Hay modelos que deberían pasar a la historia por su motor, otros por su aceptación ante el público y claro está, también gracias a sus diseños o líneas de impacto. Este es el caso del modelo que hoy vamos a presentaros. Se trata del BMW 501. Un modelo de figura perfecta que conquistó en su época miles de corazones.
Pero antes de mencionar sus características es importante que retomemos un poco la historia de su nacimiento. Al fin y al cabo, los datos relevantes sin un contexto no tienen toda la fuerza necesaria. Hablamos de la época de la II Guerra Mundial. A pesar de que en 1928 BMW había crecido gracias a la compra de Dixi, tras la guerra nada de lo cosechado tenía valor. Por lo que había que comenzar de cero.
Al inspeccionar el mercado automovilístico percibieron que el mercado de coches baratos estaba más que cubierto. Por lo tanto, no había forma de adentrarse en él de modo sorpresivo. La decisión final fue clara. El objetivo, competir contra Mercedes. El segmento, los modelos sedán. De ahí nació el 501, en 1952.
Quizá, antes de lanzar al mercado un modelo como este, debieron realizar un mejor estudio de su competidor directo. Pero no lo hicieron. Y es que Mercedes con algunos modelos de calidad de sectores diferentes y con mejores características obtuvo mejores resultados que BMW con su último modelo. Y diréis, claro, si tenían mayor calidad, era lo lógico. Pero es que no era sólo eso, además el precio era inferior al 501. Por lo que BMW no supo enfrentarse en dicho sector de la forma más convincente posible.
El BMW 501 siempre será recordado por su apodo, el Ángel Barroco. El motivo, sus curvas. Fue un coche que generó admiración, cariño y respeto. No sólo por dichas curvas sino también por su equipamiento interior y por las novedades técnicas de las que disponía. Entre ellas destaca el chasis de protección total. Esta novedad auguraba una mayor seguridad para todos los ocupantes.
En este sentido, hay que destacar que el motor que calzaba venía de un modelo anterior, el 326. Tras la guerra se modificó la culata y se aumentó la potencia, alcanzando los 72 CV. En total BMW produjo 8.900 unidades.
Es cierto que el 501 fue incapaz de superar a Mercedes, pero estamos ante un clásico de los años 50 que no debemos olvidar. Porque sus líneas consiguen encantar con un único vistazo. Porque, ¿quién no surcaría las carreteras con un 501? Sería una experiencia inolvidable. Seguro.