Los años 70 dan mucho de qué hablar. Fue una época definida por los pantalones de campana, la música disco, los movimientos revolucionarios y una locura por los vehículos pequeños que podían ir a cualquier lugar, ya fuese por caminos empedrados y embarrados o por asfalto. Y, a veces, incluso por agua, como bien nos enseña el Busse All-Terrain Wagon con el tren motriz de Volkswagen, un vehículo anfibio todo terreno (ATV).
El primer vehículo todoterreno de este tipo fue ideado en 1959 por un inventor canadiense, utilizando dos motores de motosierra como unidades de potencia. Para conquistar todo tipo de terrenos, el ATV usó seis ruedas con neumáticos de tipo globo de baja presión que proporcionaban tanto flotación como tracción. Aunque no era muy rentable, el diseño resultó bastante popular y provocó décadas de innovación y entusiasmo en este tipo de vehículo recreativos. ¿A quién no le gusta irse al lago o a la playa a darse un paseo en bote?
Durante los 60 y comienzos de los 70, constructores e inventores de todo el país comenzaron a hacer lo mismo y a fabricar sus propios vehículos todoterreno 6×6. Algunas marcas de Estados Unidos dieron pie a la creación de su primer circuito ATV conocido como “Pine Lake Raceway”, mientras que dichas máquinas crecieron en popularidad, tanto para hacer carreras como para uso recreativo. En agosto de 1970, una revista contaba con más de 60 modelos a la venta o en desarrollo, incluido uno con una conexión Volkswagen única.
El Busse All-Terrain Wagon, un ATV 6×6 de aluminio diseñado por Busse SJI Corp., se distingue de otros ATV de la época por varios aspectos. Donde muchos empleaban pequeñas mecánicas de dos tiempos, el Busse estaba propulsado por el “potente” motor tetracilíndrico refrigerado por aire del Beetle, una unidad de 1.6 litros y 55 CV. La caja de cambios semiautomática de tres velocidades y el convertidor de par de Volkswagen también fueron responsables de poner todo ese torrente de potencia sobre el firme suelo.
Según los estándares de los ATV, el Busse era un tanque entre los juguetes, con un cuerpo de aluminio en lugar de la típica fibra de vidrio, y una capacidad de carga útil de 680 kilos. Con 3,2 metros de largo, 2 m de ancho y 770 kg de masa, el Busse venía equipado con frenos de disco hidráulicos y neumáticos de 26×12 pulgadas. Las velocidades máximas eran de 45 km/h sobre tierra y de 16 km/h en agua, con la capacidad para subir pendientes de hasta 45 grados. Si era necesario, los propietarios también podían optar por esquís.
Con toda su capacidad, el Busse cotizaba a un precio de 4.875 dólares de ese entonces, (unos 22.000 euros actuales), que era mucho más que otros vehículos recreativos equivalentes. Construido en Randolph, Wisconsin, el Busse se adquirió en el extranjero como un posible vehículo militar, pero un contrato nunca se materializó y su coste hizo que su existencia fuera breve con una producción mínima. Hoy en día, solo existen unos pocos ATW Busse con motor Volkswagen conocidos que aún existen, aunque su espíritu sigue vivo en los ATV de seis ruedas y modelos side-by-side para aquellos que todavía se aventuran a ir a cualquier parte.
Fuente: Volkswagen