perfectamente:
¿Qué coches los montan?
En la actualidad, prácticamente todos los coches diésel que cumplen las normas anticontaminación Euro 5 y Euro 6. Los vehículos que son anteriores a 2006 es muy probable que no cuenten con ella, al no estar obligados (tampoco después de entrar en vigor estas leyes).
Los coches de gasolina no los equipan en su mayoría (los hay que sí). Al menos por ahora, ya que Transport & Enviroment ha denunciado ya que los motores de gasolina turbo de inyección directa (muy en boga en todas las marcas) también generan partículas microscópicas (muy peligrosas para la salud). Algo lógico debido a que la combustión a alta presión de estos motores es muy similar a los diésel. No hay que descartar que los coches de gasolina que quieran cumplir las normas anticontaminación futuras (se espera Euro 6c para 2017) deban equipar uno.
¿Qué tipos de filtros de partículas existen?
Básicamente, existen dos tipos:
- Filtro de partículas sin aditivo: El más común. Suele estar colocados cerca del motor, normalmente tras el colector de escape y pegados al turbo. De esta forma, el corto recorrido de los gases de escape entre el motor y el filtro de partículas permite que la temperatura de los gases de escape todavía sea suficientemente alta para la combustión de las partículas. Su vida útil es la misma que la del coche.Existen también sistemas con un inyector de gasoil antes del filtro de partículas. Están más alejados del motor y al inyectarse el gasoil este se quema hasta alcanzar la temperatura necesaria para quemar las partículas en el filtro.
- Filtro de partículas con aditivo: Empleado por pocos fabricantes (como los HDi de PSA, Peugeot-Citroën, sobre todo). Aquí el filtro está más alejado del motor, de modo que para lograr la temperatura que incinera las partículas se añade un aditivo al gasoil, que se activa al entrar en contacto con las partículas dentro del filtro. Por eso hay que rellenar el depósito de aditivo cada cierto tiempo (en torno a 100.000 kilómetros de media).
¿Qué averías puede tener?
El mayor inconveniente es que el proceso de regeneración exige que no se pare el motor (dura unos 15-20 minutos). Si se interrumpe el ciclo más de tres veces será cuando lleguen las malas noticias. El filtro se obtura, no dejando que pasen los gases del escape, y se enciende una luz de avería en el cuadro de instrumentos y es posible que el motor falle.
Repararlo no es barato. Si en el taller no pueden realizar la regeneración, calcula unos 1.200 euros para arreglarlo (además, es recomendable cambiar también el catalizador). Es de lass averías más caras que puede sufrir un coche, pero tendrás que hacerla, porque sino el coche no pasará la ITV.
¿Cómo alargar la vida del filtro de partículas?
Los ingenieros de Total España nos ofrecen cinco modos de evitar tener que pasar por el taller y que el filtro de partículas dure al menos como la vida útil del vehículo.
- Evita apagar el motor mientras se realiza la regeneración: En algunos modelos es muy fácil detectarlo, ya que cuentan con un testigo que indica que está en ese proceso. En caso de que no sea así, lo mejor es prestar atención y ver si el motor es más ronca y/o aumenta el consumo de combustible instantáneo.
- Presta especial atención al lubricante: Los modelos con filtro de partículas suelen emplear un aceite Low Saps, (bajo en cenizas, fósforo y azufre), preparado para soportar la “suciedad” que produce en el aceite cuando se inyecta más carburante del necesario durante la regeneración. Este aceite cuesta algo más que uno normal pero no lo dudes, merece la pena.
- Respeta su mantenimiento: Sigue el plan de mantenimiento que indique tu fabricante en el manual del vehículo.
- Evita los trayectos cortos: El motor no alcanza la temperatura ideal de funcionamiento si se recorren pocos km… y el filtro tampoco. Como el filtro necesita llegar a una temperatura mayor de 600 grados para funcionar, evidentemente en los cortos recorridos el filtro de partículas está frío, por lo que no puede funcionar adecuadamente. Es por eso que los coches diésel que emplean este sistema suelen perder parte de su tradicional fiabilidad cuando se utilizan solamente en ciudad, a bajas revoluciones o a menos de 60 km/h. Recuerda que cada cierto tiempo el motor tendrá que realizar un ciclo de regeneración.
- Sal de vez en cuando a carretera. Cuando se circula solamente por ciudad el filtro acumula muchas partículas sólidas y, como el escape trabaja a poca temperatura, el motor debe realizar regeneraciones activas cada poco tiempo. Por eso se recomienda circular por autovía al menos 30 minutos cada 1.000 km, a unas 2.500 rpm. De este modo te aseguras que el motor realice la regeneración. En caso de que no sea posible, circular a 3.000 rpm durante 15 minutos puede ser suficiente. Si detectas una ligera pérdida de potencia en el motor sal a la carretera, posiblemente es porque el filtro de partículas está ligeramente obturado.
Hay también otros atajos, que evidentemente nosotros y los ingenieros de TOTAL no recomendamos. El primero, la reprogramación electrónica de la centralita del motor para que la regeneración del filtro se adapte mejor a las costumbres de conducción del usuario. No siempre es eficaz y podrías perder la garantía. Y si no se hace bien podría afectar al funcionamiento óptimo del motor. Otra medida bastante popular es anular el filtro de partículas. No cabe duda de que es eficaz, pues el coche deja de dar problemas y funcionará igual… pero se pierde la garantía y estarías contaminando mucho más, con lo que tendrías problemas cada vez que quisieras pasar la ITV.
Fuente: Totalblog