Giotto Bizzarrini fue un ingeniero y piloto de pruebas del que muchos, salvo los más acérrimos aficionados a la historia del automovilismo, nunca han oído hablar. De hecho, él mismo prefirió siempre permanecer en el cómodo anonimato. Una de sus más memorables frases era «No soy un diseñador de coches, soy un trabajador». La mejor prueba de ello fue que no paró un momento de trabajar desde que se graduó en la Universidad de Pisa en 1953.
Bizzarrini es en la actualidad profesor de la Universidad de Roma y trabaja desarrollando, diseñando y construyendo coches deportivos junto a otros profesores y estudiantes. Casi con total seguridad (ojalá nos equivoquemos), ninguno alcanzará el nivel de su gran obra maestra, un coche que, curiosamente, no lleva su nombre, el Ferrari 250 GTO.
El de Livorno trabajó como nadie en este coche, el mejor deportivo de los años 50. En la parte de diseño, de ingeniería y de prueba del resultado final. La década siguiente abandonaría la Scudería, en 1961, en la «Gran Salida» y fundó Automobili Turismo e Deporte (comúnmente conocido como ATS) para fabricar coches de carreras y coches de calle. Poco después fundaba su propia compañía, Società Autostar, cuyo nombre el nombre simplemente «Bizzarrini».
[vc_row][vc_column width=»1/2″][/vc_column][vc_column width=»1/2″][/vc_column][/vc_row]
De los vehículos a luz a su propio nombre, el más famoso es el coche que ves aquí el Bizzarrini GT Strada 5300. El diseño se tomaba como base su trabajo anterior en con el Iso Grifo, hasta la estructura monocasco era casi idéntica (en realidad, podíamos definirlo como un Grifo con 2+2 plazas, si bien entrar al coche, con esos 109 cm de altura, era labor compleja).
Gioto optó por utilizar el potente y fiable bloque «pequeño» V8 del Chevrolet Corvetta, que tenía 5.358 cc de cilindrada y podía enviar más de 365 CV de potencia a las ruedas traseras mediante una caja de cambios BorgWarner T-10 de 4 velocidades. Tenía una suspensión delantera independiente con brazos oscilantes, muelles helicoidales, amortiguadores telescópicos y una barra estabilizadora, mientras que el eje trasero tenía una suspensión de eje de Dion (con la transmisión fijada al chasis). No faltaba un diferencial de deslizamiento limitado y frenos de disco en las cuatro ruedas.
El Bizzarrini GT Strada 5300 se fabricó de 1965 hasta 1968, tiempo en el que se fabricaron unas 133 unidades, incluyendo un spyder. Muchos fueron modificados para competir codo con codo con los Ferrari de la época… y a menudo acababa por delante de ellos cuando caía la bandera a cuadros.
Este Bizzarrini GT Strada, número de chasis 0248, se tituló por primera vez en Italia en 1966, aunque su propietario original no se conoce. Se cree que es una de las primeras unidades, con una carrocería de aleación. Se cree que el coche compitió por toda Italia en los 60 y 70 y, tras pasar por varias manos, acabó en la Colección Fendt en 2007. Totalmente restaurado entre 2008 y 2019, con ligeras modificaciones mecánicas… pero se mantuvo el color negro, con llantas doradas, tal como aparece en las fotografías históricas.
Se puso a la venta en septiembre de 2015 y esperaban alcanzar entre 550.000 y 775.000 euros en la subasta… pero finalmente no cambió de manos. Así que habrá que esperar a otra ocasión para hacerse con este hermoso coche, creado por el mismo hombre que parió al legendario Ferrari 250 GTO, con una imagen igual de agresiva y un rendimiento
y como tal, tiene apariencia igualmente agresivos y el rendimiento de la raza criados de uno de los coches deportivos más exitosos y muy apreciado de todos los años 1960.
Fuente: RM Sotheby’s
Galería de fotos: Tom Wood, cortesía de RM Sotheby’s